El Gobierno estadounidense anunció este jueves la suspensión temporal del uso de caballos para patrullar la zona de la frontera con México por la que han cruzado, en las últimas semanas, miles de inmigrantes, en su mayoría haitianos.
La medida responde a las fuertes críticas que ha recibido el Gobierno estadounidense tras difundirse imágenes en las que agentes de la Patrulla Fronteriza subidos a caballo hostigan a migrantes.
Una de esas fotografías muestra a un agente blanco de la Patrulla Fronteriza subido a un caballo que agarra de la camiseta a un inmigrante negro mientras aparentemente le golpea con lo que parece un látigo en la orilla estadounidense del Río Bravo, que separa ese país de México.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, tachó este lunes de "horrible" ese trato de los migrantes y afirmó que, si se confirma que los agentes llevaban látigos y golpearon a los indocumentados con ellos, "por supuesto que nunca deberían poder volver a hacerlo".
Y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, aseguró este martes a periodistas que le pareció "horrible" ver "cómo trataban a esos seres humanos" los agentes de la Patrulla Fronteriza y que se está investigando el tema.
"El secretario (de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas) dijo este jueves a líderes de derechos civiles que ya no usaremos caballos en Del Río", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
Del Río es la ciudad de Texas, en la frontera con México, a la que llegaron este mes miles de migrantes, en su mayoría haitianos, que se concentraron en un campamento en esa zona y a los que el Gobierno estadounidense ya ha empezado a deportar a Haití.
Las imágenes del maltrato a inmigrantes por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza han provocado una oleada de críticas al Gobierno de Biden, cuyo Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) ha abierto una investigación sobre lo ocurrido.
Una fuente del DHS citada por la cadena CNN matizó que el uso de caballos para patrullar la frontera en Del Río se ha "suspendido temporalmente", no de forma definitiva, y que se "dará prioridad a otros métodos para identificar a personas que puedan tener problemas médicos" entre los migrantes que cruzan.
Numerosos activistas y políticos demócratas han denunciado además que el Gobierno de Biden esté deportando de forma masiva a los inmigrantes a Haití, un país sumido en una profunda crisis política y marcado por la inseguridad.
Además, la polémica sobre la situación en la frontera provocó este jueves la dimisión del enviado especial de Estados Unidos para Haití, Daniel Foote, quien renunció en protesta por el "trato inhumano" del Gobierno estadounidense a los migrantes haitianos y el hecho de que se los deporte a un país con tantos problemas como Haití.
La portavoz de Biden alegó este jueves que "no son deportaciones", porque "la gente no está entrando en el país por métodos legales", a pesar de que ese término suele usarse normalmente para describir las expulsiones de indocumentados.
Psaki precisó que "quedan menos de 5.000 migrantes" en la zona de Del Río, donde alrededor del triple de esa cifra llegaron a concentrarse en un campamento improvisado bajo un puente internacional que conectaba la ciudad con México.
Desde el pasado 19 de septiembre, aseguró Psaki, se ha expulsado a Haití a "14.101 ciudadanos haitianos" en doce vuelos, y otros 3.206 haitianos han salido del campamento en Del Río y están bajo custodia de las autoridades fronterizas, cuyo objetivo es expulsarlos del país en base a diversas regulaciones.