Jóvenes, preparadas y radicalizadas. Parece un eslogan noventero, pero define los puntos comunes de las mujeres españolas que deciden sumarse a las filas de grupos terroristas como el autodenominado Estado Islámico. Para los líderes terroristas, sin embargo, la mujer es un mero instrumento de propaganda, útil aunque prescindible.
Las yihadistas españolas son pocas, pero de gran influencia. Veintiuna mujeres han viajado entre 2014 y 2016 a Siria o Irak para enrolarse al Estado Islámico, un 10% de los 208 combatientes españoles de los que se tiene constancia. Además, desde la primera operación policial contra el EI en España en 2013, de los 158 supuestos yihadistas detenidos, sólo 23 eran mujeres.
"La movilización yihadista en España emerge tras el conflicto de Siria e Irak", explicó la investigadora del programa de terrorismo global del Real Instituto Elcano, Carola García-Calvo, encargada del estudio sobre mujeres yihadistas donde se recogen estos datos. "Comparado con países de nuestro entorno, como el Reino Unido o Francia, el número de personas que han partido desde España para sumarse al EI es menor".
Según la experta, sin existir un único perfil que defina a las personas que acaban implicadas en actividades terroristas, "hay unas variables, puntos en común y diferencias que muestran quiénes son más vulnerables a los procesos de radicalización".
En España, las mujeres que se enganchan a la yihad son más jóvenes que los hombres (24 años frente a 31); la mayoría son solteras (45%), no tienen hijos (65%), tienen estudios secundarios y están en paro.
"Ninguna de las detenidas era analfabeta, como sí ha ocurrido en el 10% de los hombres y su ocupación era, preferentemente, estudiante, principalmente por la edad", subrayó García-Calvo en el marco del seminario “El papel de la mujer en el yihadismo global y en la prevención de las radicalización violenta y la desradicalización”, organizado este miércoles por el Real Instituto Elcano.
En cambio, sólo el 17% de los hombres que se radicalizan son solteros y la mayoría (65%) tienen hijos en el momento de abrazar la causa, señalan los datos del estudio. Tanto hombres como mujeres, en tanto, son parte del fenómeno 'homegrown', personas de segunda generación de inmigrantes, descendientes mayoritariamente de padres marroquíes. Además, la mayoría no tenía antecedentes penales y el 13% eran conversas.
Hasta 2010, las mujeres no habían sido "un elemento sobre el que focalizar" las investigaciones, indicó durante su intervención Dolores Delgado, fiscal coordinadora contra el terrorismo yihadista de la Audiencia Nacional. "Desde ese momento se observa el interés de algunas féminas por el yihadismo, sobre todo de las conversas casadas con musulmanes".
¿Cómo y por qué se radicalizan?
"El proceso de radicalización suele iniciarse en redes sociales, con una foto o buscando información sobre Siria y ofreciéndose a ir a ayudar", aseguró García-Calvo. Dado que a las mujeres se les restringe el acceso a lugares públicos donde los hombres están expuestos a actividades de radicalización, Internet les abre una ventana donde relacionarse, en plano de igualdad, con otras mujeres receptivas a sus necesidades y que pueden actuar como agentes de radicalización.
Según el estudio, para el que se han analizado operaciones policiales, el entorno social de los detenidos y los juicios que ha habido hasta el momento, el 90% de las mujeres se ha radicalizado a través de las redes sociales y el 80% con aplicaciones móviles de mensajería instantánea.
"La radicalización de las mujeres ocurre mayoritariamente online y no hay ningún caso de mujer que lo haga en solitario, frente al 10% de los casos entre hombres", apuntó la experta. "Internet abre la puerta a que las mujeres accedan a propaganda yihadista y son más receptivas si el mensaje lo traslada otra mujer".
Según la fiscal Delgado, las mujeres son más activas en las redes sociales y, además, son más proclives a "abrirse" y expresarse en ellas, interactuando con sus propios sentimientos, lo que las hace más vulnerables para los agentes radicalizadores que, conscientes de ello, logran captarlas siguiendo la estrategia del apoyo, el clásico "hombro sobre el que llorar". "Saben cómo manipularlas", indicó Delgado.
Uno de los problemas del contacto con combatientes en terreno es que en muchas ocasiones se sirven del engaño y la seducción para convencerlas de que es necesario que se desplacen al autodenominado califato para fundar una familia y contribuir al proyecto.
El ambito offline fue relevante para un 16% de estas mujeres, según la experta, siendo el círculo más íntimo (familiares -43%- y amigos -29%-) el que actuó como agente radicalizador.
"No se sienten cercanas a la cultura de sus abuelos, pero tampoco completamente integradas en el país de origen donde han nacido y crecido", explicó García-Calvo y añade que las frustraciones derivadas de la incomprensión ante tradiciones culturales como los trajes islámicos o el fracaso en otras esferas de su vida hacen que sean más vulnerables ante la propaganda.
