Motosierras, bates de béisbol o cuchillos son las armas -no siempre reales- con las que distintas personas disfrazadas de desagradables payasos se han dedicado a dar sustos en las calles de Alemania últimamente. Suelen hacerlo de noche y, mientras algunos quieren asustar con su macabra broma para divertirse, unos pocos se visten de esa guisa para tratar de robar.
Esta particular forma de divertirse para algunos comenzó en Estados Unidos hace ya unos años inspirados por el payaso de la novela de terror de Stephen King It y en las últimas semanas ha habido un nuevo despunte que ha traspasado fronteras. Se ha extendido a otros países –en Europa se han reportado casos puntuales en Reino Unido, Dinamarca o Suecia, en este último con un apuñalamiento- y este fin de semana se manifestó en Alemania con fuerza: sólo en Renania del Norte-Westfalia (oeste de Alemania), la Oficina Regional de Investigación Criminal ha registrado 86 casos el pasado fin de semana hasta las 11 de la mañana del lunes.
“No son tonterías ni simples travesuras. Hay personas a las que asustan con cuchillos, motosierras… si son reales o no, es indiferente inicialmente. Tan pronto como yo me sienta amenazado y ponga una denuncia, ya hay un delito”, indica a EL ESPAÑOL el portavoz de la Oficina, Frank Scheulen. Estos supuestos payasos también deben tener en cuenta que las personas a las que gasten sus macabras bromas pueden tener alguna enfermedad, como una afección del corazón, añade.
Los medios de comunicación alemanes han informado sobre algunos de los casos en este estado federado: en Colonia una de las víctimas del susto acabó herida por un cuchillo; otros dos “payasos” atemorizaron a los niños de una escuela en Duisburg y uno de ellos acabó golpeando con su bate de béisbol a un adulto; en Aquisgrán otro supuesto payaso saltó desde un arbusto para asustar a un ciclista, que se cayó y acabó en el hospital mientras su presunto agresor había huido.
En otro episodio en la la localidad de Gelsenkirchen, un chico de 16 años disfrazado de payaso amenazó con un bate de béisbol a otro chico dos años menor que él. La víctima se dañó la mano de tal manera al huir, que tuvo que ser operada, informó la agencia pública alemana DPA. “En este caso se quedará en horas de servicio a la comunidad o una amonestación. Si el autor del delito fuera mayor de edad, podría acabar con una pena privativa de libertad de un año o una multa”, explicó Olaf Brauweiler, de la policía local a la agencia.
Posibles penas de cárcel
El propio ministro de Justicia de Renania del Norte-Westfalia, Thomas Kutschaty, ha salido al paso para tratar de frenar esta ola de sustos delictivos. “El que quiera dar un susto de muerte a otros, no es divertido, sino un delincuente”, ha señalado al diario alemán Bild. “También en este caso el payaso puede acabar hasta un año en la cárcel”.
Este lunes, la Oficina de Scheulen ha distribuido indicaciones preventivas contra estos macabros payasos para los ciudadanos entre sus comisarías de policía y por internet. Recomienda que se mantengan ojo avizor para poder “reconocer peligros y apartarse a tiempo”. Las autoridades de Renania del Norte-Westfalia quieren evitar confrontaciones y piden a la gente que no se hagan los valientes: “Quitarse de en medio si tiene sensación de peligro, nunca es una señal de cobardía, sino de sano sentido común”, enfatiza la hoja de esta campaña preventiva.
Scheulen cree que la cercanía de la fiesta de Halloween (el 31 de octubre) puede estar relacionada con el boom de estos “payasos terroríficos”, cuya acción también potencian los vídeos que los propios bromistas comparten por internet, añade. Sin embargo, por el momento no le consta que haya habido una convocatoria específica a través de las redes para que se dieran tantos casos tan seguidos en sólo un par de días.
En este estado federado se habían registrado otros 23 episodios así antes del fin de semana en lo que va de año, la mayoría en las últimas dos semanas.
En el resto del país también se cuentan por decenas las macabras bromas o ataques, aunque la suma resulta difícil de cuantificar al corresponder a cada estado federado su clarificación. Por ejemplo, el diario Die Welt recoge en un mapa más de 20 casos en toda Alemania sólo este fin de semana basado en las distintas noticias recogidas en los medios sobre los casos que han trascendido, un número a todas luces inferior a los casos que se están investigando si recordamos que sólo en Renania del Norte-Westfalia son 86.
Una tendencia que preocupa a la policía
El vicepresidente del sindicato policial de Alemania (GDP), Jörg Radek, afirma a este diario que “efectivamente parece con estos actos que se dibuja una tendencia, que sin embargo no debe convertirse en una moda”. Apunta a que “por supuesto” la Policía estará muy atenta a cómo se desarrollen los acontecimientos y aconseja a cualquier persona que se sienta amenazada a denunciarlo.
Radek lanza una advertencia a los macabros bromistas: “Estos payasos terroríficos deberían contar también con que alguien ejerza su derecho de legítima defensa”. Precisamente este martes la Policía ha comunicado que el lunes un adolescente de 14 años respondió acuchillando a otro chico de 16 años que trataba de asustarle disfrazado de payaso diabólico, recoge Efe. El apuñalado fue ingresado de urgencia, porque se temía por su vida. Los dos menores eran conocidos del barrio y el presunto agresor dio los primeros auxilios al malogrado bromista hasta que llegó la ambulancia.
Sobre las consecuencias a las que se pueden enfrentar también los payasos, el portavoz del sindicato policial confirma que puede ir desde una multa por infringir algún reglamento hasta la cárcel por provocar una lesión física.
En un caso en el Sarre (región fronteriza con Francia y Luxemburgo), una persona con máscara de payaso asustó a los pasajeros de un tren regional con un cuchillo y cuando se bajó del tren siguió amedrentándoles -a un niño incluido- al golpear una ventana desde el andén. Dos horas después arrestaron al sospechoso. Era un hombre de 26 años borracho. Su macabra broma recuerda al ataque con un hacha que llevó a cabo un joven adherido al grupo terrorista Estado Islámico en un tren regional de Baviera hace unos meses.
Precisamente en Múnich, la capital bávara, otra persona con máscara de payaso salió también de su escondite en un arbusto moviendo un hacha para asustar a un niño. “Estas bromas de mal gusto pueden tener malas consecuencias”, ha advertido el ministro del interior bávaro este lunes en el diario local Passauer Neue Presse. “Por eso no dejaremos pasar nada y perseguiremos cada caso consecuentemente y lo sancionaremos como corresponda”.
En Bremen y Berlín los payasos del horror pasaron de la broma macabra y violenta y directamente a robar tras el disfraz para poder delinquir sin que les pudieran reconocer, según medios locales.
La palabra “payaso” cobra su peor significado con esta nueva tendencia hasta tal punto que el gremio circense de Alemania ha salido al paso para defender esta profesión y una ONG alemana de payasos que acuden a los hospitales a animar a los enfermos, también. “Los 'payasos terroríficos' no son payasos. Son personas disparatadas que quieren experimentar sus destructivas inclinaciones únicamente de esta pobre forma”, ha reivindicado en un comunicado Clowns in Medizin und Plege (Payasos en la Medicina y el Cuidado). “No son ni cómicos ni impactantes, sino una grotesca copia de una profunda alegría humana y positiva por la anarquía”.
Scheulen, el portavoz de la Oficina Regional de Investigación Criminal de Renania del Norte-Westfalia, subraya a este periódico: “La gente se asusta con estas máscaras de payasos terroríficos (…). No es divertido”. Pero tiene claro que en los próximos días se producirán más episodios.