Los demócratas llevan desde el fin de semana en pie de guerra intentando combatir dentro y fuera del Capitolio la agenda política de la Administración Trump.
Después de que el nuevo presidente cerrara las puertas a siete países de mayoría musulmana y suspendiera la acogida de refugiados, los aeropuertos de Estados Unidos sirvieron de estrado para legisladores de la oposición desencantados con el proceder de la Casa Blanca.
“Es ilegal, es inconstitucional y será derrotada”, pronosticaba megáfono en mano la senadora por Massachusetts e icono de la izquierda estadounidense Elizabeth Warren en el aeropuerto internacional de Boston.
El lunes legisladores opositores de ambas cámaras del Congreso se congregaron frente al Tribunal Supremo para denunciar la supuesta ilegalidad de la orden ejecutiva firmada por Donald Trump.
“Esta orden va en contra de lo que creemos en Estados Unidos”, aseveró el líder demócrata en el Senado, Charles Schumer, acompañado de su equivalente en la Cámara de Representantes.
Los demócratas buscan subirse a la ola de indignación popular ante el controvertido veto migratorio con la esperanza de capitalizarla, si bien un reciente sondeo sugiere que la mayoría de los estadounidenses respalda la acción del presidente.
La ofensiva se ha trasladado también al Senado, donde los demócratas intentan boicotear la confirmación de los fichajes que Trump ha realizado para su Ejecutivo. Pero a corto plazo sus esfuerzos se anticipan infructíferos.
El martes los demócratas en la comisión de Finanzas del Senado anunciaron en el último minuto que no participarían en una votación para continuar con la confirmación del congresista republicano Tom Price como secretario de Sanidad y el banquero Steve Mnuchin como secretario del Tesoro.
La oposición también logró aplazar la votación sobre el candidato a dirigir el Departamento de Justicia, Jeff Sessions, después de que Trump cesara a la fiscal general en funciones por desobedecer su mandato.
La noticia no gustó a Trump. “Deberían estar avergonzados”, tuiteó. “Los demócratas están retrasando mis fichajes para el Ejecutivo por razones puramente políticas”.
Sin embargo, el Partido Demócrata sufrió un varapalo este miércoles cuando los republicanos de la comisión de Finanzas cambiaron las reglas del juego y dieron el visto bueno a los candidatos a ostentar las carteras de Sanidad y el Tesoro. Por su parte, Sessions fue aprobado en comisión con once votos a favor y nueve en contra.
“Hoy tomamos medidas sin precedentes debido a la obstrucción sin precedentes por parte de nuestros colegas”, declaró el republicano Orrin Hatch, presidente de la comisión de Finanzas, en un comunicado.
POCO MARGEN DE MANIOBRA
“Con las confirmaciones, creo que los demócratas tendrán éxito a la hora de ralentizar el proceso -como ya han empezado a hacer- pero no pueden vencer de primeras sin varios votos republicanos”, opina Molly E. Reynolds, analista del laboratorio de ideas Brookings Institution, con base en Washington DC.
Los republicanos superan 54 a 48 a los demócratas y a la hora de la votación final en pleno, Trump lleva las de ganar. Este miércoles la cámara alta ratificó al empresario con vínculos a Rusia Rex Tillerson como nuevo secretario de Estado pese a haber sido cuestionado duramente por los legisladores.
Los senadores demócratas también han prometido guerra al candidato de Trump a llenar la vacante en el Tribunal Supremo, el conservador Neil Gorsuch. Los republicanos bloquearon al fichaje del expresidente Barack Obama para ocupar el puesto, lo que levantó ampollas en el bando demócrata.
Aunque “está por ver cuán agresivamente entorpecerán su nombramiento y cuál será la respuesta de los republicanos”, dice Reynolds.
Por ahora, Trump ha pedido al líder republicano en el Senado que recurra si es necesario a la “opción nuclear”, un procedimiento parlamentario extremo que permitiría validar a Gorsuch con una mayoría simple.
“Al final, los demócratas perderán estas batallas”, sentencia Joshua Huder, experto del Instituto de Asuntos Gubernamentales de la Universidad de Georgetown. “La minoría en el Senado ya no tiene herramientas para bloquear los fichajes [de Trump] para su gabinete o el Tribunal Supremo. A no ser que los republicanos rompan filas y se nieguen a confirmar a un candidato, hay muy poco que los demócratas puedan hacer”.
En lo que a legislación se refiere, sin embargo, los analistas consultados por este diario coinciden en que, pese a no controlar ninguna de las cámaras, tendrán más opciones de obstrucción, sobre todo en el Senado donde la ventaja republicana es menor.
“Sin embargo, eso no se traducirá en impulsar legislación. Como la oposición, se encuentran en gran medida a merced de la agenda de la mayoría. Pueden frenarla o intentar forzar un compromiso”, dice Huder.