Pasaron de vigilarlo cada 15 minutos a hacerlo únicamente cada 30. Lo aconsejó la psicóloga que le trataba y que no había llevado nunca antes casos relacionados con el terrorismo. Ningún intérprete había hablado con él, de origen sirio. La mujer que descubrió al terrorista ahorcado era una persona en su etapa de formación. Se quitó la vida con su propia camisa este miércoles a primera hora de la noche.
Las autoridades regionales y judiciales de Sajonia, estado federado donde se encontraba detenido desde el lunes el sospechoso Jaber Albakr, han comparecido este jueves en una rueda de prensa recogida por los medios alemanes para explicar cómo ha podido quitarse la vida un presunto terrorista en su celda.
Al contrario de las informaciones iniciales, el ministro de Justicia de Sajonia, Sebastian Gemkow, "no se había constatado ningún peligro inminente de suicidio" en el acusado. Las autoridades han defendido que aunque la psicóloga de Albakr no tenía experiencia en el ámbito terrorista, sí tenía amplio recorrido... desde 2001.
Albakr no comía desde que lo apresaron el lunes. Permanecía solo en una celda y el martes avisó de que una lámpara del techo estaba arrancada. Creyeron que no era más que vandalismo. Cuando el miércoles fue a ducharse sobre las 10:00 de la mañana, los vigilantes se percataron de que también había manipulado un enchufe.
A las 19:45 apareció ahorcado con ayuda de su propia camisa, una mesa y las rejas de su celda en Leipzig, la ciudad del este alemana donde fue detenido el lunes tras haber conseguido darse a la fuga unos días antes. Hacía 15 minutos que habían pasado a vigilarlo, según Rolf Jacob, director de las dependencias penitenciarias.
"Debemos preguntarnos si a lo mejor actuamos con demasiada buena fe", ha señalado Jacob a la vez que se ha escudado en que cumplieron las normativas.
El sirio de 22 años que había obtenido el estatus de refugiado en Alemania, no era un sospechoso cualquiera: las autoridades creen que pensaba atentar esta misma semana contra un aeropuerto berlinés (tiene dos activos y uno en construcción). Pero no ha dado apenas tiempo a interrogarle.
Los errores se acumulan en un caso en el que además llegó a manos de las autoridades gracias a otros dos ciudadanos sirios que lo acogieron en casa pensando que era un refugiado recién llegado -según su versión- y lo ataron con lo que encontraron en su modesto piso -el diario Bild publicó imágenes de sus tobillos atados con el cable de una regleta en un salón con poco más que un sofá- hasta que llegó la policía.
El ministro del Interior alemán, Thomas de Mazière, que había pedido a primera hora de este jueves aclaraciones, ha reconocido que la precipitada muerte de Albakr dificulta las investigaciones sobre posibles cómplices del presunto terrorista.