Manifestantes libaneses sostienen banderas durante una protesta en condena por el asesinato del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh.

Manifestantes libaneses sostienen banderas durante una protesta en condena por el asesinato del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh. Reuters

Oriente Próximo

Alerta máxima: los aliados de Israel se vuelcan para blindarlo ante el inminente ataque de Irán

Irán ayudó a Rusia en la guerra de Ucrania: Putin no puede pactar el envío de armas a Irán, pero puede ayudar a acelerar su proyecto nuclear.

6 agosto, 2024 02:00

Las palabras van dando paso a los movimientos diplomáticos y militares en un Oriente Próximo que espera el ataque inminente de Irán sobre Israel. Después del éxito de las FDI en sus ataques contra Hamás (muerte no confirmada de Mohammed Deif, su jefe militar, y de Ismail Haniyeh, su líder político) y contra Hezbolá (asesinato en Beirut de Fuad Shukur, uno de los comandantes en jefe de la milicia), todo el mundo espera la respuesta del régimen de los ayatolas. No solo porque a Haniyeh lo matara Israel directamente en un hotel de Teherán, sino porque es Irán quien patrocina militar y económicamente a ambos grupos terroristas.

Todo indica a que el propio Ali Jamenéi está detrás de la decisión de devolver el golpe a Israel. Irán está en pleno proceso de adaptación a su nuevo presidente, el reformista Masoud Pezeshkian, elegido el pasado mes tras la muerte de Ebrahim Reisi en un accidente de helicóptero. Aunque el régimen y sus resortes sigan siendo los mismos, es poco probable que Pezeshkian haya decidido por su cuenta enzarzarse en una guerra abierta contra Israel a solo una semana de llegar al puesto. Aparte, la relación entre Jamenéi y Haniyeh era fluida y directa. Como padre e hijo. El ayatola, de 85 años, exige venganza y su gobierno hará todo lo posible por complacerle.

En ese contexto hay que entender la visita este lunes de Sergei Shoigú, exministro de defensa ruso, a Teherán. Shoigú, apartado del cargo por Putin la pasada primavera, sigue siendo uno de los hombres de confianza del autócrata, en su nuevo cometido como asesor de seguridad. Irán ayudó a Rusia en su invasión de Ucrania con drones y componentes cuando nadie más se atrevía a hacerlo abiertamente. Es lógico que ahora le pidan a Moscú que devuelva el favor. Saben que el Kremlin no se va a lanzar a una guerra contra Israel y mucho menos contra Estados Unidos, pero Teherán buscaba un gesto y ahí ha estado Shoigú para escenificar la alianza.

Otra cosa será en qué pueda ayudar Rusia a Irán. Tal vez en funciones de inteligencia, aunque el propio asesinato de Haniyeh en la capital iraní ya demuestra que la ayuda está siendo escasa o, al menos, muy poco útil. Con todo su arsenal militar dedicado al frente de Ucrania, Putin no puede comprometerse a enviar armas a Irán, aunque sí puede ayudar a coordinar una respuesta y, sobre todo, puede acelerar los avances del proyecto nuclear iraní, el gran temor de Israel y Estados Unidos.

Pros y contras del triple frente

Porque lo que se está jugando aquí es la seguridad de Israel desde varias perspectivas. Netanyahu pretende acabar con Hamás para garantizar que los terroristas no vuelven a hacerse con el poder absoluto en la Franja de Gaza y, sobre todo, que no utilicen ese poder para atacar al estado hebreo, como hicieron salvajemente el pasado 7 de octubre.

Miembros de los scouts Imam al-Mahdi llevan una imagen que representa al difunto líder de Hamás, Ismail Haniyeh, durante una protesta que condena su asesinato en el Líbano.

