La participación de Gibraltar en el periodo de transición del brexit o su salida abrupta del mercado único ya en marzo de 2019 está en manos del Gobierno de Mariano Rajoy. La Comisión Europea ha activado este miércoles el veto que la UE ha concedido a España sobre el futuro del Peñón. Un veto que figura expresamente en el mandato que Bruselas ha adoptado para negociar con Reino Unido esta prórroga que solicitó la primera ministra, Theresa May, y cuyo objetivo es dar tiempo a empresas y ciudadanos a adaptarse al brexit.
Eso significa que Gibraltar quedará excluido de este aterrizaje suave salvo si hay un acuerdo previo entre España y Reino Unido sobre las condiciones de su participación. Así lo recoge el párrafo 5 de las directrices de negociación aprobadas por el Ejecutivo comunitario. Se reafirma de este modo lo que decidieron los líderes de los 27 el pasado mes de abril: el Peñón saldrá de la UE el 29 de marzo de 2019 junto con el resto del Reino Unido y cualquier acuerdo futuro que alcancen Bruselas y Londres sólo se le aplicará si Rajoy lo autoriza.
La disputa sobre Gibraltar no se ha abordado durante la primera fase del brexit, pero empezará a cobrar protagonismo en la segunda etapa que empieza ahora. "Siempre hemos trabajado los 27 con la preocupación del consenso y la unidad y de alcanzar todas las decisiones en el marco del consenso y la unidad. Y vamos a continuar igual", ha dicho el negociador de la UE, Michel Barnier, al ser preguntado por EL ESPAÑOL por la situación del Peñón.
¿Y qué es lo que pide España a cambio de que Gibraltar se beneficie del aterrizaje suave y del futuro acuerdo comercial? Básicamente, que deje de funcionar como un paraíso fiscal. "Queremos que la situación de irregularidades, de beneficios espurios y de desequilibrio entre los dos lados de la Verja no se consolide", han explicado fuentes diplomáticas. Las negociaciones entre Madrid y Londres empezarán "pronto", aseguran las fuentes consultadas.
El auténtico brexit será el 1 de enero de 2021
Frente a los dos años de transición que había pedido May en su discurso de Florencia, Barnier propone un periodo de adaptación algo más corto, desde el 30 de marzo de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2020. El motivo es que en ese momento concluye también el actual marco financiero plurianual de la UE (2014-2020). Eso quiere decir que el auténtico brexit se producirá el 1 de enero de 2021.
El periodo de transición tiene como objetivo permitir a la administración británica a prepararse, sobre todo para evitar el desorden en las fronteras. Y también dar tiempo a ciudadanos y empresas de los dos lados a adaptarse a la nueva relación. Durante este año y nueve meses, Reino Unido deberá cumplir todas las leyes de la UE, incluso las nuevas, pagar al presupuesto y permitir la libre circulación de personas. Pero ya no tendrá ni voz ni voto, porque no participa en las instituciones.
Londres y Bruselas empezarán a negociar la transición a finales de enero, una vez que los 27 hayan aprobado las propuestas de Bruselas. Y en marzo comenzará el diálogo sobre las relaciones futuras entre la UE y Reino Unido tras el brexit.