“Me siento solo aquí, lejos de mi familia y mis amigos. Necesito salir de este infierno”, confiesa J. S., un joven afgano de 16 años que se encuentra en un centro de detención provisional en Grecia. Su caso no es aislado.
Un informe de Human Rights Watch (HRW) describe, a través de sus 42 entrevistas, las penurias psicológicas que padecen los menores “hacinados” en centros de detención y comisarías helenas.
En los siete primeros meses de 2016, Grecia registró a más de 3.300 menores no acompañados. Las autoridades helenas anunciaron este jueves que dentro de sus fronteras hay 7.800 personas que no se encuentran bajo las instalaciones creadas por el Estado.
La legislación de este país establece que los menores pueden estar bajo custodia policial durante un total de 25 días, por alguna situación excepcional la estancia se puede alargar a 45. Pero a menudo, afirma HRW, los niños son retenidos por períodos más largos, con lo que la estancia media es de 40 días.
Esta práctica va en contra de la resolución 44/25 de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por la ONU en 1989, que establece que la detención de un niño “se utilizará tan sólo como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda”.
Otra de las cuestiones que se denuncian en el documento es el trato descuidado que reciben los menores en los centros de detención provisional, según las personas entrevistadas. Cuatro de ellos denunciaron haber sido humillados y abofeteados por los agentes de seguridad.
“No me sentía seguro porque los otros [en la celda] estaban consumiendo drogas (…) Cuando se peleaban naturalmente tenía miedo y no podía dormir”, relata N.S., adolescente de 17 años, que ha tenido que convivir en una celda con adultos.
Otros, en cambio, alertan de la insalubridad de los establecimientos. “Juro por Dios que duermo al lado de ratas”, explica un joven de 15 años que está acogido en un centro de Amygdaleza, en Atenas.
Human Rights Watch denuncia la falta de ayuda psicológica y afectiva a los menores refugiados. De los cuatro centros que esta organización visitó, únicamente uno concede asistencia de este tipo.
Tampoco los entrevistados tuvieron la oportunidad de tener un intérprete para interactuar con la policía. “Estamos hablando de niños que están solos y que han huido de sus países de origen, a menudo para escapar de la violencia. Grecia y la Unión Europea deberían mejorar sus servicios a estos niños vulnerables que necesitan y merecen atención y cuidados”, declaró Rebecca Riddell, que trabaja en la división de Europa y Asia Central de HRW.
“Estoy muy asustado. Soy un niño y nunca he vivido esta situación”, comenta un joven paquistaní de 17 años, ubicado en un centro de detención de Atenas. “Estábamos riéndonos en la celda. Un agente de policía me tiró al suelo, me puso en una silla y me ató las manos… Él tenía el poder. Pudo hacerme cualquier cosa. Todos nosotros estamos solos ahí”, confesó el chico.
Este problema se ha acrecentado tras la decisión de algunos países de Europa del Este de cerrar sus fronteras. Grecia ha recibido en sus costas a más de 160.000 refugiados y migrantes en los primeros siete meses de 2016.
El país liderado por Alexis Tsipras anunció que tiene capacidad para acoger a 800 niños no acompañados en sus refugios a pesar de que sólo el pasado 11 de agosto se registraron más de 1.400 solicitudes de ingreso.
Un informe publicado por Unicef este jueves destaca la magnitud de este problema: más de la mitad de los refugiados del mundo son niños y en los últimos diez años ha aumentado en un 21% el número de menores migrantes. En concreto, el 38% de los refugiados y migrantes que llegan a suelo heleno no alcanzan los 18 años de edad y casi la mitad de todos los que llegan provienen de Siria, según un análisis de la agencia para los refugiados de Naciones Unidas (Acnur).
A pesar de que los líderes comunitarios ratificaron en septiembre del año pasado un plan de reubicación de emergencia de solicitantes de asilo, por el momento solamente han sido distribuidos cerca de 3.000 refugiados de los 66.400 acordados.
El mes pasado, el Alto el Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, alertó desde un centro de acogida en Grecia de la necesidad de actuar rápido para la reubicación de solicitantes de asilo.
Por ahora, apenas 49 niños no acompañados han sido reubicados desde que se puso en marcha este proyecto. “Si los Estados miembros de la UE se toman en serio su deber de proteger a los menores vulnerables, deben trasladarlos con urgencia desde Grecia a otros países miembros”, recalcó Riddell, de HRW.