May y Corbyn venden sus programas electorales sin cruzarse la palabra
El 'no debate' entre la primera ministra y el líder laborista fue en realidad un doble mitin televisado.
30 mayo, 2017 00:09Noticias relacionadas
El 'no debate' entre Theresa May y Jeremy Corbyn fue en realidad un doble mitin televisado entre la primera ministra británica y el líder laborista. A 11 días de las elecciones anticipadas, los británicos han asistido esta noche a una confrontación de ideas limitadas por un formato a medio camino entre el Tengo una pregunta para usted y la entrevista incómoda, donde los candidatos han podido colocar sus mensajes en horario de máxima audiencia.
Lo único parecido a un debate electoral ha sido el cara a cara de ambos candidatos, siempre por separado, con Jeremy Paxman, que ha cumplido con su papel de periodista incisivo poniendo en apuros a los dos por igual. May y Corbyn han tenido dificultades (cada uno por su lado) para salir vivos del bombardeo de repreguntas al que el correoso Paxman les ha sometido. Ambos aspiran a liderar al Reino Unido en un momento histórico para el país: el complicado divorcio de la UE que arrancará sólo días después de los comicios del próximo 8 de junio.
Precisamente ese asunto, el brexit, ha acaparado muchas de las preguntas del público presente en el plató. “No amenazaremos a la UE con ser un paraíso fiscal”, ha proclamado Corbyn durante el programa emitido por Sky News y Channel 4. El candidato laborista, que defendió el remain (mantenerse dentro de la Unión) en el referéndum de 2016, ha pasado de puntillas sobre su estrategia negociadora con la UE si resulta ganador de las elecciones. Se ha limitado a lo obvio: buscará un acuerdo comercial beneficioso para proteger el país y centrará sus esfuerzos en que el mercado laboral no se resienta con la ruptura.
Por su parte, Theresa May se ha ajustado al guion que repite desde que llegó a Downing Street. Luchará con todas sus armas para conseguir el mejor acuerdo de ruptura posible. No será a “cualquier precio”, como ha recordado y mantiene que se levantará de la mesa de negociaciones si Bruselas se lo pone difícil. “Terminar sin acuerdo es mejor que salir con uno malo para el Reino Unido”, ha zanjado.
A pesar de la insistencia de Paxman, la líder conservadora ha evitado admitir abiertamente su cambio de postura sobre la salida de la UE desde que llegó al poder. May ha escapado ilesa de los ataques sobre sus cambios de opinión alegando que su deber como primera ministra es seguir la voluntad que el pueblo expresó tras el referéndum y aprovechar la oportunidad del brexit para transformarlo en “un éxito” para el Reino Unido.
Para cumplir con acierto la tarea, May ha presentado dos cartas: a la UE le interesa una buena relación con Gran Bretaña y los negociadores tendrán en frente a una bloody difficult woman -una mujer jodidamente complicada- apelativo con el que parece estar cada vez más cómoda la premier británica.
También ha despachado con un sólo un argumento su decisión de adelantar las elecciones, algo que hasta hace no mucho descartaba en aras de la “estabilidad” que necesitaba el país: “Cuando activamos el artículo 50 fue evidente que otros partidos querían frustrar lo que decidió el pueblo británico”.
Si May ha tenido que enfrentarse a un aluvión de preguntas incómodas sobre qué ha hecho desde que sucedió a David Cameron y qué hará si se gana el puesto en las urnas, Corbyn ha tenido que enfrentarse a su pasado.
Ni el público ni Jeremy Paxman han perdido la oportunidad de recordar al candidato laborista los ideales que parece haber olvidado y/o escondido durante la campaña. Sus ideas pacifistas, antimilitares y más de izquierdas han pasado a un segundo plano en el primetime. “¿Por qué no hay ninguna palabra sobre la monarquía en su programa, esa institución que usted detestaba?”, ha lanzado el periodista.
Como han apuntado muchos de los analistas que han seguido este 'no debate' electoral, Corbyn se ha puesto el traje de político al uso. Está en campaña y quiere votos para recortar la distancia que le separa de Theresa May.