La candidata demócrata, en un acto de campaña en el Wings Event Center de Kalamazoo, Michigan.

La candidata demócrata, en un acto de campaña en el Wings Event Center de Kalamazoo, Michigan. Evelyn Hockstein Reuters

EEUU LA CUENTA ATRÁS

Kamala y Trump se la juegan en los suburbios: las mujeres y los republicanos moderados tendrán allí la última palabra

Nueva York
Publicada

En Europa el concepto “suburbio” puede llegar a rozar lo peyorativo, pero en EE.UU. simboliza todo lo contrario. Las afueras de las ciudades, repletas de casas unifamiliares, jardines privados y coches aparcados son el epitome del viejo “sueño americano” que ahora parece desvanecerse. Pero esas areas tranquilas, en torno a las grandes y medianas ciudades del país, pueden convertir a Kamala Harris la próxima presidenta del país si consigue movilizar a las familias moderadas —o conservadoras desencantadas con Donald Trump— y a las mujeres de clase media que habitan allí.

La última encuesta del Wall Street Journal sitúa a Harris como líder entre los votantes suburbanos por 7 puntos de ventaja sobre Trump, mientras que para Reuters e Ipsos esa distancia es de 6 puntos. En un escenario tan ajustado, en el que el resto de sondeos evitan diferenciarse entre ellos y dan el mismo empate técnico, esa ventaja supone un bastión para la campaña demócrata.

Por eso, tras dar su “argumento final” a todo el país desde Washington DC, Harris está recorriendo el país de suburbio en suburbio: solo el miércoles estuvo en Harrisburg (Pensilvania), Raleigh, (Carolina del Norte) y Madison (Wisconsin). Tres ciudades medianas en las que los suburbios dieron la espalda a Hillary Clinton en 2016 y cuatro años después, en 2020, llevaron a Joe Biden a la Casa Blanca por la mínima.

“Soy republicano, votaré por Harris

“Hay cuatro cosas que detesto en política: la deshonestidad, el populismo, el aislamiento y el gasto innecesario. Trump y Vance representan las cuatro cosas para mí, así que votaré por Harris”, explica a EL ESPAÑOL un militante republicano del área de Raleigh, en Carolina del Norte, que ha seguido el ejemplo de políticos republicanos como la excongresista Liz Cheney o el exgobernador de California Arnold Schwarzenegger.

Por su parte, Harper, una estudiante de Pensilvania que ahora reside en Nueva York admite que nota “una tensión muy palpable en el barrio donde viven mis padres”.

“Casi nadie habla allí de política ahora mismo”, añade.

Pensilvania fue fundamental para confirmar la victoria de Biden tras días agónicos de recuento en 2020. Fue en los suburbios de Filadelfia, en su mayoría de habitantes de clase media y altamente educados, donde él y Harris consiguieron los votos suficientes para imponerse por la mínima y llevarse los 19 delegados que aporta el estado, con una diferencia de 80.000 votos.

“Me estoy planteando ir allí —comenta la estudiante—. Todo el mundo sabe que esa zona es decisiva y temo que la situación se ponga tensa”.

Desde agosto, Harris ha viajado a Pensilvania en un total de 13 ocasiones. La última este domingo. Trump, por su parte, lo ha hecho en 11. Es casi el doble de visitas que el segundo estado que más mítines de Harris ha acogido: Michigan, con 7 eventos.

En 2020, los apoyos tradicionales de los demócratas en los estados bisagra cayeron: aunque se llevo más del 90% de los votos provenientes de la comunidad afroamericana, su participación bajó un 20% y la participación de los hispanos también cedió el 18%. Sin embargo, registró una alta participación en las zonas de la prefería de sus dos grandes ciudades, Filadelfia y Pittsburgh.

Objetivo: los apoyos de Nikki Haley

Otro dato que alimenta especialmente las expectativas de los demócratas en estas zonas son los resultados de las primarias del Partido Republicano en Pensilvania: Allí, Nikki Haley, la única oponente que resistió frente Trump hasta el final, logró el 16% de los apoyos de los militantes republicanos. O lo que es lo mismo, más de 150.000 conservadores votaron contra Trump. El equipo de Biden —antes de su retirada de la carrera— estudió los apoyos por distrito y, de acuerdo con el diario Político, llegó al 20 y 25 por ciento en los condados de clase media-alta del área de Filadelfia.