La mujer que se interesa en la yihad busca contacto con mujeres de edad similar, con sus mismas inquietudes y que incluso ya forme parte del Estado Islámico para que le transmita su experiencia. La mayoría de ellas deciden abrazar la yihad lo hacen por razones existenciales e identitarias (60%, frente al 10% de hombres); emocionales y afectivas (25% vs. 20%) y, en último lugar, ideológicas (15% vs. 70%).
"El Estado Islámico ha conseguido transmitir a las mujeres occidentales que ser yihadista es genial. Hay fotos de atardeceres en Siria, con sus AK-47, un mensaje directo y rápido que llega a los jóvenes europeos", agregó matizando que en el caso de las mujeres, las motivaciones ideológicas son menos atractivas que el querer ayudar a otras personas.
Además, Internet ha hecho que el proceso de radicalización se acorte. "La parte doctrinal que tenía Al Qaeda se ha borrado. Quieren llegar de forma directa y rápida para movilizar en el menor tiempo posible", aseguró García-Calvo. "El conocimiento de la doctrina muchas veces es escaso y superficial. No en todas es así, pero ofrece una oportunidad para plantear las medidas de desradicalización".
El rol de la mujer terrorista
Aunque el rol de la mujer en el terrorismo ha ido cambiando a lo largo de los años, siempre han estado involucradas. Desde las que defienden y apoyan los actos de sus maridos o hijos hasta las que actúan y forman parte activa realizando atentados.
"Las mujeres han sido algo instrumental para realizar ataques", afirmó en su intervención la investigadora Mia Bloom, profesora de la Universidad de Georgia (EEUU).
"Los ataques cometidos por mujeres impactan más en los medios".
Según la experta, el papel de la mujer no es el mismo que el del hombre. "La mujer es reemplazable, más manipulable y se han dado cuenta de que los ataques cometidos por mujeres impactan más en los medios", ha explicado. "Si el ataque lo realiza una mujer se publican ocho veces más noticias. Cuando los líderes eligen quién va a realizarlo, escogen deliberadamente a una mujer".
Y no se escoge a cualquiera. Si bien "no todas las terroristas son mujeres bellas", se elige a las atractivas para realizar los ataques ya que se sabe que se les dará cobertura. Además, según Bloom, la utilización de la mujer es también una forma de "castrar" a los hombres y forzar su participación a través del desafío: "ellas lo hacen, ¿por qué tú no?".
Por otro lado está su rol como pieza clave en la familia: si tienen hijos con terroristas y los crían bajo esa doctrina, contribuyen a que el conflicto se perpetúe.
A nivel de prevención, a los terroristas les resulta útil que la mujer sea vista bajo esta perspectiva de madre, "mensajeras de paz", porque pueden no serán registradas al mismo nivel que los hombres en los controles y utilizan vestimentas donde pueden ocultar más fácilmente explosivos. "Las mujeres suicidas se han convertido en el arma de Al Qaeda en Irak. Algunas fingen estar embarazadas y esconden bombas", apuntó.
En los últimos años el rol ha cambiado y sirven como reclutadoras, reacaudadoras de dinero o activistas en primera línea, pero no son consideradas líderes, sino algo prescindible. "Su muerte es más poderosa que su vida. Es el mensaje que reciben", subrayó Bloom. "Son utilizadas para reclutar hombres, para retenerlos y asegurarse de que no dejen el grupo. Además, los hombres obtienen mujeres más bellas cuanto más alto sea su rango".
"La muerte de la mujer es más poderosa que su vida".
Entre las motivaciones para sumarse a la yihad está la redención, la búsqueda de respeto o la venganza. "La mayoría de las mujeres tienen algo en común, un estigma (una relación extramatrimonial o un embarazo sin estar casadas) que pueden borrar si se convierten en suicidas", explica la experta. Así, las mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales o violaciones son especialmente vulnerables a la radicalización.
La yihad en casa
En el caso de las yihadistas españolas, el estudio del Real Elcano señala que la mayoría se unen a células con intención de desplazarse al califato y desempeñan otras funciones como la de captación y radicalización de otras mujeres (46%), así como la difusión de propaganda en redes sociales e Internet (23%). Sin embargo, solo un 6% de las que fueron detenidas en España tenían un papel relevante (dedicadas a la dirección o el adoctrinamiento) en la cédula. "La implicación de la mujer en España denota un papel muy activo, pero asumiendo roles tradicionales en la construcción del califato, alejados de la primera línea de combate", explicó García-Calvo, del Real Elcano.
Un factor que puede influir en el rol de la mujer en Occidente es el declive del califato sobre el terreno debido a la ofensiva de la coalición internacional. "Las mujeres que no se han trasladado pueden asumir esta yihad en casa, algo que antes no se planteaba. Las políticas antiterroristas y de prevención de la radicalización violenta deben tener en cuenta esta nueva dimensión de la movilización yihadista en España", concluyó la experta.