Theresa May seguirá al mando. La primera ministra, que llegó al poder tras la dimisión de Cameron por los resultados del referéndum del brexit, no ha logrado el objetivo por el que convocó las elecciones anticipadas: un mandato claro para negociar el divorcio de la UE.
En una alocución tras reunirse con la reina en el palacio real, May ha prometido formar un Gobierno que cumpla la voluntad del pueblo británico, guíe al país hacia el brexit y lo proteja del azote del terrorismo.
Obviando los resultados de las elecciones, la primera ministra ha aseverado que proporcionará estabilidad al país "en un momento clave". "Lo que el país necesita más que nada es certidumbre", ha asegurado. "Ahora, ¡al trabajo!".
Ante su falta de autocrítica inicial, la líder tory ha asegurado a los medios que reflexionará sobre la pérdida de la mayoría parlamentaria: "Lo siento por todos aquellos candidatos y empleados del partido que no tuvieron éxito pero también para aquellos colegas que eran diputados y ministros que contribuyeron tanto a nuestro país y no merecían perder su escaño".
Tras una jornada de vértigo, el Partido Conservador ha obtenido finalmente 318 diputados, al borde de la mayoría absoluta (326) pero lejos de las expectativas -al inicio de la campaña las encuestas pronosticaban una mayoría de 100 escaños-.
Como adelantaba el diario The Guardian, la líder conservadora ha cerrado un acuerdo con el Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte. Los 10 escaños de los unionistas le permitirán seguir adelante, aunque con una posición claramente debilitada.
Downing Street ya ha confirmado que los peces gordos de su Ejecutivo se quedan: Philip Hammond al frente de las Finanzas, Boris Johnson con Exteriores, Amber Rudd con Interior y David Davis con el 'ministerio del brexit'.
La oposición le ha reprochado, sin embargo, que su maniobra electoral haya dejado al país más dividido para afrontar uno de los momentos más críticos de su historia reciente. "Si tiene un poco de respeto por sí misma, dimitirá", ha asegurado el líder de los liberaldemócratas, Tim Farron.
Una demanda que también ha expresado el ganador espiritual de los comicios, el líder laborista Jeremy Corbyn, que ha pilotado la mayor subida del laborismo -proporcionalmente hablando- en décadas. "Estamos listos para servir al país", ha aseverado.
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