Las mujeres musulmanas son el grupo social con mayor desventaja económica de la sociedad británica, según un informe publicado por el comité parlamentario Mujeres e Igualdades. Ellas tienen tres veces más posibilidades de no ser contratadas que el resto de mujeres.
El estudio se lanzó porque de "entre todos los grupos religiosos y étnicos (en Reino Unido), los musulmanes experimentan los niveles más altos de desventaja en el mercado laboral". Las conclusiones muestran que las mujeres musulmanas se enfrentan a una “triple pena” al buscar trabajo: ser mujer, pertenecer a una minoría étnica y ser musulmana. De entre las tres, la última es la que tiene un mayor peso.
“Ellas [musulmanas] tienen un 71% más de posibilidades de estar en paro que las mujeres blancas cristianas, incluso cuando tienen el mismo nivel educativo o habilidades lingüísticas”, advierten. El informe sugiere que la razón principal de esta discriminación es la forma cultural de vestir y los estereotipos de sus empleadores.
Ante el mismo nivel educativo o habilidades lingüísticas, tienen un 71% menos de posibilidades de ser contratadas
El informe apunta que este colectivo “no debe ser considerado un grupo homogéneo”. Sólo el 24% de las musulmanas entre 16 y 24 años está de acuerdo con que las mujeres deben ser amas de casa mientras que entre las musulmanas de más de 55 años la mitad de las encuestadas sí prefieren ese rol social. Esto es un síntoma de que el grupo está cambiando.
Presionadas a quitarse el velo para trabajar
El mayor hándicap es el auge de la islamofobia. La Red Europea Contra el Racismo publicó en junio un estudio que recogía que una de cada ocho paquistaníes era preguntada por sus aspiraciones familiares en las entrevistas de trabajo, mientras que entre las británicas la proporción era de una de cada treinta. El informe también reconoce que el menor manejo del idioma en algunos casos también supone un problema.
En 2015, el 35% de las musulmanas de entre 16 y 64 años trabajaron. Por el contrario, casi el 70% de todas las mujeres británicas en esa misma franja de edad tenían un empleo entre marzo y mayo de este año, según las cifras de las autoridades británicas.
El comité que realizó el informe también habló con las musulmanas de la Universidad de Bedfordshire, quienes afirmaron encontrarse en medio de un dilema. Las entrevistadas piensan que la decisión de ponerse un velo es voluntaria, pero si no se cubren la cabeza, serán mal vistas por los hombres de su familia. Por otro lado, si se lo ponen, sus oportunidades laborales se ven reducidas.
El informe cita otro estudio de 2008 en el que el 18% de las entrevistadas aseguraron que llevaban velo y no habían conseguido trabajo. Cuando se lo quitaron, todas ellas encontraron empleo.
El Gobierno reconoce el problema
Los miembros del comité que han elaborado el informe han pedido a los ministros que introduzcan medidas urgentes antes de finales de año para solucionar la discriminación. Una de las propuestas es que en la selección de personal en las empresas no se muestre el nombre, una medida que ya había apoyado el anterior primer ministro David Cameron en 2015.
Un portavoz del Gobierno británico ha comentado a la BBC que “están haciendo progresos”. Este portavoz ha señalado también que “ahora hay un 45% más de mujeres trabajando que en 2011”, aunque en el Ejecutivo saben que “todavía hay mucho que hacer”.
A estos problemas hay que sumar el acoso sexual a mujeres en el trabajo. Una investigación publicada este miércoles por la Confederación Nacional de Sindicatos británicos revelaba que el 52% de todas las mujeres sufren este tipo de violencia, un porcentaje que se elevaba al 63% entre las mujeres menores de 24 años.