“Si tu bebé está a punto de morir, no debería depender de cuánto dinero ganas para poder salvarlo”. Con la voz entrecortada y entre lágrimas, Jimmy Kimmel exponía así su frustración tras la operación a corazón abierto que su hijo Billy había superado a los pocos días de nacer. El popular presentador de la ABC, además de emocionar en directo al público de su late night, levantaba la voz alto y claro contra los esfuerzos del presidente Trump por desmontar el Obamacare.
“Hasta 2014 si nacías con una enfermedad congénita de corazón como la que tiene mi hijo, había muchas posibilidades de quedarte sin acceso a un seguro médico. Sólo por el hecho de haber nacido con una enfermedad crónica”. De esta forma Kimmel se cargaba de argumentos para implorar a los republicanos que impidieran la derogación de la reforma sanitaria que ha dado acceso a cobertura médica a más de 20 millones de personas en EEUU.
Su cruzada en defensa de una mejor sanidad no terminó con este emotivo monólogo el pasado mes de mayo. Jimmy Kimmel ha seguido utilizando la plataforma mediática que es su programa para cargar contra Donald Trump, decidido desde que llegó a la Casa Blanca a derogar la reforma sanitaria y reemplazarla por una nueva legislación.
El último asalto para intentar fulminar el Obamacare antes del receso de este 30 de septiembre fue bautizado como ley Cassidy-Graham, propuesta por dos senadores republicanos con esos apellidos. Esta medida habría troceado la estructura sanitaria creada por la ley de Obama cambiando por completo el Medicaid -el programa público que cubre a más de 70 millones de personas- y eliminando la igualdad entre las personas sanas y las que tienen problemas de salud.
El propio Jimmy Kimmel afeó al senador la propuesta en otro de sus monólogos la semana pasada: “Anoche en nuestro programa hice que Bill Cassidy me prometiera a la cara que se opondría a cualquier plan sanitario que permitiera que las aseguradoras rechazaran a los pacientes con enfermedades crónicas. Me dijo que cualquier cosa que apoyara tendría que pasar la ‘prueba de Jimmy Kimmel’, ahora veo que o me ha mentido o no entiende su propia ley”.
El cómico estadounidense se ha convertido en el héroe inesperado contra la reforma sanitaria de Trump -”Queremos una sanidad asequible y de calidad como la que tienen en otros países”- pero duda del verdadero impacto de su cruzada televisiva. “Puede que haya tenido cierta influencia en nuestra audiencia, pero no sé si esa tendencia va a llegar al Senado o a la Cámara de Representantes”, confesaba en una entrevista el pasado mes de agosto en Hollywood Reporter.
Queremos una sanidad asequible y de calidad como la que tienen en otros países
La campaña de Kimmel no ha parado. En paralelo a los esfuerzos por aprobar el ‘Trumpcare’ antes de este 30 de septiembre, el presentador ha seguido despertando conciencias y el miércoles pasado llegó a pedir que los telespectadores llamaran a los senadores republicanos que todavía no habían decidido el sentido de su voto: “Díganles que no le den la espalda a la sanidad”.
Callejón sin salida
Con o sin el efecto de Jimmy Kimmel, la reforma sanitaria de Trump está ya en un callejón sin salida. Hasta ahora los republicanos sólo necesitaban 50 votos para tramitar la reforma como una ley presupuestaria. El voto en contra de Rand Paul, John McCain o Susan Collins ha aparcado sine díe el Trumpcare y ha puesto en evidencia la soledad del presidente de EEUU y la profunda brecha del Partido Republicano.
A partir de octubre, los republicanos necesitarán 60 votos en el Senado para derogar el Obamacare y sacar adelante una nueva legislación. Una tarea que se antoja imposible tras comprobar como la división en el partido ha dinamitado una de las promesas estrella del magnate: en sus 100 primeros días en el Despacho Oval habría “derogado y reemplazado” la ley de su antecesor. Pero Trump sigue empeñado en no pasar página y sacar adelante su impopular propuesta.
“Tendremos los votos, pero no para el viernes”, pronosticó a través de su cuenta de Twitter tras confirmarse el enésimo fracaso. Tras anunciar el jueves su plan de reforma fiscal, Trump ha reconocido que la próxima ventana de oportunidad para derogar el Obamacare no llegará hasta enero. Hasta entonces pretende negociar con los demócratas un proyecto bipartidista. Mientras, el presidente estadounidense prepara un decreto para dar más libertad a los ciudadanos en la compra de seguros médicos.