Jean-Claude Juncker visitó este jueves España para reunirse con Mariano Rajoy, el rey Felipe VI y la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Quería ver “cómo se están desarrollando las cosas” tras tanto tiempo sin un gobierno ejecutivo y abordar con el presidente español la cuestión de los presupuestos de cara a cumplir el pacto de estabilidad marcado por Bruselas, como ha informado EL ESPAÑOL.
Este periódico pudo asistir a un encuentro del presidente de la Comisión Europea con un grupo reducido de periodistas en el que, además de abordar la situación española, Juncker también abordó los principales asuntos de la escena internacional.
Se muestra preocupado por el populismo, que en su opinión “está en todas partes”. Pero lo que realmente le preocupa es cómo lo están afrontando los políticos que llevan años dedicándose al servicio público.
“El verdadero peligro es que los partidos tradicionales, poco a poco pero con paso firme, están diciendo exactamente lo mismo que los populistas. Imitando a los populistas, se convierten en populistas. Así acreditan un discurso casi único, (aunque) los votantes optan por los originales, y no por los partidos tradicionales que tratan de matizar a los populistas”, analizó.
Juncker defiende que la raíz del actual auge del populismo en Europa no se debe a “una política de austeridad excesiva”. Para él, “el populismo se alimenta de otras razones”, especialmente la migratoria. “Hay populistas que se han inspirado por la política migratoria, que no está vinculada con la política de austeridad (…). En Alemania votan contra el Gobierno, porque no son lo suficientemente disciplinados (con la migración)”, ejemplifica.
“Lo que más me molesta, me preocupa y me asusta, es que de manera rampante, poco a poco, parece que se puede decir todo en Europa”, subraya. Asegura que el “discurso de rechazo al otro, demuestra que a muchos de nuestros conciudadanos ya no les gusta lo que viene de lejos”, a pesar de que enriquece desde hace tiempo a los países de acogida. Asegura que los Estados miembros deben hacer un “esfuerzo” por llevar a cabo las políticas de reasentamiento con los refugiados y ser solidarios para no dejar que Italia cargue con todo el peso.
Asegura, afectado, que “nos hemos vuelto un poco ciegos, porque no nos gusta ponernos en el lugar del otro; y por lo tanto ya no entendemos el drama que viven los migrantes que llegan aquí: llegan a un país extraño, donde no hablan el idioma, tienen que buscar un trabajo, tienen que integrarse en las empresas de ese país… y en realidad son desgraciados”.
En cuanto a lo que significará la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump para la Unión Europea, dice que “es demasiado pronto para saber qué consecuencias tendrá”. Pero asegura que en “los próximos seis meses tendremos que saber (sus planes en) defensa, comercio, etcétera”.
Hoy vemos llegar a los demás y los rechazamos. Eso no es Europa, es un drama
Recuerda que cuando era un niño de seis años cada día llegaban nuevos niños a su colegio en Luxemburgo. Eran niños españoles o italianos, que no entendían el idioma y se tiraban tres o cuatro meses llorando. “¿Y nosotros qué hacíamos? Pues les cogíamos de la mano, les invitábamos a nuestras casas, jugábamos al fútbol con ellos, nuestras madres les hacían conocer las delicias de la cocina luxemburguesa... y resulta que hoy vemos llegar a los demás y los rechazamos. Eso no es Europa, es un drama”.
Recientemente el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con romper el pacto de refugiados con Bruselas si la Unión Europea congela su proceso de adhesión como medida contra las políticas represivas de Ankara tras la intentona golpista de julio. Pero Juncker no le da crédito. “Le conozco desde hace 20 años. No lo hará”, afirma convencido.
Argumenta que Erdogan sabe que la necesidad de mantener la alianza es mutua y que de lo contrario, “tendrá que explicar que él es el responsable de que sus ciudadanos no obtengan el visado” para entrar en la Unión Europea, ejemplifica aludiendo a uno de los puntos calientes del acuerdo.
Terrorismo y 'lobbies'
Igual que reprocha que falle la solidaridad entre los Estados miembros para atender a los refugiados, Juncker reprocha que en materia antiterrorista no haya avances en cuanto a la coordinación de los servicios de inteligencia. Recuerda que una semana después de los atentados del 11-S “se dijo en un Consejo Europeo que los servicios secretos trabajarían juntos de una forma mucho mejor. ¿Se hizo? Ahora estamos diciendo exactamente lo mismo. ¿Se hará?” El presidente de la Comisión Europea teme que esta decisión no esté en manos de los Gobiernos sino en sus servicios de Inteligencia y pide a los Ejecutivos que tomen las riendas del asunto.
Reconoce que la Comisión no ha sido “extremadamente exitosa luchando contra el terrorismo”, pero asegura que ha hecho “mucho”: la promoción de la directiva del PNR que se refiere al registro de pasajeros en los vuelos, iniciativas para programas de desradicalización o la prohibición de la comercialización de armas de fuego y explosivos… También en este punto existen presiones; en este caso, empresariales.
“Dos semanas tras los ataques de París, la Comisión lanzó un paquete completo sobre las armas y explosivos”, recuerda. Ahora sufre el ataque de “todo tipo de lobbies intentando evitar que demos ese importante paso”. El 13 de noviembre los terroristas emplearon incluso kalashnikov en las calles de la capital francesa y la Comisión busca evitar que haya un libre comercio de este tipo de armamento. Pero al parecer las empresas concernidas presionan para que no suceda.
Denuncia que “ahora todo tipo de lobbies están intentando influir en los funcionarios de la Comisión, muchas veces amenazándoles de la manera más desagradable, en los miembros del Parlamento y otros”.