Prostitutas de negro y prohibido bromear: el largo luto por el rey en Tailandia
El país asiático lleva 365 días en duelo oficial tras la muerte en 2016 de su venerado monarca, que reinó durante más de siete décadas.
28 octubre, 2017 02:38El país de las sonrisas lleva un año llorando la muerte de su rey. El 13 de octubre de 2016 fallecía el monarca Bhumibol Adulyadej de Tailandia a los 88 años y con su deceso se declaró un luto oficial que ha durado 365 días. Esta semana se han celebrado los funerales por el monarca, al que ya han rendido tributo cerca de 12 millones de tailandeses. Unas exequias que duran cinco días -desde el miércoles 25 a este domingo 29- y que han paralizado la agitada vida de Bangkok, que se ha teñido de negro en honor a su jefe de Estado.
Con el aniversario de su muerte, Tailandia deja atrás el duelo pero no olvida a su venerado rey. Tras siete décadas en el trono, su muerte conmocionó a muchos tailandeses, que no han conocido a otro soberano en su vida. Bhumibol Adulyadej, conocido como Rama IX, logró convertirse en una figura semi-divina: era considerado el padre y modelo moral para la gran mayoría de sus súbditos, así como el perfecto monarca budista y representante de los dioses hindúes.
Un funeral de 90 millones de dólares
“Este es nuestro momento Mandela o princesa Diana”, explicaba a Reuters un ciudadano tailandés, en referencia al mega homenaje para despedir al monarca, que ha costado más de 90 millones de dólares, una prueba más de la devoción del país asiático a la familia real. Aunque las exequias de Bhumibol Adulyadej han durado cinco días, tuvieron su momento álgido el jueves, con la solemne ceremonia de cremación. A ella asistieron más de 250.000 personas y líderes internacionales de más de 40 países, entre ellos la reina Sofía. Muchos tailandeses llegaron a acampar cerca del Gran Palacio Real para asistir al suntuoso evento, portando fotografías del fallecido y con paraguas para protegerse de la lluvia.
Aunque la aflicción por la muerte del rey se ha intensificado este mes de octubre, la tristeza ha sido la nota común durante todo este año. El luto ha afectado a la rutina diaria de la nación oriental y por lo tanto a uno de sus pilares básicos: el turismo. Este sector representa más del 10 por ciento del PIB de Tailandia, la segunda economía del sudeste asiático.
Muchos expertos afirman que las secuelas del tsunami de 2004, los golpes de Estado de 2006 y 2014 o los ataques terroristas de 2015 son comparables con la repercusión que ha tenido la muerte del rey. ¿El motivo? En Tailandia existe una legislación muy estricta y cualquier información sobre la monarquía es un asunto muy sensible: se castiga con penas de hasta 15 años de prisión a quienes critiquen o emitan comentarios impropios o insultantes para la familia real.
Este miércoles, un expreso por lesa majestad era detenido por el Ejército después de anunciar que vestiría de rojo durante el funeral, un color con connotaciones antimonárquicas, según informaba la agencia Efe.
Si se te cae un billete, no lo pises
El 13 de octubre de 2016, cuando expiraba el soberano tailandés, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España publicaba una nota en la que informaba a los ciudadanos españoles que tenían pensado viajar al país asiático de las “medidas restrictivas para actividades de entretenimiento y eventos” como consecuencia del luto. El departamento que entonces dirigía José Manuel Margallo pedía “mantener un comportamiento decoroso, incluso en la manera de vestir, durante todo este periodo. Los colores de luto en Tailandia son el negro y el blanco”. De hecho, el Gobierno tailandés pidió a la población vestir de negro riguroso en señal de duelo, una demanda que no era obligatoria para los turistas, a quienes se pedía llevar ropa de “colores apagados”.
Al mismo tiempo, las webs y blogs de viajes se llenaban de recomendaciones para los miles de mochileros que visitan Tailandia. El consejo más repetido: pocas bromas sobre la muerte del rey. Ni en la calle ni en redes sociales. Otra advertencia llamativa: si se te cae un billete, ni se te ocurra pisarlo, pues llevan impreso el rostro del monarca difunto y puede considerarse una ofensa.
Sin embargo, la mayoría de viajeros ha podido recorrer el país con normalidad, disfrutando de sus playas, sus templos budistas, sus famosos masajes o de su marchosa vida nocturna. La diversión se apagó sobre todo los días posteriores al 13 de octubre. “Es probable que algunos locales de entretenimiento se cierren al público, no sirvan alcohol, o tengan horarios más restringidos de los habituales, al menos durante el periodo inicial del luto”, avisaba Exteriores.
“Las actividades turísticas continuarán con normalidad en todo el país, aunque los tailandeses estarán de luto”, decía a Reuters el vicegobernador de la Oficina de Turismo de Tailandia, Tanes Petsuwan. “No hay restricciones para los turistas”, insistía.
Pero no ha sido así. El duelo se ha acentuado sobre todo en los primeros meses de la muerte del monarca y al acercarse la fecha del aniversario. Muchos edificios históricos vinculados a la corona han estado cerrados al público, como el Gran Palacio Real de Bangkok o el vecino Templo del Buda de Esmeralda.
Prostitutas y hasta maniquíes de negro
Este largo luto ha dejado también otros efectos curiosos. Los periódicos y revistas, por ejemplo, se han impreso en blanco y negro en señal de respeto. Asimismo, la programación televisiva también se ha visto alterada por la muerte de Rama IX: los programas de humor o películas que contuvieran escenas violentas y festivas se han dejado de retransmitir. Hasta los maniquíes de los centros comerciales se han tenido que vestir de negro.
El negocio del sexo también ha atravesado su particular crisis tras la muerte del monarca. “Las chicas están apenadas y así no pueden satisfacer a los clientes”, se quejaba a este periódico en un reportaje publicado en 2016 la encargada de un lupanar, donde todas las prostitutas vestían de negro.
El Gobierno declaró el 26 de octubre –día en que el monarca difunto fue incinerado- festivo nacional y muchas empresas cerraron todo el día, incluidas los más de diez mil 7-Eleven que proliferan en todo el país.