El ambiente preelectoral en Venezuela de la A a la Z
Gobierno y oposición tienen estrategias tan dispares como sorprendentes a menos de tres meses de las elecciones legislativas.
19 septiembre, 2020 02:02Noticias relacionadas
La proximidad de las elecciones legislativas en Venezuela ha dado lugar a estrategias y hechos tan dispares como sorprendentes, tanto por parte del Gobierno, que busca que el partido oficialista recupere el Parlamento tras perderlo en 2015, como de la oposición que, teniéndolo en su haber, rechaza participar en los comicios dejando escapar la única institución a su cargo.
A continuación, este es el ambiente político de cara a los comicios del 6 de diciembre, de la A a la Z.
A, de Abstención: si cualquier elección en Venezuela registra un elevado porcentaje de abstención, se prevé que en las próximas legislativas habrá récord, al quedar los votantes opositores sin opción de elegir a sus líderes.
B, de Bonos: el Gobierno venezolano tiene acostumbrados a los ciudadanos a recibir bonos en forma de productos básicos o subvenciones, aunque no siempre llegan, pero en los últimos meses se han incrementado de manera proporcional a la cercanía de los comicios.
C, de Consulta: la oposición liderada por Juan Guaidó pretende realizar una consulta popular -de momento, sin fecha ni fórmula- que busca, entre otros asuntos, respaldo para rechazar las elecciones al Parlamento.
D, de División: mientras Guaidó proclama la "unidad" en el seno de la oposición, otras voces antichavistas lo confrontan creando un cisma entre sus seguidores y los del dos veces candidato a la Presidencia, Henrique Capriles, cuya ruta es totalmente opuesta.
E, de EEUU: el papel que juega el Gobierno de EEUU en Venezuela con duras sanciones al Gobierno es crucial en el discurso de campaña de Nicolás Maduro, quien descarga sobre Donald Trump toda la culpa de los males de Venezuela, sin reconocer ningún fallo en su gestión.
F, de Fraude: es la palabra más repetida en el seno de la oposición liderada por Guaidó para referirse a las elecciones legislativas, a las que no se postulará por considerarlas fraudulentas.
G, de Gasolina: con o sin elecciones, la escasez de gasolina es uno de los problemas que más castiga al país, al verse limitado tanto en el transporte de particulares, como de mercancías para el abastecimiento o de instituciones. Ahora, sirve como arma arrojadiza de campaña.
H, de Hospitales: otra de las grandes diferencias entre Gobierno y oposición es la Sanidad Pública, así que coincidiendo la pandemia con la campaña electoral, se usan los hospitales como razón de disputa: para el oficialismo, están completamente equipados y abastecidos, mientras los opositores denuncian, incluso, la falta de agua.
I, de Indultos: la palabra mágica que revolucionó al país hace dos semanas, cuando Maduro decidió otorgar medidas de gracia a 110 personas, entre ellas 50 presos que fueron liberados y otros 60 ciudadanos que recibieron sobreseimiento de causas o levantamiento de castigos. Para la oposición, se trata de un elemento propagandístico.
J, de Justicia: los reclamos de justicia por parte de la oposición y la comunidad internacional se convirtieron en una consigna después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), formado por magistrados cercanos al chavismo, interviniera las juntas directivas de los tres partidos opositores más fuertes. En el caso de Primero Justicia, fue levantada la inhabilitación casi dos meses después.
K, de Kim Jong-Un: el líder asiático y fiel amigo del Gobierno de Venezuela apoya incondicionalmente a Maduro desde Corea del Norte, país que, junto a China e Irán, es defensor a ultranza del mandatario suramericano, cuya gestión alaba cada vez que tiene oportunidad, y también de la convocatoria a elecciones.
L, de Liderazgo: hace algo más de un año y medio, unos 50 países apoyaron a Guaidó y lo reconocieron como mandatario. Hoy, cuando se desconoce si dichas naciones continúan confiando en el presidente del Parlamento, los venezolanos hacen pública su decepción y debaten sobre el liderazgo real del legislador y su gestión como opositor.
