"Gibraltar saldrá de la Unión al mismo tiempo que Reino Unido", ha dicho el negociador jefe de la UE para el brexit, Michel Barnier. Es la primera victoria diplomática del Gobierno de Mariano Rajoy incluso antes de que Theresa May active este miércoles 29 de marzo el artículo 50 del Tratado, que dará el pistoletazo de salida a las negociaciones de divorcio con la Unión.
Bruselas asume las tesis de España y rechaza las pretensiones del Peñón de lograr un estatus especial en la UE tras el brexit. Un traje a medida que, según su ministro principal, Fabian Picardo, tendría que haber incluido mantener la frontera abierta para trabajadores y turistas y el acceso al mercado único de servicios para las empresas instaladas en Gibraltar.
A Gibraltar le espera un "futuro incierto" debido a la ruptura total con la UE que persigue May, con la salida del mercado único y de la unión aduanera, según admite un informe elaborado por la Cámara de los Lores. El 95,6% de los gibraltareños votaron quedarse en el referéndum del 23 de junio, de lejos el porcentaje más alto de todo Reino Unido. Ahora, Gibraltar "se enfrenta a posibles consecuencias económicas importantes" como resultado del brexit, alerta el estudio.
El propio Picardo reconoció el verano pasado que un brexit duro supondría una "amenaza existencial" a su economía. En las últimas semanas, el ministro principal ha moderado su pesimismo y ahora sostiene que el impacto no será tan grande puesto que la relación económica más importante de Gibraltar es la que mantiene con Reino Unido.
Pero el informe de la Cámara de los Lores afirma que la pérdida de acceso al mercado único de servicios "tendrá inevitablemente un impacto negativo para la economía de Gibraltar, al menos a corto plazo". Los más afectados serían los servicios financieros y la industria del juego en internet, que suponen el 40% del PIB del Peñón.
Y si el brexit lleva a restricciones en la frontera terrestre entre Gibraltar y España, "esto dañará seriamente varios sectores clave de su economía, incluyendo el puerto, el turismo, los servicios financieros y la aviación". Alrededor de 10.000 personas cruzan diariamente para trabajar en el Peñón desde la comarca andaluza del campo de Gibraltar. Estos trabajadores fronterizos constituyen el 40% del total de la fuerza laboral en la colonia británica.
La frontera con Gibraltar, excluida
Con la salida de Reino Unido, el paso entre España y Gibraltar se convertirá en una frontera exterior de la Unión Europea, al igual que ocurre con la irlandesa. En estos momentos, ya existe una frontera relativamente dura en el Peñón, con verificaciones de pasaportes y controles aduaneros. Las autoridades gibraltareñas se quejan periódicamente de las restricciones que impone España y en 2013 forzaron una visita de técnicos de la Comisión. Bruselas concluyó que España no estaba vulnerando las reglas, pero envió una serie de recomendaciones para agilizar los controles.
Tanto el Gobierno gibraltareño como las autoridades británicas se han marcado como objetivo en las negociaciones del brexit mantener la fluidez del tráfico en el paso de la Línea de La Concepción. "Pedimos a todas las partes implicadas que trabajen juntas de buena fe para alcanzar un acuerdo que respalde la actual cooperación regional y el comercio y evite perturbaciones indebidas en las vidas de miles de residentes que cruzan la frontera diariamente", dice el informe de la Cámara de los Lores.
Pero el Gobierno de Mariano Rajoy cree que esta cuestión no forma parte de las conversaciones del brexit entre los 27 y Reino Unido, sino que debe abordarse en un diálogo posterior bilateral entre Madrid y Londres. "Al salir el Reino Unido, sale Gibraltar. Si en el futuro Reino Unido quiere que Gibraltar, el territorio, los ciudadanos, tengan alguna relación con España, eso es una cuestión que vamos a tener que acordar entre Reino Unido y España", dijo el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, tras reunirse con Barnier la semana pasada.
Y de momento, el negociador de la UE para el brexit da la razón a España. La cuestión de las fronteras es, junto con los derechos de los ciudadanos y la factura del brexit, es una de las primeras cosas que Bruselas quiere resolver una vez que May active el divorcio. Sin embargo, Barnier se refiere en sus discursos únicamente a la frontera de Irlanda y a la necesidad de mantener el acuerdo de paz del Viernes Santo en el Ulster y no menciona a Gibraltar.
El Gobierno español alega que la situación del Peñón no tiene nada que ver con la de Irlanda del Norte. Al contrario, se trata de una colonia objeto de una disputa territorial a la que se le aplica de forma selectiva el derecho comunitario, con un sistema fiscal opaco y que se ha convertido "en un hub de actividades irregulares".
Bruselas tiene abierto desde 2013 un expediente contra el régimen fiscal de Gibraltar porque considera que podría conceder ayudas públicas ilegales a empresas extraterritoriales, que no tienen presencia real en el Peñón. "La investigación sigue en marcha", explican a EL ESPAÑOL fuentes comunitarias. No hay plazos para una decisión final.
Petición de cosoberanía
Las autoridades gribraltareñas y británicas temen precisamente que España aproveche las negociaciones del brexit para hacer avanzar su reivindicación de cosoberanía sobre el Peñón. "Constatamos el riesgo de que España intente introducir la disputa sobre la soberanía ya sea en las negociaciones bajo el artículo 50 o en el acuerdo de libre comercio entre la UE y Reino Unido. El Gobierno debe estar vigilante para resistir cualquier intento de este tipo", señala el estudio de los Lores.
De hecho, el ex ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, proclamó que el brexit era una oportunidad para que España recuperara la soberanía sobre Gibraltar. Dastis, aunque dice compartir los objetivos de Margallo, es mucho más cauto en sus declaraciones. Pero el líder del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons, le dijo a Picardo en un reciente debate que tiene que "decidir entre volver a Europa de la mano de España o salir de la UE de la mano de Reino Unido".
De momento, el Gobierno de Theresa May no da signos de moverse en la cuestión de la soberanía y mantiene que respetará la voluntad de los gibraltareños. "Nunca llegaremos a acuerdos con los que el pueblo de Gibraltar pase a la soberanía de otro Estado en contra de su voluntad expresada de forma libre y democrática, ni tampoco iniciaremos un proceso de negociaciones sobre soberanía con el que Gibraltar no esté conforme", dijo su representante en la Cámara de los Lores, la baronesa Goldie, durante el debate celebrado la semana pasada.
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