La paciencia del Partido Demócrata se agotó poco antes del Supermartes. En vista de que la división del voto moderado en torno a candidatos como Joe Biden, Pete Buttigieg y Amy Klobuchar estaba beneficiando al candidato más izquierdista, el senador Bernie Sanders, el aparato ha maniobrado para concentrar al electorado más centrista alrededor del exvicepresidente Biden, que desde el principio fue el candidato oficioso y favorito de la organización, y que cuenta con un indiscutible tirón entre las bases afroamericanas, claves para vencer a Trump.
Ahora, gracias a una clara victoria en el Supermartes, tras deshacerse de Buttigieg y Klobuchar, y después de que el millonario Michael Bloomberg haya decidido también apearse de la carrera tras su desastroso resultado, el camino del que fuera número dos de Obama parece expedito y más transitable.
Cabe recordar que hace sólo unas semanas muchos daban por amortizado tras un discreto resultado en Iowa y en New Hampshire. Sin embargo, las buenas perspectivas del senador autodenominado socialista Bernie Sanders para la gran cita de esta semana desataron los movimientos internos demócratas para reforzar la candidatura de Biden.
El voto de centro
Estas maniobras, que han terminado con las campañas de Buttigieg y Klobuchar, llegan después de meses de advertencias por parte de líderes demócratas como la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien ha abogado hasta la saciedad por evitar la división del voto moderado y huir de mensajes más radicales. No en vano, en el partido muchos temen que un candidato de izquierdas como Sanders -el otro gran favorito-, sea incapaz de movilizar el voto de centro para vencer a Trump en las urnas.
Este sector que recela de Sanders considera que pondría en bandeja la reelección al presidente, ya que le regalaría el argumento del miedo. Básicamente, permitiría a Trump alertar de la llegada de un supuesto radical de extrema izquierda a la Casa Blanca para alejar el voto moderado.
Por el contrario, una figura centrista como Biden, con gran tirón en el electorado afroamericano -grupo que le falló en 2016 a Hillary Clinton-, le pondría las cosas difíciles al magnate.
De hecho, este Supermartes Biden arrasó en estados del sur como Virginia, Carolina del Norte, Tennessee y Alabama, en gran parte gracias al respaldo del votante negro, según informa NPR.
En Alabama y Virginia cosechó el apoyo de aproximadamente siete de cada diez votantes afroamericanos. Y en Tennessee y Carolina del Norte convenció a más de la mitad de los electores negros.
También superó a Sanders en este colectivo en Texas, donde los afroamericanos representan aproximadamente una quinta parte del electorado primario demócrata. Según las encuestas, Biden tuvo el 60% de los votantes negros y Sanders, el 17%.
Missouri y Mississippi, con una importante presencia de este colectivo, serán las próximas citas en las que se medirá la movilización del electorado afroamericano en favor de Biden o Sanders.
No obstante, no todos creen que un candidato socialista perjudicaría a los demócratas. En este grupo, advierten de que las promesas populistas de Sanders a los estadounidenses de clase trabajadora -sanidad y educación gratis para todos- podrían encontrar buena acogida entre las bases de Trump.
“Es un gran error para los partidarios de Trump suponer que si Bernie Sanders obtiene la nominación, no hay ninguna posibilidad de que pueda ganar”, dijo Matt Schlapp, un aliado del presidente y jefe de la Unión Conservadora Estadounidense, según recoge Vanity Fair.
En cualquier caso, Sanders lo tendrá ahora más difícil. Las deserciones de los rivales moderados de Biden dejan para el exvicepresidente todo el voto de centro, mientras que el electorado más progresista sigue aún dividido entre él y la senadora Elizabeth Warren, que por el momento sigue con su campaña.
Warren decide el futuro
Desde antes de que arrancaran estas primarias, Biden ha sonado como candidato oficioso y favorito del Partido Demócrata, a pesar de que muchos venían esta apuesta como desfasada en la situación actual que atraviesa Estados Unidos. Además, el hecho de que a Biden se le atragantaran las primeras citas con las urnas pusieron en duda sus posibilidades reales.
Pero eso ya es pasado. El resultado del Supermartes ha supuesto la resurrección de Biden, tal y como la definen los medios norteamericanos, con una victoria en nueve de los 14 estados en liza. Sin embargo, las opciones de su rival Sanders no se han desvanecido. No sólo porque matemáticamente la remontada es posible, sino porque en algunos de los territorios donde el exvicepresidente se impuso, la suma con Warren podría haber cambiado el reparto de delegados.
Y es ahí donde se juega realmente el partido, en el paso que Elizabeth Warren puede tomar. Después de que el millonario Michael Bloomberg haya tirado la toalla y respaldado a Biden este miércoles, todas las miradas están puestas en esta senadora por Massachussets, cuyos votantes se corresponden al perfil progresista de Sanders.
Warren, con matices, apoya las grandes apuestas del senador socialista, como el acceso a seguros médicos para todos los estadounidenses, o la gratuidad de la educación universitaria y la cancelación de las deudas estudiantiles.
El caso de Massachusetts
En el Supermartes, además, no le fue nada bien. Aunque consiguió unos 40 delegados, no logró situarse por delante de Biden y Sanders en ninguno de los estados, ni siquiera en el suyo. De hecho, lo ocurrido en Massachusetts es llamativo. Allí quedó tercera con un 21% de los votos, por detrás de Joe Biden (33,7%) y de Bernie Sanders (26,6%). Al final, se impuso el exvicepresidente a pesar del electorado optó mayoritariamente por opciones más progresistas.
Y pese a que Warren está ya muy por detrás que sus competidores, a cientos de delegados de distancia, el martes por la noche planeaba volver a Michigan y protagonizar actos en Arizona e Idaho, que celebran sus primarias en marzo.
Pero las cosas podrían cambiar pronto. Medios como The Hill informan de que se está tomando un día para evaluar si continúa o tira la toalla y se suma a Sanders. De momento, lo único que ha trascendido desde su equipo de campaña es que no tiene eventos públicos programados y que se reunirá con su personal para evaluar las opciones. “Está hablando con su equipo para evaluar el camino a seguir”, dijo un asistente.
La senadora, conocida por sus postulados progresistas y su férrea oposición a Trump -quien se refiere a ella como Pocahontas por haber asegurado que contaba con raíces nativoamericanas-, es consciente de que su candidatura puede dañar los principios por los que lucha. Pero rendirse no es fácil, especialmente cuando hace unas semanas encabezaba las encuestas de la NPR/PBS. Ahora está en su mano frenar o cooperar en la victoria de Biden, que representa el establishment que ella dice combatir.