Millones de ciudadanos británicos y europeos en una situación de "incertidumbre total" sobre sus derechos y su futuro. "Problemas de abastecimiento" en Reino Unido. "Perturbaciones muy graves" en el tráfico aéreo en los aeropuertos de Londres. Reintroducción de controles aduaneros obligatorios. Suspensión de la circulación de materiales nucleares en territorio británico, que ya no estará cubierto por el Tratado Euratom. Este es el negro panorama que ha dibujado este miércoles el negociador jefe de la UE, el conservador francés Michel Barnier, si las negociaciones del brexit fracasan y Reino Unido abandona la Unión de forma desordenada, sin acuerdo con el resto de socios.
A una semana de que la primera ministra, Theresa May, envíe la carta con la petición de divorcio, varios miembros de su Gobierno han coqueteado en los últimos días con la idea de un brexit unilateral. Si las condiciones de salida que ofrece la UE no son beneficiosas, sostienen, Londres se marchará sin acuerdo. "Reino Unido quedaría gravemente afectado" en este escenario, ha respondido Barnier. Dos tercios de sus intercambios comerciales se inscriben en el mercado único y los acuerdos comerciales que tiene la UE con países terceros. Pero también la UE saldría perdiendo.
"Este escenario de un no acuerdo no es el nuestro", ha asegurado Barnier. Los europeos harán todo lo posible para llegar a un pacto que permita la "salida ordenada" de Reino Unido de la UE. En su primera comparecencia pública desde el pasado noviembre, el veterano político francés ha detallado las condiciones necesarias para llegar a un acuerdo. A su juicio, lo importante es abordar los diferentes problemas en el orden correcto.
Los derechos de los ciudadanos
El primer tema que debe resolverse, según Barnier, es la incertidumbre sobre los derechos de los ciudadanos de la UE que ahora viven en Reino Unido y de los británicos residentes en el continente. En total, alrededor de cuatro millones y medio de ciudadanos. "Garantizar sus derechos en tanto que ciudadanos europeos, a largo plazo, será nuestra prioridad absoluta dede el principio de las negociaciones", ha dicho el negociador de la UE.
Se trata de un problema complejo, que incluye cuestiones como los derechos de residencia, el acceso al mercado laboral, las pensiones y la seguridad social o la educación. Por ello, el diálogo sobre estas cuestiones llevará "varios meses". Al final del camino, tiene que haber un acuerdo entre Bruselas y Londres basado "en los principios de continuidad, reciprocidad y no discriminación".
La factura del brexit
El segundo problema que debe abordarse en las negociaciones del brexit es el del dinero. Bruselas pretende presentar a Reino Unido una abultada factura de salida de 60.000 millones de euros. Barnier no ha confirmado esta cifra, pero ha insistido en que no se trata de un castigo, sino de los compromisos presupuestarios que Londres ha asumido en la UE.
"No hay ningún precio que pagar por irse. Pero debemos liquidar las cuentas. No vamos a reclamar a los británicos ni un euro por algo que no hayan acordado en tanto que miembros", ha resaltado el negociador jefe. Y ha apelado incluso a la autoridad de Winston Churchill: "El precio de la grandeza es la responsabilidad".
Las fronteras
Es el tercer gran tema de la negociación. Barnier ha evitado mencionar la frontera de Gibraltar, que el Gobierno español quiere abordar de forma bilateral con Londres. "Sobre Gibraltar, las cosas están jurídicamente claras. "Gibraltar saldrá de la Unión al mismo tiempo que Reino Unido", se ha limitado a señalar. Su mayor preocupación es el caso de Irlanda. En las negociaciones del brexit, la UE estará especialmente atenta para evitar que la salida de Reino Unido de la unión aduanera "debilite de un modo u otro" los acuerdos de paz de Irlanda del Norte.
El acuerdo comercial, en último lugar
El negociador de la UE ha insistido en que debe fijarse un orden estricto en las negociaciones. Primero debe encontrarse un acuerdo sobre los principios de la salida ordenada de Reino Unido. Sólo cuando se haya pactado el brexit, será posible empezar a hablar sobre la relación futura entre Bruselas y Londres. "Si no levantamos las incertidumbres, si dejamos los temas difíciles para el final de la negociación, corremos hacia el fracaso", ha alegado Barnier.
Sobre el futuro acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido, Barnier ha dejado claro que no ve posible concluirlo en el plazo de dos años previsto en el artículo 50, que regula la salida de un país. Por eso, se necesitará un pacto transitorio. Dos son los principios que regirán la nueva relación: 1) Londres se encontrará mecánicamente en una situación menos favorable que un Estado miembro 2) No podrá participar a la carta en el mercado único.