Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca de Trump, es el libro de la polémica. Escrito por por el periodista Michael Wolff, el libro destripa el primer año de presidencia de Donald Trump y sus revelaciones han desatado la ira del presidente que ha intentado, incluso, impedir su publicación. Las presiones han resultado ser la mejor publicidad y la demanda del libro se ha disparado. A final, en vez de frenarlo, la editorial ha adelantado su lanzamiento.
El exestratega jefe Steve Bannon, la exsubjefe de personal Katie Walsh, el consejero de seguridad nacional H.R. McMaster, el asesor económico superior Gary Cohn, el magnate de los medios conservadores Rupert Murdoch e incluso la hija, Ivanka Trump, todos son citados por Wolff burlándose o insultando al presidente.
El libro ofrece una visión caótica de la Casa Blanca y de Trump, retratando a un presidente incapaz y poniendo en duda su salud mental. De tal forma que este mismo jueves, un grupo de congresistas se reunió con el psiquiatra Bandy X. Lee para evaluar si el presidente está capacitado para ejercer su cargo.
Pero hay mucho más. Las páginas del libro de Wolff son demoledoras para el presidente por la cantidad de temas incómodos que revelan.
La conexión rusa
El libro revela que el expresidente de campaña de Trump y estratega de la Casa Blanca Steve Bannon cree que la reunión de junio de 2016 entre Donald Trump Jr., Jared Kushner, Paul Manafort y los rusos ofreciendo información sobre Hillary Clinton fue una "traición". La revelación ha provocado el enfado de Trump que ha dicho que Bannon "ha perdido la cabeza".
Donald Jr., y su yerno, Jared Kushner se reunieron con Natalia Veselnitskaya en una reunión que Bannon tilda de "antipatriota". "Los tres cargos más altos de la campaña pensaron que era una buena idea encontrarse con un Gobierno extranjero dentro de la Torre Trump en la sala de conferencias de la planta 25 y sin abogados", resalta Bannon en el libro.
Trump no quería ser presidente...
Ni él ni su equipo buscaban la elección para el más alto cargo de EEUU. Lo que el magnate buscaba con su candidatura era notoriedad y publicidad que le hicieran mejorar en sus negocios. Además, no creía que tuviera la capacidad para ganar. "Ellos tienen lo mejor y nosotros lo peor", solía decir en referencia al equipo de Clinton y al suyo. "El tiempo pasado con Trump en su avión de campaña era desolador: todo el mundo a su alrededor era idiota", se lee en el libro. Trump tenía planeado abrir una cadena de televisión en cuanto se acabara la campaña y, cuenta el libro, cuando supo que había ganado, "parecía un fantasma".
... ni Melania primera dama
Cuando el New York Post sacó a la luz una foto de Melania desnuda, de cuando ejercía como modelo, la primera dama se llevó un disgusto. "¿Es éste el futuro?, le preguntó a su marido, diciéndole además que no lo aguantaría. Entonces él le pidió que aguantara sólo un poco más, y le prometió que todo se acabaría en noviembre. Le ofreció a su mujer una garantía: no tenía ninguna posibilidad de ganar", se lee en el libro. Cuando se hizo con la victoria, Melania rompió a llorar.
Pero Ivanka sí quiere la presidencia
La hija de Trump y su marido, Jared Kushner, han elaborado un plan para que Ivanka se convierta en presidenta del país. "La primera mujer al frente de la Casa Blanca sería Ivanka Trump y no Hillary Clinton".
Toma de posesión incómoda
A Trump no le gustó su toma de posesión. Varios famosos se habían negado a asistir a la ceremonia y había discutido con Melania. Además, estaba enfadado con la actitud de los Obama, que consideró "arrogante".
Pánico a la Casa Blanca
Según cuenta Wolff, el presidente de Estados Unidos le daba miedo la Casa Blanca. Se recluyó en su habitación durante los primeros días y pidió que le instalasen dos televisiones.
Todo es tan caótico como parece
Desde fuera, la administración de Trump parece un lío. Desde dentro, según muestra Wolff, también. El periodista retrata a una administración sin dirección estratégica de ningún tipo, donde todos se pelean y donde los asesores del presidente le tratan más como a un niño pequeño que como a un jefe que tiene que ser obedecido. En marzo, escribió Wolff, Walsh le pidió a Kushner que simplemente le dijera cuáles eran las tres prioridades de Trump. "Seis semanas después de la presidencia de Trump, no tuvo respuesta", escribió Wolff, citando a Kushner diciendo: "Probablemente deberíamos tener esa conversación".
Dudas sobre la salud mental del presidente
Los medios ya habían pasado de puntillas sobre este tema. Wolff plantea esas preguntas de nuevo. En un extracto de un libro,el periodista escribió que el exsecretario de estado James Baker estaba desconcertado por una reunión en la que Trump "se repitió constantemente".
En una columna en el Hollywood Reporter, Wolff lo ratificaba: "Todos (en el equipo de Trump) eran conscientes del ritmo creciente de sus repeticiones. Lo que solía pasar cada 30 minutos, en los que repetía, palabra por palabra y expresión por expresión, las mismas tres historias, ahora sucedía cada 10 minutos ".
En Florida en sus vacaciones de Navidad, escribió, Trump "no reconoció a varios de sus viejos amigos".
Tony Blair le avisó que le espiaban
Según el libro, el ex primer ministro británico informó a Donald Trump de que los servicios de inteligencia británica le espiaban. Según el periodista, Blair tenía como objetivo conseguir convertirse en asesor de Trump para Oriente Próximo, algo que Blair desmintió.
El libro contiene además algunas revelaciones curiosas: por fin desvela el secreto del peinado del presidente y algunas de sus manias.
Ivanka se mofa del pelo de su padre
Ivanka ha desvelado el secreto del color de pelo rubio anaranjado del presidente de EEUU: el tinte Just 4 Men y la impaciencia de Trump. El tinte necesita tiempo para oscurecerse y la impaciencia del presidente no permite que el producto actúe el tiempo suficiente.
Las manías de Trump
Trump prohibió al personal de la Casa Blanca tocar su cepillo de dientes y avisó de que él mismo haría su cama por miedo a los gérmenes. El libro también cuenta que Trump duerme en un dormitorio separado de su esposa, la primera vez que pasa desde la presidencia de Kennedy.
Se dice que instaló tres televisores en su habitación y que se retira allí con una hamburguesa con queso a partir de las 18:30. En un momento dado, según los informes, pidió cerraduras en la puerta.