El presidente chino, Xi Jinping, ha asegurado este martes que China seguirá en el camino del desarrollo pacíco, pero que los militares protegerán la soberanía y seguridad del país.
En un breve discurso por el 70 aniversario de la República Popular, Xi también ha defendido que el país debe mantener una prosperidad y estabilidad duraderas en Hong Kong y Macao y promover el desarrollo pacífico en las relaciones con Taiwán.
"Ninguna fuerza puede afectar al estatus de China o impedir que el pueblo y la nación chinos avancen", ha armado Xi desde la Puerta de la Paz Celestial, donde Mao Zedong proclamó la creación de la República Popular de China el 1 de octubre de 1949.
El Día Nacional conmemora la fundación de la República Popular de China, en un discurso pronunciado por Mao Tse Tung el 1 de octubre de 1949 tras la victoria del Partido Comunista, liderado por él, en el conicto civil contra el Partido Nacionalista o Kuomintang, capitaneado por Chiang Kai Shek, que siguió a la Segunda Guerra Mundial. "El pueblo chino se ha puesto en pie", proclamó.
El Partido Comunista (PCCh), fundado cuarenta años antes en una casa del barrio shangainés de Xintiandi, se erigió como el único partido --el Kuomintang se exilió con sus seguidores en Taiwán, origen de los problemas entre el continente y la isla--, llamado a gobernar bajo los postulados marxistas-leninistas, aunque siempre con las características propias de China.
Heredero de las formas de la administración imperial, basadas en la doctrina de funcionariado meritocrático de Confucio, el PCCh cuenta con 90 millones de miembros cuya representación se va destilando a través del Comité Central, con unos 400 miembros, y otras estructuras internas hasta llegar a los siete miembros permanentes del Politburó.
Tras la fase inicial de construcción de la República Popular y la posterior purga de la Revolución Cultural, que lideró Mao, su sucesor, Deng Xiaoping, emprendió la transición del PPCh desde un gobierno personalista a uno colectivo dando lugar a una etapa de desarrollo económico y apertura al exterior que llega hasta nuestros días con el mandato de Hu Jintao (2003-2013).
En estas siete décadas, China y el propio PCCh han evolucionado. Primero han tolerado y después han incentivado una sociedad de consumo que se ha cimentado y también ha alimentado la prosperidad económica de las últimas décadas, en las que el país ha crecido a un ritmo constante que le ha permitido situarse como potencia global.
Al mismo tiempo ha mantenido el control político en una China donde el crecimiento económico ha significado también mayor desigualdad y, por tanto, mayor descontento y protesta social.
Según un estudio de la Universidad de Pekín realizado en 2016, el uno por ciento de los chinos acumula un tercio de la riqueza del país, mientras que el 25 por ciento más pobre solo disfruta del uno por ciento de la misma.