Bruselas

"Entiendo lo difícil que será para Theresa May negociar, porque tendrá que negociar contra 27". A su llegada a la cumbre celebrada este jueves en Bruselas, la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaité, ha puesto voz a un principio básico que comparten todos los líderes de la UE de cara a las inminentes conversaciones sobre el brexit: el resto de países miembros deben construir y mantener un frente común contra Reino Unido cueste lo que cueste. 

En un momento en que la Unión está atravesada por múltiples fracturas -entre el norte y el sur por la austeridad; entre el este y el oeste por los refugiados-, los líderes europeos han logrado hasta ahora mantener una unidad sin fisuras sobre el brexit. Una unidad que se ha escenificado de nuevo en la cena de este jueves, de la que ha sido excluida la primera ministra británica. La cena se ha quedado al final, por problemas de tiempo, en una breve reunión a 27 de la que ha tenido que salirse May, que había participado hasta entonces todo el día en el Consejo Europeo.

"Queremos enviar el mensaje de que hay unidad entre los 27 y que se mantendrá en el futuro", resalta un alto funcionario europeo. Es la tercera vez que la UE se reúne sin Reino Unido. La primera fue días después del referéndum del 23 de junio, cuando todavía era primer ministro David Cameron. En septiembre, los 27 celebraron una cumbre informal en Bratislava. La primera ministra británica se quejó de quedar excluida de la reunión en la capital eslovaca, pero en esta ocasión ha evitado cualquier crítica. 

"Está bien que los otros líderes se preparen para las negociaciones del brexit como nosotros nos hemos preparado. Vamos a dejar la UE y queremos que este proceso sea tan ordenado y tranquilo como sea posible", ha dicho May a su llegada al Consejo Europeo. Y ha reiterado que su objetivo es activar la cláusula de divorcio, el artículo 50 del Tratado, "a finales de marzo de 2017" pese a la disputa judicial en su país.

El resto de líderes europeos se mantienen inflexibles en dos cuestiones clave. En primer lugar, no habrá negociaciones ni contactos informales antes de que Londres invoque esta cláusula de separación, que desencadena una cuenta atrás de dos años hasta que se consume el divorcio. "Una vez que el Gobierno británico invoque el artículo 50 empezaremos a hablar. No negociaremos antes", ha dicho el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel.

La negativa se ha mantenido incluso en uno de los temas más sensibles para las dos partes: el estatus de los británicos que viven en la UE y de los europeos que residen en Reino Unido tras el brexit. Un grupo de parlamentarios británicos escribió al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para pedirle que resolviera esta cuestión de inmediato y acabar así con la incertidumbre. El polaco se ha opuesto. "¿No creen que la única fuente de ansiedad e incertidumbre es la decisión del brexit?¿Y que la única manera de despejar los miedos y las dudas de todos los ciudadanos afectados es empezar cuanto antes las negociaciones?", les contestó.

Miedo al contagio

La UE tampoco parece estar dispuesta a ceder sobre la cuestión del libre movimiento de personas. Si Reino Unido decide tras el brexit limitar la entrada de migrantes europeos, como ha anunciado el Gobierno de May, perderá el acceso al mercado único y se privará a sus instituciones financieras del pasaporte que les permite operar en todo el territorio comunitario.

¿Qué es lo que explica esta unidad sin fisuras de la UE sobre el brexit? "Todavía estamos en una negociación de 27 contra uno. Como aún no han empezado las negociaciones, no se pueden vislumbrar los rifirrafes bilaterales", explica a EL ESPAÑOL Pol Morillas, investigador del Centro de Relaciones Internacionales de Barcelona (CIDOB).

El otro motivo que ha llevado a los líderes europeos a mantener un frente común es "el miedo al contagio del brexit en las diferentes citas electorales del año que viene en Holanda, Francia y Alemania, que son tres países fundadores y sin los cuales la UE no es posible", dice Morillas. En los tres países están ganando posiciones fuerzas populistas que propugnan también reféndums para salir de la UE.

¿Es sostenible este frente común de los 27 contra Londres? "Las fracturas comenzarán a aparecer en el momento en que se pongan sobre la mesa intereses bilaterales, en el momento en que haya países que vean que pueden salir claramente perjudicados en las relaciones comerciales bilaterales con Reino Unido", pronostica el investigador del CIDOB. La diplomacia británica se esforzará además a fondo en presionar a las diferentes capitales por separado.

La Eurocámara se queja

El primer conato de enfrentamiento ha surgido precisamente en esta cumbre y tiene que ver con el procedimiento de negociación. Después de muchas dudas, los líderes europeos han decidido que sea la Comisión Europea la que negocie en nombre de la Unión. El responsable del Ejecutivo comunitario para el brexit es el francés Michel Barnier, que conoce a la perfección el funcionamiento de la UE porque ha sido dos veces comisario y también ministro en Francia.

No obstante, los Gobiernos han decidido atar en corto a la Comisión y controlar de cerca todo el proceso con representantes infiltrados en el equipo de Barnier y reuniones constantes de coordinación. "Lo importante es garantizar la máxima implicación de los países miembros porque es fundamental la unidad de los 27", insiste un diplomático europeo. El que no tendrá silla en las conversaciones es el representante del Parlamento Europeo, Guy Verhofstad, pese a que los eurodiputados deben ratificar el acuerdo de divorcio con Reino Unido.

"No puedo disimular mi decepción por el hecho de que el Parlamento Europeo haya sido relegado a una posición secundaria en el proceso de negociaciones del brexit", ha dicho el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, en una carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. La Eurocámara amenaza incluso con negociar por separado con Londres si los líderes europeos no rectifican.

¿Plazos cortos o largos?

En Reino Unido ha causado un fuerte impacto la filtración este jueves de una conversación del embajador británico en Bruselas, Ivan Rogers, en la que avisa de que las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la UE y Londres tras el brexit podrían durar 10 años. Pero estos son los plazos que se han manejado desde el principio en la capital comunitaria, pese a que los partidarios de la salida decidieron ignorarlos. El pacto entre la UE y Canadá ha costado siete años y estuvo a punto de naufragar en el último minuto por la oposición de la región belga de Valonia.

Barnier ya ha dicho que los dos años que marca el artículo 50 del Tratado servirán únicamente para negociar los términos del divorcio. De hecho, el plazo será muy inferior, 18 meses como máximo, ya que hay que dejar tiempo para que el acuerdo de separación sea ratificado por Londres, los Gobiernos de la UE y la Eurocámara. Sólo cuando Reino Unido esté ya fuera de la Unión comenzaría a negociarse el futuro acuerdo comercial.

El negociador de la UE no descarta que pueda haber algún tipo de pacto de transición para evitar una salida abrupta, pero dice que dependerá de lo que pida el Gobierno de May. El ministro responsable, David Davis, ha dejado claro que los planes de Londres para el brexit no estarán listos al menos hasta febrero.

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