El presidente de Francia, Emmanuel Macron, debe hacer frente este martes a la primera huelga general de su legislatura en contra de una de las grandes propuestas de su programa: la reforma laboral. Las manifestaciones se producen en un contexto de división social y política, si bien las reformas son el quiste eterno de un país donde son impopulares por definición.
La movilización ha sido convocada por el sindicato CGT y funcionará como test para conocer la oposición que despiertan en la calle las políticas planteadas por Macron, que sufre un desplome de popularidad desde el inicio verano.
No obstante, el presidente ha hecho los deberes y afronta la jornada de protestas después de algunos éxitos, los cuales han conseguido romper el frente común sindical que tantos problemas supuso a su predecesor, François Hollande. Tras semanas de reuniones, Macron ha conseguido que la CFDT, primer sindicato del país y de carácter reformista, y FO, muy potente entre los funcionarios, no secunden la huelga.
El presidente francés avivó la llama de la manifestación cuando hace unos días hizo unas declaraciones que han molestado a la izquierda, principal oposición: "No voy a ceder ante los vagos, los cínicos ni los extremos". El objetivo de Macron con estas reformas es el de "liberar las energías" de Francia y "renovar profundamente" su modelo social.
Negociación directa entre empresa y trabajador
Una de las medidas principales de la reforma laboral, la cual se aprobará el 22 de septiembre en cinco decretos leyes, es agilizar las conversaciones entre la empresa y los trabajadores. Para ello, se fusionará en un solo órgano las múltiples instancias en las que hoy están representados los empleados, agilizando los trámites y negociaciones.
En las compañías con menos de 50 trabajadores, las conversaciones tendrán lugar sin pasar por los sindicatos y esquivando los acuerdos sectoriales. Se trata de un modelo al estilo alemán o sueco, que limita el poder de los sindicatos para cederlo directamente a los empleados, según Politico.
Será más fácil despedir
Con el objetivo de atraer a multinacionales, las empresas se encontrarán con menos trabas burocráticas a la hora de proceder a los despidos. Hasta ahora, las autoridades francesas debían valorar la situación económica de la compañía en todos los países donde operaba. De este modo, sólo podían hacer grandes despidos si la situación general de la empresa era negativa.
Ahora, será suficiente con que las cosas no la vayan bien en Francia. De esta manera, si la empresa no tiene beneficios en el país, pero sí a nivel internacional y aun siendo sus balanzas finales positivas, podrá ejecutar los despidos.
Escala fija de indemnizaciones
La reforma de Macron fija un techo para las indemnizaciones por despido improcedente, que hasta ahora se decidían en el organismo de arbitraje laboral. Esta institución delibera libremente y sin unos parámetros claros cuál debe ser la indemnización, obligando muchas veces a las empresas a pagos masivos y provocando su descontento.
A partir de la aprobación de la reforma, un baremo establecerá una correspondencia entre años trabajados y meses de salario cobrados. La indemnización correspondiente será de un mes por año trabajado. Para los trabajadores de larga duración, la paga será de medio mes por año trabajado hasta un máximo de 20 meses.
Nuevos contratos de corta duración
Los contratos de corta duración en Francia han estado regulados por ley, la cual determinaba su duración y cuántas veces podía renovarse independientemente del sector (máximo dos veces). Ahora, será cada sector profesional quien que determine estos términos, escogiendo la duración del contrato que consideren pertinente y pudiéndolo renovar tantas veces como se consensúe.
Algunos medios franceses, como Le Monde o Libération, consideran peliagudo este punto, pues abre la puerta a posibles abusos por parte de las empresas, que podrían decidir que un contrato de corta duración se pueda prorrogar tantas veces como quieran. Esto es un problema porque esta clase contratos se pagan con salarios más bajos y son más flexibles a la hora de decidir cuándo despedir a un empleado.
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