M, de Medios (de comunicación): los periodistas independientes, no alineados al Gobierno ni a la oposición, son el blanco de críticas sin argumentos, tanto de un lado como de otro, si lo que se publica, aun estando documentado y con fuentes sólidas, no concuerda con sus intereses electorales. Las detenciones y señalamientos están a la orden del día.
N, de Negociación: Gobierno y oposición intentaron, en diversas ocasiones, negociar mediante el supuesto diálogo para sacar a Venezuela de la crisis, pero todo se quedó en nada, mientras el país sigue esperando una solución a problemas que se acumulan día tras día a la vez que, lejos de pactos, solo se perciben cruces de acusaciones.
O, de Observadores: Maduro, en un intento de demostrar que las elecciones de diciembre serán democráticas, transparentes y justas -algo que la oposición rechaza-, invitó a misiones de observación internacional para presenciarlas, pero lo hizo fuera de plazo, por lo que la Unión Europea anunció que no participará, ya que no se cumplen los tiempos.
P, de Petróleo: el oro negro que convirtió al país en uno de los más ricos del mundo es ahora el quebradero de cabeza del Gobierno, que dejó de dar mantenimiento a las instalaciones petroleras estatales y ni siquiera puede producir gasolina suficiente, lo que es tomado por la oposición como un arma de ataque a la gestión de Maduro.
Q, de Quiebra: el temor de miles de comerciantes en el país asfixiados por la pandemia. Decenas de establecimientos ya se han visto obligados a cerrar sus puertas definitivamente, mientras que el resto hacen malabarismos para evitarlo ante la inacción del Gobierno, centrado, fundamentalmente, en su campaña.
R, de Revolución: definición por excelencia que, más allá del significado real de la palabra, Maduro utiliza para definir su sistema de Gobierno y que -promete- llevará a la Asamblea Nacional después de las elecciones de diciembre que da por ganadas.
S, de Sanciones: las sanciones que varios países -mayoritariamente EE.UU.- impusieron a Venezuela se convirtieron en el argumento preferido de Maduro para justificar la crisis, mientras que la campaña de los opositores está enfocada en restar culpa al Gobierno estadounidense y señalar directamente a la gestión del mandatario venezolano.
T, de Transición: la quimera de Guaidó, por la que lucha, con más o menos aciertos. Para la oposición, es imprescindible un Gobierno de transición que lleve a un cambio en Venezuela, previo a cualquier convocatoria electoral, como los comicios del 6 de diciembre.
U, de Usurpador: el vocablo predilecto en la campaña particular de Guaidó para referirse a Maduro, de quien considera que usurpa un Gobierno que no le corresponde, ya que es fruto de unas elecciones presidenciales "fraudulentas". En este caso, el opositor es secundado por diversos sectores, incluso los que no defienden su liderazgo.
V, de VIictoria: el sueño de Maduro y Guaidó, quienes, con estrategias más o menos ortodoxas, buscan una victoria más allá de las legislativas: mantenerse en el poder el primero y derrocar al actual mandatario el segundo.
W, de Whatsapp: la aplicación que se ha convertido en medio de propaganda oficialista y opositora en etapa preelectoral. Unos y otros informan, publican o publicitan lo que consideran logros que les pueden hacer ganar adeptos o conservar los existentes.
X, de Xi Jinping: el otro gran aliado del presidente venezolano. El jefe de Estado de China es a Maduro lo que Donald Trump es a Guaidó. Su defensa de las elecciones legislativas en Venezuela es proporcional a la crítica del mandatario estadounidense de las mismas.
Y, de Yo: la egolatría de los líderes los lleva a anteponer el "yo" al "nosotros", tanto en el oficialismo como en la oposición. El Gobierno tiene claro que no existe en el país otra posibilidad de Presidencia que no sea chavista. Y mientras, Guaidó continúa asumiendo un mandato sin opciones de gestión institucional.
Z, de Zafarrancho: el chavismo ha activado sus filas y ha comenzado su particular zafarrancho de combate electoral para movilizar, sobre todo, a los indecisos que un día fueron fieles a Chávez y han caído en el desencanto por una gestión que no aprueban. Por su parte, Guaidó se afana en hacer creíble su discurso y promover la abstención.