Persuadir a estos votantes, de ideología conservadora pero tendencia moderada, es el objetivo fundamental en esta recta final de la campaña.

Los suburbios de otras ciudades, como Detroit (Michigan) y Atlanta (Georgia), también concentraron los apoyos que dieron las victoria a los demócratas en las elecciones al Congreso de 2018 y las presidenciales de 2020.

"Los votantes con estudios universitarios fueron consistentemente republicanos durante décadas, pero ahora se están alejando de Trump, de su toxicidad", explicaba al Jim Messina, director de la campaña presidencial de Barack Obama en 2012, al diario Politico. Es decir, mientras las zonas rurales y los trabajadores sin educación universitaria son fieles a Trump, los conservadores de clase más acomodada o formada, huyen de él.

Mujeres, todo puede depender de ellas

Es un “cambio sísmico” liderado fundamentalmente por mujeres, para quienes la derogación del marco legislativo que garantizaba el acceso al aborto en el país —decretada por la mayoría conservadora del Tribunal Supremo en 2022—, ha acelerado más la transición.

El último anuncio de la campaña demócrata muestra a dos matrimonios de clase media y raza blanca que acuden a votar. Aunque los maridos, ataviados de manera algo caricaturesca como seguidores de Trump, piden “votar bien”, las mujeres deciden marcar la casilla de Harris y Tim Walz. Es un video que dista mucho del tono habitual de los demócratas, dados a mostrar más diversidad en sus comunicaciones, y que ha sido criticado por conservador y estereotipado, pero sus defensores argumentan que se dirige a un colectivo especifico que el partido había abandonado.

Parte de este proceso explica que incluso Carolina del Norte, único estado bisagra que Trump retuvo en 2020, muestre ahora a Tump y Kamala ajustados en los sondeos. “El Partido Republicano está arruinado y el conservadurismo clásico ha muerto”, decreta el militante republicano de Carolina del Norte.

La incógnita de Maricopa

En este contexto destaca también Arizona, ubicado en el “Lejano Oeste” de EEUU, presenta una características demográficas diferentes a las Pensilvania y Carolina del Norte, los suburbios también son clave para Harris.

El 60% de su población se concentra en Maricopa, un único condado ubicado en torno a la capital del estado, Phoenix, la quinta ciudad mas habitada de Estados Unidos, por delante de otras más conocidas como Filadelfia o Dallas.

Allí, los republicanos habían ganado las elecciones de manera ininterrumpida desde el año 2000, aunque con un margen menor en cada convocatoria: En 2016, Trump venció a Hillary Clinton con el 47% de los sufragios mientras que en el 2000 George W. Bush se impuso a Al Gore con el 53%.

El cambio de tendencia era inevitable y se confirmó en 2020, cuando Biden logró el 50% de los votos frente al 48% de Trump.

La principal explicación al triunfo de Biden se daba, sin embargo, en el cambio demográfico que lleva años experimentado Phoenix, una de las capitales que más crece por llegada de latinos (más del 30% de la población) y de jóvenes procedentes de California en búsqueda de un coste de vida más asequible en los suburbios, tranquilos, familiares y con bajos índices de criminalidad.

En Arizona, además, la figura de John McCain, candidato republicano contra Barack Obama en 2008 y representante del ala más moderada del Partido Republicano, sigue muy presente hasta el punto de que hay tres partidos: “republicanos de Trump, republicanos de McCain y demócratas”, según un análisis del Noble Predictive Insights, una empresa de encuestas políticas con sede en Phoenix.

Por todo ello, a nadie debería de extrañar que la noche del 5 de noviembre los equipos de campaña y los medios de comunicacion centren toda la atención en los tranquilos barrios periféricos en los que el resto del año parece que no pasa nada noticioso.