Si a un ciudadano estadounidense se le pregunta qué espera de un debate presidencial como el celebrado anoche en la Universidad Hofstra de Long Island, Nueva York, probablemente contestará que un programa económico sólido, propuestas sociales para la clase media y medidas de defensa que garanticen la seguridad nacional.
Sin embargo, lo cierto es que una buena parte de la audiencia sabe que estos enfrentamientos son además espectáculo, especialmente este año, con un aspirante como Donald Trump, que ha demostrado no conocer la palabra límite.
El cara a cara estuvo cargado de momentos tensos por ambos lados, especialmente en su recta final, ya que el inicio fue bastante suave.
El republicano, del que se temía que pudiera llegar más lejos, tuvo intervenciones en las que pareció conciliador y un rival al uso. No obstante, tanto él como Hillary Clinton bajaron pronto al fango llevando la pelea incluso a terrenos personales, sobre todo después de la primera hora. Estos han sido los principales roces:
Ataques familiares
La candidata demócrata fue la encargada de soltar el primer golpe, al acusar al magnate de haber construido sus negocios gracias a la fortuna familiar. "No todo el mundo tiene la suerte de obtener un préstamo de 14 millones de dólares de su padre", arguyó antes de recordar que ella proviene de una familia de clase media en la que su padre trabajaba vendiendo telas.
El republicano, aún comedido, replicó que recibió un préstamo "pequeño" a partir del cual construyó una "multimillonaria compañía". Por cierto, que aseguró que ha ganado este año nada menos que 645 millones de dólares.
De hecho, la declaración de la renta de Trump fue uno de los golpes y contragolpes más tensos en el debate. El magnate aseguró que publicará "su declaración cuando Hillary Clinton publique los correos que borró".
"Me equivoqué usando un servidor privado cuando era secretaria de Estado. No lo volveré a hacer", volvió a repetir Hillary Clinton en relación al escándalo de los correos, pero el mea culpa duró poco y la candidata demócrata volvió a golpear.
Acusaciones de mal empresario
Clinton volvió a atacar en el campo profesional de Trump al asegurar que ganó dinero con el crash hipotecario de 2006. "Contribuyó a un colapso que costó el trabajo a nueve millones de americanos y que dejó sin casa a otros cinco millones". La contestación de Trump se podía ver reflejada en su rostro, con el que negaba en todo momento, aunque no entró al trapo.
Acto seguido, tras defender que apostaba por la creación de empleo a través de las energías limpias, la demócrata aprovechó para volver a asestar otra arremetida, al aseverar que Trump "cree que el cambio climático es una conspiración de China", lo que hizo saltar a su rival: "No he dicho eso". A partir de ahí, las interrupciones fueron frecuentes.
Para completar el retrato profesional de su oponente, la candidata recordó varios casos de trabajadores autónomos y pequeños empresarios que, tras haber sido contratados para levantar alguno de los establecimientos hoteleros o casinos de Trump, no recibieron el dinero acordado.
El republicano se defendió asegurando que siempre aplicó la ley y que lo que ocurrió fue que "quizá no quedó satisfecho con el resultado".
"Doy gracias a que mi difunto padre no trabajó para usted", espetó Clinton.
Críticas por 'racismo'
En el bloque dedicado a los problemas raciales, introducido en el debate por los últimos acontecimientos en Charlotte, Clinton afirmó que Trump fue demandado en los años 70 por discriminación racial a la hora de alquilar unos apartamentos a ciudadanos afroamericanos e hispanos, a lo que el magnate replicó que no fue encontrado culpable de los cargos.
Pero Trump también tenía su munición. Quizá lo más sorprendente fue acusar a Clinton de haber iniciado la "teoría conspirativa" según la cual Obama no habría nacido en EEUU sino en África, una afirmación que el magnate ha mantenido desde la campaña de 2008 hasta que hace unas semanas admitió que estaba equivocado.
Según dijo anoche, aquel rumor partió del equipo de la entonces rival de Barack Obama. La demócrata ni siquiera entró a contestar, limitándose a decir: "Escuchen lo que acaba de decir".
Machismo con el 'look' de Clinton
Otro de los momentos duros del debate fue cuando el presentador, Lester Holt, de la NBC, pidió al empresario que aclarara qué quería decir cuando manifestó que la secretaria de Estado no tenía "look" de presidenta.
Él trató de escapar a la cuestión aseverando que se refería a que Clinton "no parece que tenga aguante" para soportar el cargo.
El velado tono machista de aquellas palabras sirvieron a la demócrata para tomar la delantera y rememorar los viajes internacionales que ha realizado en sus años de carrera política.
Además, reprochó a su oponente que hubiera descrito a una concursante hispana del certamen de belleza que organiza su compañía como "Miss Cerdita y Miss Ama de Casa".
"Ella tiene un nombre y te garantizo que acabará votando como ciudadana americana", proclamó en una de las escasas referencias de la noche a la cuestión migratoria.
"Iba a decir algo muy desagradable sobre ella [Clinton] y su familia, pero he decidido no hacerlo, no como ella, que se ha gastado cientos de millones de dólares en anuncios para decir cosas horribles sobre mí. Yo no me he gastado casi nada en eso, y aún así voy a ganar", sentenció Trump.
"Mal temperamento"
Una de las situaciones más distendidas llegó cuando Trump declaró que tenía "mejor juicio y mejor temperamento" que su rival, desatando sonoras carcajadas en el auditorio.
Clinton fue más expresiva, soltando un tremendo wow y recordando cuando el aspirante republicano sugirió hundir barcos iraníes en el Golfo Pérsico. "Un hombre que puede ser provocado por un tuit no puede estar al cargo de los códigos nucleares".
"Eso ya es viejo", respondió Trump recordando a la candidata que ya había usado aquella frase en la convención.
"Pero es un ejemplo que describe a la perfección la situación", replicó ella.