“Estaba sentado en una roca en mi puesto usando lentes de visión nocturna monitoreando cualquier movimiento de tropas (...). De repente, algo se movió a menos de dos metros de mí. Me llamó la atención, distrayéndome, me di cuenta de que era un gato, con frío, como yo. Me observó por unos segundos. Parecía preguntarse si yo era un alma agresiva o compasiva; entonces avanzó hacia mí, se sentó sobre mi regazo y comenzó a ronronear”.
Esta situación casi idílica es la que describe un terrorista de Estado Islámico (EI) bajo el nombre de Abu Harith ath Thagri en el último número de la revista propagandística de la organización, Dabiq. “Contemplad la creación” titula la historia que encabeza la publicación en la que asegura que ese gatito le hizo reflexionar sobre los seres creados por Dios.
Pretende mostrar una compasión y amor por este animalillo que nada tiene que ver con las otras páginas de la revista, en las que el EI presume de todos sus ataques terroristas que desde junio han sacudido el mundo y se han llevado por delante la vida de 162 víctimas (84 en Niza, 49 en Orlando, 26 muertos en Daca (Bangladesh) 2 en Magnanville y 1 en Saint Etienne du Rouvray, Francia) además de dejar heridas a cientos. Llamativamente, no menciona el atentado en el aeropuerto de Estambul, que dejó 44 fallecidos y que Ankara atribuyó a esta organización terrorista, sin que se haya llegado a producir una reivindicación.
“Era una criatura con alma, capaz de observar a otra criatura con alma y determinar si la otra criatura la acogería o no y finalmente decidir tomar el riesgo de entrometerse en el regazo de la otra criatura en busca de bienestar y calor. ¡Que maravilla que Él, que creó ambas criaturas, facilitara medios de comunicación para ellos insondables para ninguno de ellos!”, asegura quien firma la historia del gatito, a la que acompaña la fotografía de un terrorista con un cachorro felino en brazos que acompaña esta información.
La propaganda de Estado Islámico entra así en la recurrente tendencia de internet sobre cachorros de gatos o perros. “Internet está obsesionada con los animales: desde pequeños gatitos hasta poderosas bestias salvajes. Buscamos constantemente formas de alimentarlos y cuidarlos. A cambio, ellos nos regalan lealtad, afecto y horas de diversión en internet”, constató en su análisis de tendencias de 2014 el buscador Google. Los terroristas incluso emplean la misma herramienta que tras los atentados de Bruselas los usuarios de la Red impusieron para evitar poder dar pistas sobre las pesquisas a los terroristas: los gatitos.
Dice el terrorista que el encuentro con el gatito supuso “un momento de reflexión como ningún otro, una bendición de Dios”. Acto seguido rememora haber combatido durante meses en las filas del EI, luego con Jabat al Nusra -la hasta esta semana rama de Al Qaeda en Siria que ahora se ha desvinculado para continuar su terrorismo islamista por su propio camino-.
Elogia a los bebés al tiempo que los mata
El terrorista reprocha a “los ateos y agnósticos de Occidente” que “nieguen arrogantemente a Dios” por considerar que cosas como el amor que surge entre un hombre y una mujer -lo de que pueda surgir entre personas del mismo sexo ni lo menta- sea “resultado del caos”. Entre sus siguientes argumentos habla del sentimiento del amor, no sólo en la pareja sino hacia los bebés hacia los cuales los padres sienten “compasión” por obra de Dios.
Una compasión muy alejada de todos los pequeños que arrolló el camión de Niza, con niños como Yanis, que a sus 4 años falleció con la cadenita de una sura protectora del Corán que le había regalado su abuela al nacer. O como Silvia (2 años), Killian (4), Kayla (6), Yanis (7), Léana (7), Brodie (11), Elouan (12), Mehdi (12), Amie (12), Laura (13 años), Ludovic (15), Laurie (17), André (17)… por nombrar únicamente a las almas menores de edad que perdieron la vida el 14 de julio, según la identificación formal de las víctimas, recopilada por el diario francés Le Point.
