Kamala Harris y Mike Pence se verán las caras este miércoles por la noche. El debate de los vicepresidentes suele tener poca trascendencia, pero este año, el acara cara entre los 'vices' asume otra relevancia tras el positivo de Trump, que ha centrado las miradas en Pence, en el caso de que fuera obligado a asumir el cargo si algo grave le pasa a Trump. Por otro lado, Biden ha sido preguntado desde el principio de la campaña por su edad y Harris ha copado las atenciones desde un primer momento.
El contagio de Trump, que hizo saltar las alarmas por si se pudiese haber contagiado también el candidato demócrata durante el debate, ha impulsado al equipo demócrata a pedir nuevas medidas de protección para el siguiente cara a cara.
Así, tanto los candidatos como los asistentes tendrán que hacerse pruebas de PCR antes del debate. La distancia entre los dos candidatos será de más tres metros, en lugar de los dos que había en el primer debate, a petición del equipo demócrata.
Además, el equipo de Harris pidió también la colocación de una pantalla de plexiglás entre los dos para minimizar el riesgo de contagio. Una mampara trasparente dividirá el escenario en dos como medida de seguridad.
Los asistentes al debate y los acompañantes de los dos candidatos deberán llevar la mascarilla puesta y si alguno se lo quita deberá salir de la sala. Esto entra en conflicto con las últimas actuaciones de Trump que se ha quitado la mascarilla nada más salir del hospital y ha vuelto a minimizar los riesgos del coronavirus.
La Comisión de Debates Presidenciales aceptó la solicitud del la campaña de Harris y el equipo de Pence no se opuso, aunque "no querían que el vicepresidente estuviera rodeado de plexiglás", como señaló el copresidente de la comisión, Frank Fahrenkopf Jr., "No quieren tenerlo en lo que parece una caja".