El último reportaje de Daphne Caruana Galizia
Seis meses después de su muerte, 18 medios de comunicación se alían para reconstruir las investigaciones de la periodista maltesa y arrojar luz sobre su asesinato.
19 abril, 2018 03:00“Me han convertido en la cabeza de turco de Malta”. Diez días antes de ser asesinada con una bomba en su coche, la periodista Daphne Caruana explicaba en una grabación hasta ahora inédita la espiral de amenazas y persecución de la que era víctima desde hace años por el sólo hecho de investigar sobre la corrupción y el crimen organizado en esta isla del Mediterráneo.
Seis meses después de su asesinato, esta grabación -que formaba parte de un trabajo para un grupo de derechos humanos- sale a la luz en el marco del 'proyecto Daphne'. La iniciativa que engloba a 18 medios de comunicación europeos como The Guardian o Le Monde pretende esclarecer la muerte de Caruana y continuar la labor periodística que una bomba dejó pendiente. Decenas de periodistas están escudriñando 680.000 documentos que le filtraron a la periodista en los meses previos a su muerte. El reportaje que nunca pudo escribir.
Hay tres personas detenidas a la espera de juicio. Se les acusa de hacer explotar el coche de la periodista. No obstante, su viudo achaca a “intereses políticos” la ocultación de la gran pregunta de este caso: ¿Quién ordenó matar a la periodista más incómoda de Malta?
“Está claro que los tres arrestados hasta el momento son simples sicarios contratados por una tercera parte. Mis hijos y yo no estamos convencidos de que el Gobierno quiera averiguar quién era el cerebro de esto; estas personas podrían ser muy cercanas al Gobierno. Quizá nunca sepamos la verdad”, asegura Peter Caruana Galizia. El marido de la periodista asesinada aún vive en la casa familiar bajo una protección policial de 24 horas al día. Los tres hijos de la pareja han tenido que dejar Malta por seguridad. “Se sienten extraños en su propio país”, lamenta el padre.
Acoso y amenazas
A lo largo de su carrera, las informaciones de Daphne Caruana sobre mafiosos, hombres de negocios, abogados y políticos de los dos principales partidos de Malta le granjearon feroces críticos y enemigos. Como recuerda la investigación promovida por Forbidden Stories, la periodista estaba acostumbrada a vivir y trabajar entre amenazas.
En 1995, su perro apareció degollado frente a la puerta de casa sólo días después de que publicara un artículo sobre las fechorías de un narcotraficante. En 2006 una enorme pila de neumáticos incendiados cercó su vivienda. Durante la campaña electoral de 2008 tanto el partido laborista como el nacionalista iniciaron una campaña de desprestigio en la que la cara de Caruana empapeló decenas de vallas publicitarias. Unos y otros le acusaban de estar alineada con el partido contrario.
Acumuló al menos 47 demandas por su trabajo. No faltó el bullying en las redes sociales: usuarios anónimos inundaban Internet de fotos de la periodista en su vida cotidiana. La campaña de acoso también salpicó a su familia. El Gobierno laborista rompió contratos con la firma de abogados para la que trabajaba su marido y su hijo Andrew, diplomático de carrera, perdió su trabajo en la India de un día para otro. Sin ninguna explicación oficial.
“Literalmente no conozco otra forma de vida. Me he acostumbrado a esto, es como si fueran las cicatrices de una herida”, dejó dicho Daphne Caruana sobre las constantes amenazas que sufría. “Lo tenían difícil para atacarla por lo que publicaba, así que iban a por ella en lo personal”, recuerda su marido.
Investigación policial bajo sospecha
Las esperanzas de la familia para descubrir quién ordenó la ejecución de Caruana residen en el magistrado Anthony Vella, un juez “meticuloso” que también está investigando el asesinato de forma paralela a la Policía judicial maltesa. El FBI y la Europol -también involucrados en la resolución del caso- reportan directamente con Vella.
El círculo cercano de la periodista teme que los agentes escondan o aparten cualquier pista que ronde a los políticos. La investigación del 'proyecto Daphne' pone de relieve las sospechas de que los tres arrestados -viejos conocidos de la Policía- fueron avisados con antelación de su detención en diciembre del año pasado. Cuando los agentes llegaron a la nave del puerto donde se escondían habían tenido tiempo para tirar al mar teléfonos y destruir otras posibles pruebas.
Ninguno de los tres sospechosos ha abierto la boca. Todos se han limitado a declararse inocentes aunque el rastreo de los teléfonos móviles los sitúa de forma inequívoca en las cercanías del paraje donde explotó la bomba bajo el asiento del conductor que mató a Caruana. El artefacto, bautizado como 'el dispositivo de Dios' por los investigadores, se activaba a distancia a través un teléfono móvil.
El registro de llamadas también los implica. Sólo minutos después de la explosión uno de los sospechosos escribió a otro el siguiente mensaje de texto: “Cómprame una botella de vino, mi amor”.
Con la investigación policial en punto muerto, uno de los tres hijos de Caruana, Andrew, señala directamente al gobernante partido laborista como corresponsable de la muerte de su madre. “No hay ningún organismo independiente entre la ciudadanía de Malta y el Gobierno. Su asesinato fue posible por ese clima de impunidad”, acusa.