Mientras la mayoría de los países se dan cita en la cumbre de Glasgow para adquirir compromisos concretos en la lucha contra el cambio climático, China tiene su propia Agenda 2030. El objetivo del gigante asiático es multiplicar por cinco su arsenal nuclear en esa fecha, hasta alcanzar las 1.000 cabezas nucleares.
Esa es la información que maneja el Pentágono en su informe anual sobre el poder militar de Pekín, superando ampliamente la cifra marcada el año pasado.
La edición de este año de Desarrollos militares y de seguridad de la República Popular de China también destaca la mejora de las capacidades espaciales y cibernéticas de Pekín a medida que el Ejército Popular de Liberación (EPL) avanza hacia sus objetivos de modernización para 2027, momento en el que el informe dice que el EPL podría disponer de hasta 700 ojivas nucleares.
"El EPL ha desplegado, y está desarrollando, capacidades para que (China) intente disuadir, impida o, si se ordena, derrote la intervención de terceros durante una campaña a gran escala, como lo ocurrido en Taiwán", recoge el informe.
En el informe de 2020 el Pentágono había previsto únicamente una duplicación de las fuerzas nucleares chinas durante la siguiente década a partir de 200 cabezas nucleares estimadas. Pero durante una rueda de prensa celebrada el martes, un alto funcionario de defensa hizo alusión a la acumulación de misiles y sistemas de lanzamiento de Pekín, lo que viene a respaldar la actualización.
Si bien Estados Unidos (EEUU) tenía 3.750 cabezas nucleares en septiembre de 2020, según el Departamento de Estado, el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas con Rusia limita el número que Washington puede desplegar a 1.550.
El informe, del que se hace eco la publicación Nikkei Asia, ha hecho saltar las alarmas por la inversión de China en plataformas de lanzamiento de armas nucleares, como bombarderos y submarinos. Algunos analistas consideran que el objetivo de Pekín es atacar objetivos de EEUU eludiendo los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses, para disuadir así a Washington de intervenir en un conflicto en el estrecho de Taiwán o en el Mar Meridional de China.
El informe señala que China puede haber establecido una "tríada nuclear" emergente, con misiles balísticos lanzados desde el aire y desde submarinos junto con misiles intercontinentales desde tierra, lo que le da una mayor resistencia en caso de su arsenal nuclear recibiera algún tipo de ataque.
Misiles hipersónicos
Hace unos días contábamos en EL ESPAÑOL que la carrera por dominar los misiles hipersónicos no ha hecho más que empezar entre los grandes actores del panorama militar mundial.
La práctica invisibilidad de este tipo de arma ante los radares de los sistemas antimisiles que cubren algunos países la convierte en una amenaza realmente peligrosa. Tanto es así que algunas naciones como Corea del Sur ya han mostrado públicamente su preocupación ante el aumento considerable de las pruebas de lanzamiento mientras la mejora tecnológica al servicio de lo hipersónico no se detiene.
El último test en salir a la luz ha tenido como protagonista a la propia China y el supuesto lanzamiento del misil DF-17 con capacidad de acarrear una ojiva nuclear y empleando un cohete Long March. Según recoge el Financial Times, la prueba militar habría tenido lugar el pasado agosto ante la sorpresa de los servicios de inteligencia de EEUU, que suelen estar muy pendientes de este tipo de movimientos militares.
Quizá por eso la comisión conjunta del JCPOA, el acuerdo nuclear con Irán, volverá a reunirse el 29 de noviembre de forma presencial en Viena para continuar las conversaciones con la perspectiva de un posible regreso de EEUU al mismo, según el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).
En nombre del alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Josep Borrell, presidirá el encuentro en "formato físico" el vicesecretario general y director político del SEAE, Enrique Mora, precisó el portavoz de Exteriores de la Comisión Europea, Peter Stano.
Asistirán a la cita representantes de China, Francia, Alemania, Rusia, Reino Unido e Irán para continuar "las discusiones sobre la perspectiva de un posible regreso de EEUU al JCPOA y cómo garantizar la implementación total y efectiva del acuerdo por todas las partes", dijo Stano.
El presidente de EEUU, Joe Biden, avanzó el pasado 30 de octubre su voluntad de volver al acuerdo nuclear con Irán siempre que Teherán lo respete, en un encuentro con los líderes de Alemania, Francia y Reino Unido en el marco de la cumbre del G20 de Roma.
El acuerdo nuclear fue suscrito en 2015 entre Irán y seis grandes potencias (EEUU, Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania), pero fue abandonado en 2018 unilateralmente por Washington, que volvió a imponer sanciones contra Teherán.
El texto sancionado en 2015 limitaba el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales, por lo que la decisión de EEUU de reintroducir medidas punitivas en 2018, en la era de Donald Trump, lo dejó muy debilitado.
El pasado abril comenzaron negociaciones en Viena con seis grandes potencias, entre ellas EEUU de forma indirecta, para lograr el regreso de Washington al pacto y que Irán vuelva a cumplir el acuerdo, pero quedaron en suspenso con la llegada al poder en agosto del nuevo presidente iraní, Ebrahim Raisí.
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