El terrorista pretende erigirse en un buen creyente argumentando que Dios da a las pequeñas criaturas “inocencia en sus ojos”, “una monada de sonrisa y risa detonando las muchas sensaciones de felicidad en los corazones de sus padres”, como si quienes juran lealtad al grupo terrorista Estado Islámico pensaran en esto cuando matan indiscriminadamente a cientos de personas, incluidos niños.
En una divagación sobre la creación, el terrorista acaba afirmando que “al hombre le mueve la felicidad y la tristeza, el amor y el odio, y el anhelo por algo mayor”. Incluye el odio, el odio de Estado Islámico, al mismo nivel de buena voluntad que el resto de sentimientos y afirma que el hombre “odia por Dios todo lo que Dios odia”.
Sin embargo, así como en otros pasajes del artículo dedicado a su particular punto de vista sobre la creación, en este punto no incluye ningún párrafo que citar de ninguna fuente escrita islámica, como sí hace en otros párrafos hablando -por ejemplo- de “la cura para las personas”. Tampoco añade citas coránicas o de otra referencia islámica cuando asegura que “Dios preparó la Tierra para la batalla más sangrienta antes de la Hora, para ver a Sus esclavos sudar [su] sangre y la de sus enemigos”.
Obvia que el Corán prohíbe matar
El problema para su argumentario sangriento es que en este punto tendría que haber citado textos como el de “Un creyente no puede matar a otro creyente, a menos que sea por error. Quien mate a un creyente premeditadamente, tendrá la Jehenna [condena al fuego del Infierno] como retribución eternamente” (Corán 4:94/ 92-95/93). O como el de la sura 5, verso 32 del Corán: "Por esta razón, decretamos para los hijos de Israel que quien matara a un ser humano -no siendo [como castigo] por asesinato o por sembrar la corrupción en la tierra- sería como si hubiera matado a toda la humanidad; y, quien salvara una vida, sería como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad".
Las excepciones en las que el Corán sí justifica matar a otra persona se resumen en una motivación por defensa propia. Se producen en el contexto histórico bélico en los inicios del islam y hoy sólo podrían ser aplicables si lo ordenase una autoridad estatal (como sucede en cualquier guerra tradicional), coinciden todos los expertos consultados. Por cuestiones como ésta, a esta organización asesina le interesa autodenominarse “Estado Islámico”, aunque no conforme ni un país ni siga los preceptos básicos del islam ni de las otras religiones sobre el amor al prójimo.
Abdelaziz Hammaoui, uno de los mayores estudiosos del islam en España -imán, teólogo musulmán, profesor de la Cátedra de las Tres Religiones en la Universidad de Valencia y presidente del Centro Cultural Islámico de Valencia-; Javier Rosón, investigador del islam en Europa de Casa Árabe; Mounir Benjelloun, presidente de la Comisión Islámica de España y de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas; y Dolors Bramón, profesora emérita de la Universidad de Barcelona experta en el islam, recalcaron hace ya tiempo en EL ESPAÑOL que el islam es una religión de paz, entre éstas y otras pruebas de que el autodenominado 'Estado Islámico' nada tiene que ver con la fe musulmana.
Por supuesto no son ni mucho menos los únicos que se han visto obligados a clarificar esto en los últimos tiempos. El ejemplo más reciente viene de la boca del rector de la Gran Mezquita de París, después de que dos terroristas del EI degollaran al sacerdote Jacques Hamel mientras oficiaba una misa en Saint Etienne du Rouvray (Normandía). Lo calificó de “sacrilegio blasfemo” y “un acto al margen del islam”.
Lejos del rencor ensalzado por el EI, la hermana del cura degollado llamó en su funeral a todos a ser “artesanos de la paz”. Roseline no mostró un atisbo de deseo de venganza por el anciano de 86 años al que dos jóvenes de 19 años asesinaron sin señal alguna de ese “alma compasiva” que la propaganda del grupo terrorista pretende transmitir con su gatito.