Turquía es para los intereses de Europa un socio tan importante como incómodo. En vista de la evolución que ha tomado el país en manos de su presidente Recep Tayyip Erdogan, para los representantes europeos viajar a Ankara no es en absoluto un ejercicio fácil.
Prueba de ello es que el jefe de la diplomacia germana, Frank-Walter Steinmeier, tuviera que exponerse hace sólo unos días en público a los incendiarios reproches de su homólogo turco Mevlüt Çavuşoğlu. Éste acusó a Alemania de haberse convertido en refugio para terroristas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y para los seguidores del religioso Fethullah Gülen, el clérigo acusado por Erdogan de la frustrada intentona golpista del pasado mes de julio.
Çavuşoğlu formuló esas acusaciones en la rueda de prensa que mantuvo con Steinmeier en Ankara. El ministro alemán, que va camino de convertirse en el próximo presidente de la República una vez llegue Joachim Gauck al final de su mandato, reaccionó desagradablemente sorprendido. “No podemos entender esas acusaciones”, manifestó Steinmeier.
El incidente muestra la incomprensión que actualmente reina entre autoridades turcas y europeas. Turquía es objeto de críticas internacionales por la deriva autoritaria de su Ejecutivo con detenciones de opositores y despidos por decenas de miles de trabajadores públicos por su supuesta vinculación al intento del golpe de Estado. Ankara está “harta de las declaraciones degradantes”, en palabras de Çavuşoğlu. Ese hartazgo ha llevado en buena medida a cierto desinterés que expresan los responsables turcos respecto a la Unión Europea.
Lo que dice la Unión Europea no interesa en Turquía
“Lo que dice la Unión Europea no interesa en Turquía”, dice a EL ESPAÑOL la periodista turca Asli Aydintaşbaş. Esta reportera del diario opositor Cumhurriyet y analista del think tank paneuropeo Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas inglesas) señaló como ejemplo un ejemplar de 'su' periódico de ese día. En sus páginas se daba cuenta del informe anual de la Comisión Europea sobre el proceso de adhesión de Turquía -hecho público un día antes- en un pequeño párrafo situado en la página 20. “En Turquía nadie habla de esto, no es una historia”, lamenta Aydintaşbaş.
Formada en Estados Unidos, esta periodista e investigadora representa esa parte de la sociedad turca sobre la que pesan las mayores amenazas en el país de Recep Tayyip Erdogan.
Murat Sabuncu, uno de los jefes de Aydintaşbaş en el Cumhurriyet, forma parte de los detenidos recientemente en la ola represiva que vive Turquía, con más de un centenar de periodistas apresados.
“El AKP [el Partido de la Justicia y el Desarrollo, la formación del presidente Erdogan] tiene el control total sobre los medios de comunicación, no se publicada nada, sólo se escucha una voz, la de Erdogan que dice: 'soy un líder fuerte, plantaré cara a los europeos'”, expone Aydintaşbaş.
Éste es el contexto mediático de una maniobra represiva del Ejecutivo turco que ha dejado, de momento, algo más de 6.000 militares detenidos por supuestos vínculos golpistas. La mayoría de ellos soldados aunque también se cuentan 150 generales y almirantes. El número de agentes policiales que han sido despedidos está por encima de los 13.000, aunque recientemente readmitieron a 3.181. También ha expulsado de la carrera judicial a 203 magistrados y fiscales, así como a 21.000 maestros y más de 1.500 profesores de universidad.
La ola de represión en Turquía implicaba hace unos días a las detenciones de Selahattin Demirtas y Figen Yüksedag, líderes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), junto a otros diez diputados turcos. A esos miembros del HDP, la tercera fuerza política del país y el más importante de los partidos kurdos, se les acusa de actuar a las órdenes del PKK.
UE y ONU afean la "grave" represión
Steinmeier fue muy claro durante su visita a Ankara el pasado martes: reprochó abiertamente que las detenciones y despidos "hace tiempo que ya no se limitan a la persecución de los responsables del fallido intento de golpe de Estado".
El informe de la Comisión Europea no es ajeno a esta ola represiva. De hecho, dedica una sección de una veintena de páginas a la situación del país en relación con la intentona golpista. En dicho texto, figuran como objeto de “gran preocupación” las detenciones de los miembros del HDP. Los autores del documento, que se extiende en un centenar de páginas, esperan que sirva de “inspiración” y que consideren sus recomendaciones de reformas de la administración pública y de acceso a las instituciones públicas con la ayuda de internet.
El Gobierno está imponiendo medidas draconianas que limitan la libertad de expresión
El máximo responsable de la libertad de expresión de Naciones Unidas, David Kaye, ha mostrado en un comunicado también su profunda preocupación por "medidas empleadas para erosionar la opinión y la expresión independiente" en Turquía.
"El Gobierno está imponiendo medidas draconianas que limitan la libertad de expresión", dijo Kaye el viernes tras una semana de investigación y trabajo de campo en el país. "La prensa, los individuos online, artistas, voces opositoras y muchas otras afrontan una presión sin precedentes, desde la censura a detenciones descaradas".
Kaye considera además que la ley antiterrorista turca, los decretos de emergencia, la criminalización de la difamación de Erdogan y regulaciones para internet imponen ataques innecesarios y desproporcionados a la libertad de expresión, incluso en el contexto de un estado de emergencia. El máximo responsable sobre la libertad de expresión de la ONU considera la situación "grave" y califica de "ataques injustificados" la ola de detenciones y despidos.
