Revés a Macron: la UE aparca sus propuestas clave para refundar la eurozona
El superministro de Finanzas y el presupuesto de estabilización quedan fuera de la Eurocumbre.
14 diciembre, 2017 02:58La ambición europeísta de Emmanuel Macron se enfrenta a su primer gran baño de realidad en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que empieza este jueves en Bruselas. En un celebrado discurso en la Sorbona el pasado septiembre, el presidente francés presentó una hoja de ruta para "refundar" la eurozona y dotarla de capacidad de reacción ante futuras crisis. Sus dos propuestas más emblemáticas eran un superministro de Finanzas responsable de coordinar las políticas económicas y un presupuesto de estabilización. Unas ideas que generan una fuerte resistencia en países como Alemania, Holanda o Finlandia, que temen una transferencia permanente de recursos hacia los países del sur.
La oposición es tal que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha decidido excluir las propuestas más ambiciosas de Macron de la agenda. "Las discusiones no han permitido alcanzar una convergencia amplia", alega Tusk en una carta dirigida a los jefes de Estado y de Gobierno. Y eso que se trata de la primera vez que los líderes europeos discuten la reforma de la Unión Económica y Monetaria al máximo nivel desde 2013. Y que el encuentro se convocó precisamente en respuesta a la victoria de Macron.
En París se resignan a una derrota parcial en esta primera batalla. Alegan que la ausencia de Gobierno en Berlín -la canciller Angela Merkel acaba de empezar a negociar con los socialdemócratas una repetición de la gran coalición tras frustrarse el diálogo con los liberales- impide ningún avance sustancial. De hecho, no se espera que tras la Eurocumbre, que se limitará a un desayuno de trabajo el viernes, se aprueben conclusiones. Macron tiene puesta la vista en el largo plazo. Su objetivo es pactar una hoja de ruta sobre la reforma de la eurozona en junio de 2018, explican fuentes francesas.
El presidente francés cuenta con el respaldo de la Comisión Europea, que presentó propuestas muy similares a las suyas la semana pasada. También le apoyan en su nivel de ambición países como España, Italia o Bélgica. Para la delegación española, el simple hecho de que la reforma de la eurozona se discuta al máximo nivel político es ya una victoria. "Algunos no quieren hablar ahora de estos temas. A lo mejor es un debate que a Alemania no le gusta tener. Le coge en un mal momento", alegan fuentes diplomáticas.
El Gobierno de Mariano Rajoy considera que ya hay una "buena masa crítica" de países con "perfiles distintos" que permite avanzar. Pero admite que Berlín debe estar a bordo para que cualquier cambio llegue a buen puerto. Las negociaciones de la gran coalición ofrecen una nueva oportunidad. El líder socialdemócrata, Martin Schulz, que fue presidente de la Eurocámara, ha abogado por unos "Estados Unidos de Europa" y exige a Merkel que apoye los planes de Macron. El primer ministro holandés, Mark Rutte, es el que plantea ahora una oposición más dura.
Cambios minimalistas
A falta de acuerdo sobre las ideas de Macron, Tusk ha propuesto que la Eurocumbre se centre en tres ideas que sí que cuentan con un "respaldo amplio". Todas ellas son retoques minimalistas en instrumentos que ya existen o propuestas que llevan mucho tiempo sobre la mesa, pero que Berlín bloquea. La primera consiste en reforzar el fondo de rescate de la UE (MEDE), dotado con una potencia de fuego de 500.000 millones de euros, hasta convertirlo en un auténtico Fondo Monetario Europeo. Esta es la iniciativa que goza de mayores simpatías en Alemania.
En segundo lugar, Tusk reclama seguir avanzando en la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos. Se trata del tercer pilar de la unión bancaria, pero Berlín lo veta porque teme que acabará pagando la factura de los agujeros en las entidades del resto de países de la eurozona. El Gobierno de Merkel se opone también a la tercera de las propuestas: una garantía pública para el Fondo Europeo de Resolución de crisis bancarias, que podría ser una línea de crédito del MEDE. Los alemanes consideran que llevaría a una mutualización de riesgos inaceptable para ellos.
La Eurocumbre se celebra en un contexto totalmente diferente al de anteriores reuniones. El último encuentro de jefes de Estado y de Gobierno exclusivamente de países de la eurozona se celebró en julio de 2015, en plena crisis griega. Ahora no hay crisis. La economía de la eurozona crece a su ritmo más rápido desde hace una década. La creación de empleo alcanza máximos históricos y la tasa de paro está en el nivel más bajo desde hace ocho años.
A la reunión se ha invitado también al resto de países de la UE, excepto a Reino Unido. Asistirán además el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y el presidente saliente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
"A falta de presión de los mercados, la voluntad política colectiva de realizar más progresos se ha debilitado", admite Tusk. Pero la eurozona sigue careciendo de los instrumentos necesarios para afrontar otra crisis como la que estuvo a punto de hacer estallar el euro entre 2010 y 2012. Y los riesgos acechan: las tensiones geopolíticas mundiales, el aumento del proteccionismo, la posible desaceleración de la economía china o una corrección abrupta de los tipos de cambio.