Decenas de ciudadanos de Bangladesh avanzan con palos y otros productos en una manifestación social.

Decenas de ciudadanos de Bangladesh avanzan con palos y otros productos en una manifestación social. Europa Press

Asia

300 muertos, una ministra en el exilio y un apagón total: por qué la violencia sacude Bangladesh

El caos que afecta al país recuerda las manifestaciones y la posterior huida del expresidente, Gotabaya Rajapaska, de Sri Lanka en 2022.

6 agosto, 2024 02:00

Llevaba días advirtiéndolo y ahora la teoría se convirtió en realidad. Sheik Hasina, ya depuesta de su cargo de primera ministra, se vio en la necesidad de abandonar su país, Bangladesh, después de más de un mes de violentas manifestaciones sociales. La movilización arrancó a inicios de julio y el desenlace fue el mismo al que tuvo lugar en Sri Lanka dos años atrás. En ese entonces, el presidente Gotabaya Rajapaska dimitió y huyó de la nación tras semanas de presión ciudadana y conflictos cruzados.

En el caso de Bangladesh, la protesta comenzó en respuesta a unas cuotas al empleo público, que a ojos de una parte importante de la población, eran discriminatorias. Se trata de uno de los países más pobres del mundo, y en donde pese a un crecimiento económico sostenido en los últimos años, la oferta del empleo es casi inexistente. La violencia se hizo parte de las manifestaciones y ya son más de 300 los fallecidos. La mayoría de ellos, a causa de la represión policial y de la Liga Awami de Hasina

Pese a la ofensiva armada, los manifestantes se mantuvieron en las calles y después de varias semanas, el Tribunal Supremo les dio la razón. El gobierno se vio obligado a reducir el 30% de las cuotas para los descendientes de quienes lucharon por la 'libertad' en la Guerra de Liberación de 1971. Pese a ese triunfo, los jóvenes asiáticos permanecieron en el territorio, esta vez para exigir la dimisión inmediata de Hasina. 

Es el cuarto mandato consecutivo del actual presidente y el futuro en el país de Asía del sur está lejos de ser auspicioso. A los problemas políticos y a la tensión social se le añade un difícil devenir económico. Bangladesh sufre desde hace años una crisis financiera que le ha obligado a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de ayuda. Sus acercamientos se tradujeron en un préstamo de 4.700 millones de dólares en 2023. La ciudadanía sufre los efectos de la crisis y demanda un cambio. 

En arena política, la mandataria ha sido acusada de "autoritaria" y se le han adjudicado graves abusos de poder, que incluyen asesinatos extrajudiciales y desapariciones forzosas por las fuerzas de seguridad. Todo eso parece haber cambiado, después de que en la mañana de ayer, cientos de protestantes irrumpieron en la residencia oficial y se filmaron robando mobiliario, alimentos y sembrando el caos en los pasillos del palacio. 

La memoria puesta en Sri Lanka 

Lo vaticinado por la primera ministra de Bangladesh (y lo que finalmente ocurrió) lleva a la memoria a lo sucedido antes en Sri Lanka. En julio de 2022, también en la sede de gobierno, hordas de ciudadanos doblegaron los controles de seguridad y entraron a bañarse en las piscinas y a ejercitarse en el gimnasio. Todo esto, como una manera de demostrar el poder al que pueden acudir si así lo desean.

La historia se remonta a fines de 2019, cuando entre promesas de seguridad y de un mejor bienestar económico, un militar alzado consiguió la mayoría budista y se alzó cómo el liderazgo más importante del país. Sin embargo, el rápido deterioro que vino después lo dejó sin su cargo y la movilización volvió a tomarse las calles.

Por más similitudes que se puedan observar, lo cierto es que en Sri Lanka la manifestación no tuvo los mismos niveles de violencia y la respuesta de la policía no fue igualmente represiva. En Bangladesh, mientras tanto, son más las dudas que las certezas. Por el momento un gobierno interino fue conformado con la promesa de hacer justicia por todos aquellos que fueron asesinados o sufrieron injusticias de distinta índole en el contexto de las protestas.  Sólo así, dicen los voceros de la causa, se puede avanzar.