Miembros de los scouts Imam al-Mahdi llevan una imagen que representa al difunto líder de Hamás, Ismail Haniyeh, durante una protesta que condena su asesinato en el Líbano. Reuters

El primer ministro israelí y sus aliados ultraortodoxos están decididos también a acabar con Hezbolá para aislar en lo posible a la Autoridad Palestina y aumentar los asentamientos ilegales en el norte de Cisjordania, algo que han condenado repetidas veces tanto los Estados Unidos como la ONU.

Ahora bien, en el fondo, saben que tanto estas bandas terroristas como las milicias hutíes o el llamado Eje de Resistencia de Irak y Siria no cejarán en su empeño de atacar Israel mientras el dinero iraní esté detrás. Y aquí sí que hablamos de una guerra existencial. Hamás, Hezbolá y compañía tienen sus límites y sus posibilidades, por atroces que sean. Irán, si consigue armas nucleares, pasará a convertirse en un enemigo temible que puede desencadenar un conflicto irremediable.

Si Israel quiere acabar con Irán, o por lo menos quiere reducir su capacidad militar, este es el momento para hacerlo. De eso están convencidos en Tel-Aviv, donde se llevan preparando meses para una guerra en múltiples frentes. Su táctica, de momento, está siendo la acción-reacción.

Al ataque de Hamás, le siguió la entrada de las FDI en Gaza. Los bombardeos de Hezbolá sobre el norte de Cisjordania han servido como motivo para acabar con varios de sus líderes y sacar músculo en el mismísimo Beirut. Al paripé iraní de abril, le siguió otro paripé de vuelta por la presión internacional…Un segundo intento puede cambiar por completo la situación.

Blinken y Biden advierten

Eso, al menos, es lo que teme la administración Biden. El objetivo número uno del presidente estadounidense durante su último año de mandato ha sido conseguir una paz más o menos estable en Oriente Próximo. No ha tenido éxito alguno. Su principal aliado, Israel, ha hecho oídos sordos a todas sus propuestas, mientras que sus otros socios, los países árabes suníes, se limitan a mediar sin mojarse demasiado entre dos alternativas que, para ellos, son igual de abominables: el totalitarismo chií de Irán y la anomalía hebrea de Israel.

En las últimas horas, Biden ha hablado por teléfono con Netanyahu una vez más y le ha exigido un acuerdo en Gaza. Nada hace pensar que el primer ministro israelí vaya a aceptar acuerdo alguno ahora cuando no lo ha hecho en peores tiempos. A continuación, el presidente avisó a sus compañeros del G7 de la inminencia de un ataque militar de Irán, tras lo cual prácticamente todos los países occidentales han pedido a sus ciudadanos residentes en el Líbano que abandonen sus fronteras lo antes posible.

Un manifestante participa en una protesta en condena por el asesinato del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh.

Un manifestante participa en una protesta en condena por el asesinato del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh. Reuters

El secretario de estado norteamericano, Antony Blinken, habló este lunes con el emir de Qatar y con sus demás aliados árabes para consensuar una respuesta al probable ataque de Irán. Los bandos, como se ve, están ya movilizados y en alerta. Serán Jamenéi y Netanyahu quienes decidan hasta donde quieren llevar el enfrentamiento.

Irán lleva décadas soñando con "echar al mar" a los ciudadanos de Israel mientras que Israel sueña con el fin del régimen de los ayatolas una vez ha conseguido una convivencia razonablemente pacífica con el resto de su entorno musulmán.

¿Elegirá Teherán otra ronda de fuegos artificiales, delegará el ataque en sus numerosas milicias terroristas o probará un ataque en toda regla contra los centros civiles y militares israelíes? De la contundencia de la ofensiva dependerá, probablemente, la de la defensa… Pero tampoco descartemos que Netanyahu vuelva a jugar por su cuenta y aproveche cualquier atisbo de debilidad para ganar terreno. El tiempo, como decimos, apremia. Si Irán llega a convertirse en potencia nuclear, el juego pasará a tener otras reglas bien distintas.