El director del FBI, James Comey, ha confirmado que la agencia investiga la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones de EEUU y posibles vínculos del equipo de Donald Trump con Moscú.
"El FBI está investigando los esfuerzos rusos para interferir en las elecciones. Eso incluye cualquier vínculo entre la campaña de Trump y el Gobierno ruso", ha afirmado ante la comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que también indaga sobre el 'factor ruso' en los comicios de noviembre.
Inquirido por los legisladores, Comey también ha afirmado que el FBI "no tiene información alguna que respalde" la acusación de Trump de que la Administración Obama pinchara los teléfonos del entonces candidato republicano en la antesala de las elecciones. Esto supone un duro golpe para el mandatario, que por ahora se ha negado a retractarse de sus comentarios.
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Después de que Trump se impusiera en las urnas, la Comunidad de Inteligencia estadounidense concluyó que el Kremlin había intervenido en la campaña electoral a través de pirateos y filtraciones para favorecer al aspirante republicano, que defiende un acercamiento geopolítico a Rusia.
El hoy presidente ha intentado driblar las constantes polémicas, pero su Gobierno se ha visto mellado por diversos escándalos.
Su asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, tuvo que dimitir tras descubrirse que había discutido las sanciones impuestas por Barack Obama contra Moscú con el embajador ruso en Washington semanas antes del cambio de gobierno. Además, el Congreso reveló la semana pasada que el exgeneral había cobrado dinero de compañías rusas.
Asimismo, el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, ha tenido que apartarse de las pesquisas sobre la influencia de Moscú en las elecciones, ya que ocultó al Senado durante su proceso de confirmación que se había reunido con el embajador del Kremlin durante la campaña electoral.
Enzarzado en una lucha contra la prensa y las agencias de seguridad e inteligencia, Trump abrió un nuevo frente hace un par de semanas contra el expresidente Barack Obama. En una serie de tuits, el magnate convertido a político denunció que el dirigente demócrata había pinchado la Torre Trump en Nueva York.
La semana pasada, los líderes de las comisiones de Inteligencia de ambas cámaras del Congreso cuestionaron la veracidad de las acusaciones del mandatario. Aun así, el presidente bromeó con la canciller alemana, Angela Merkel, el viernes acerca de cómo Obama los había espiado a los dos (se refería a informaciones publicadas tras la filtración del informático Edward Snowden sobre que EEUU había monitoreado las comunicaciones de la gobernante europea).
Este lunes, Comey ha admitido que Moscú prefería a Trump en la Casa Blanca frente a la ex secretaria de Estado y candidata demócrata, Hillary Clinton, que prometía continuar el legado de Obama.
Mientras tanto, Trump ha mostrado su desacuerdo con las pesquisas que giran en torno a su Gobierno a través de Twitter.
"La verdadera historia que el FBI y otros deberían investigar es la filtración de información clasificada. ¡Debemos encontrar al soplón ahora mismo!", ha denunciado el presidente, que asegura que la prensa escribe "noticias falsas" en base a filtraciones producidas desde la Administración.
Los republicanos han presionado a Comey sobre las filtraciones, inclusive el presidente de la comisión de Inteligencia de la cámara baja, Devin Nunes, que ha reclamado que los informantes "sean llevados ante la justicia".
Trump también ha aprovechado su cuenta presidencial en Twitter (@POTUS) para comentar la audiencia parlamentaria y generar una teoría conspiratoria sobre Comey. "El director del FBI Comey rehúsa negar que informó al presidente Obama sobre las llamadas realizadas por Michael Flynn a Rusia", ha escrito en un tuit con vídeo.
Y ha jugado con las declaraciones del director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Michael Rogers, que ha comparecido también ante los legisladores. Rogers ha dicho en la audiencia que Rusia no hackeó las máquinas de recuento de votos para alterar el resultado. Trump, en cambio, lo ha presentado como si el director de la NSA negara cualquier tipo de injerencia en el proceso electoral.
"¿Es posible que todos estos eventos e informaciones no tengan relación y no sean más que una coincidencia infeliz?", se ha preguntado Adam Shciff, el demócrata de más alto rango de la comisión, acerca de las controversias que rodean a la Administración Trump. "Sí es posible, pero también es posible, puede que más que posible, que no sean coincidencias".