SIN CAPACIDAD DE INFLUENCIA
Sin embargo, en Bruselas se asume mayoritariamente que, hoy por hoy, la UE no tiene capacidad para influir sobre los acontecimientos en Turquía. En Berlín, la capital más influyente de Europa, también predomina esta visión.
“Nuestra triste valoración es que, por el momento, Turquía no está preparada para tomar un camino conjunto con la UE y dejarse influenciar por Europa”, dice a este periódico Andreas Nick, diputado de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel. “Estamos preocupados por la situación, la represión tras el golpe de Estado ha sido exagerada, detenciones como la del director Cumhurriyet, que está siendo perseguido por terrorismo, es inaceptable, no se adapta a los estándares europeos democráticos y de respeto de los derechos humanos”, agrega.
Estamos preocupados por la situación, la represión tras el golpe de Estado ha sido exagerada
Nick se encontraba en Ankara hace unos días. Tenía previsto reunirse con los líderes del HDP. Pero el encuentro se suspendió el mismo día en que el estaba acordada la cita debido a la detención uno de sus interlocutores. “Aquello nos chocó”, comenta Nick, que dice temer que Turquía esté operando “una ruptura con Occidente y Europa”. Su preocupación mucho tiene que ver con que Alemania albergue la mayor comunidad turca de Europa, con tres millones de personas.
Para Europa, especialmente para Alemania, el polémico acuerdo con Turquía en materia de refugiados alcanzado hace un año ha sido clave para rebajar el número de la llegadas de demandantes de asilo a suelo europeo. Este entendimiento ha hecho al país de Erdogan ganar mayor peso ante una Europa que parece haber quedado en manos de Ankara en materia de inmigración.
UNA RELACIÓN MUY DETERIORADA
El entendimiento con Ankara es crucial en términos energéticos para Europa. Como también lo es la cooperación en materia antiterrorista. Turquía figura, además, como uno de los países que serán clave en la reconstrucción de Siria e Irak y capaces de contrarrestar la influencia rusa en el escenario de Oriente Medio. “Turquía está en un lugar geoestratégico”, resume Nick.
Por su parte, Europa es el principal socio comercial de Turquía. “La UE es el principal mercado para las exportaciones de Turquía, también lo es a nivel de importaciones, además de ser la principal fuente de inversiones”, recuerda a este diario Laura Kabis-Krechrid, experta en cuestiones turcas del DGAP. “Turquía no puede sustituir a la UE con alianzas con otros países, ya sea Rusia o Israel”, añade.
Parte de la culpa de la evolución de Turquía también la tiene Europa
Sin embargo, resulta obvio que “la relación de Europa con Turquía se ha deteriorado en el último mes”, constata en declaraciones a este periódico Ioannis Grigoriadis, profesor asociado de la Universidad Bilkent de Ankara y experto en cuestiones europeas del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP, por sus siglas alemanas). “Hace diez años había en marcha en Turquía una serie de reformas que iban en la buena dirección, la situación de los derechos humanos mejoraba, el país se desarrollaba de forma interesante para la UE, pero ahora mismo podemos hablar de movimiento de Turquía en dirección opuesta”, añade Grigoriadis.
A Asli Aydintaşbaş, la actitud de Erdogan le recuerda a la del presidente ruso Vladimir Putin. “El discurso sobre Occidente es similar al de Putin, Erdogan está tocando el ADN turco diciendo que 'Occidente no ha sido sincero con nosotros'”, señala la investigadora del ECFR.
Aydintaşbaş también reprocha a Europa que “no haya hecho nada” en el proceso de negociación para la integración de Turquía en la UE abierto en 2005. “Parte de la culpa de la evolución de Turquía también la tiene Europa”, mantiene Aydintaşbaş.
SIN PERSPECTIVAS DE ADHESIÓN
“Inicialmente los líderes europeos estaban a favor de integrar Turquía, pero luego llegó Nicolas Sarkozy al poder en Francia y, entre 2010 y diciembre 2015, no se hizo nada, los capítulos abiertos estaban congelados debido al conflicto con Chipre, nunca hubo un horizonte europeo para Turquía”, estima esta experta. “Europa parece haber querido decir: 'nunca aceptaremos Turquía', aunque sin decirlo claramente”, abunda.
Para Kabis-Krechrid, la experta del DGAP, “la UE tiene problemas de credibilidad en Turquía, algo que aprovecha Erdogan”. “Ahora se dice que debemos reforzar las negociaciones, pero ahora Turquía está muy lejos de los estándares europeos”, sostiene.
No hay perspectivas serias de que Turquía vaya a entrar en la Unión Europea
A su entender, fue un error asociar la voluntad de Bruselas de relanzar las negociaciones con el acuerdo alcanzado con Ankara en materia de refugiados. Entre otras cosas, porque “no hay perspectivas serias de que Turquía vaya a entrar en la Unión Europea”, afirma Grigoriadis, el experto del SWP y profesor asociado de la Universidad Bilkent de Ankara.
En boca de los expertos reunidos con Patrick Paquet en la sede berlinesa del DGAP, Turquía parece estar dando la espalda a Europa. Nick, el diputado de la CDU, habla con cierta resignación. “Tendremos que aprender a vivir con la Turquía de Erdogan”, concluye. A pesar de la bronca del ministro de Exteriores alemán a Ankara de esta semana, Steinmeier sí se mostró dispuesto a continuar el diálogo para la adhesión de Turquía a la UE, aunque tiró la pelota sobre el tejado turco: "La decisión de acercarse a la Unión Europea o alejarse de ella la deben tomar los turcos".