Pistoletazo de salida a la batalla entre contribuyentes netos y beneficiarios de las ayudas europeas. La Comisión Europea ha desvelado finalmente este miércoles su propuesta de presupuesto plurianual de la UE para el periodo 2021-2027, el primero tras la salida de Reino Unido, que deja un agujero de hasta 14.000 millones de euros en las cuentas comunitarias. Para cerrar la brecha, Bruselas plantea recortar las ayudas agrícolas y regionales, aunque pide también aumentar otras partidas de gasto consideradas prioritarias. En particular, los fondos para inmigración, investigación y para el programa de intercambio de estudiantes, Erasmus.
En concreto, el Ejecutivo comunitario plantea un tijeretazo de alrededor del 5% a las subvenciones de la política agrícola común (PAC) y del 7% a los fondos estructurales destinados a financiar proyectos de infraestructuras o I+D en las comunidades autónomas. Estas dos partidas acaparan en la actualidad el 70% del presupuesto de la UE y el Ejecutivo comunitario quiere rebajar este porcentaje hasta el 60% para dejar espacio a otras políticas.
El recorte está muy lejos del 30% que había sopesado Bruselas, pero afectará especialmente a España, que es uno de los principales beneficiarios de las ayudas agrícolas y regionales. En el actual periodo presupuestario 2014-2020, nuestro país tiene asignados un total de 45.000 millones en subsidios de la PAC y 37.400 millones de euros en fondos para las comunidades autónomas.
No obstante, España podría beneficiarse del aumento que propone la Comisión en el gasto destinado a inmigración y refuerzo de control de fronteras, una partida que casi se multiplica por tres. Bruselas quiere que la plantilla de la Guardia Europea de Fronteras y Costas (FRONTEX) pase de 1.600 a 5.000 trabajadores. Las ayudas Erasmus se duplican y el dinero para I+D+i aumenta un 50%. El gasto en seguridad también se duplica, mientras que el de defensa se multiplica por 22 (hasta 13.000 millones en siete años).
En conjunto, la Comisión propone un presupuesto a largo plazo de 1,279 billones de euros para el periodo comprendido entre 2021 y 2027, cifra que corresponde al 1,11% del PIB comunitario frente al 1,03% actual. Teniendo en cuenta la inflación, se trata según Bruselas de un valor comparable al del actual presupuesto de 2014-2020.
Una tasa al plástico
Una de las novedades más controvertidas de la propuesta de Bruselas es que, en el futuro, la UE podrá congelar las ayudas comunitarias a los países que pongan en riesgo el Estado de derecho, en particular la independencia del poder judicial. En el punto de mira están Polonia y Hungría, que ahora se encuentran entre los mayores beneficiarios de los fondos estructurales y cuya deriva autoritaria inquieta en Bruselas. Los dos países ya han dicho que vetarán esta medida.
La Comisión propone además crear tres nuevas fuentes de ingresos propios de la UE, cuyo objetivo es reducir las aportaciones nacionales de los Estados miembros, que en la actualidad financian el 80% del marco financiero. En primer lugar, una tasa al plástico de 0,80 euros por kilo no reciclado. También pide que el 20% de los ingresos procedentes del sistema de comercio de emisiones de CO2 vaya a las arcas comunitarias. Finalmente reclama un 3% del impuesto de sociedades cuando se cree una base tributaria armonizada en la UE. Estos nuevos recursos propios representan el 12% del presupuesto total de la UE y podrían aportar hasta 22.000 millones al año para financiar las nuevas prioridades.
La última de las novedades de la propuesta de Bruselas es la puesta en marcha de dos minifondos para los países de la eurozona. Un plan mucho menos ambicioso que el presupuesto de estabilización anticrisis que reclama el presidente francés, Emmanuel Macron. En primer lugar, un programa de apoyo a las reformas dotado con 25.000 millones de euros para siente años. En segundo lugar, una Función Europea de Estabilización de las Inversiones de 30.000 millones.
Lejos de una solución aceptable
"Hoy marca el punto de partida de un debate encarnizado, que irá seguido por unas negociaciones extremadamente difíciles sobre el marco financiero plurianual", ha pronosticado el vicepresidente de la comisión de Presupuestos, el conservador finlandés Petri Sarvamaa. De hecho, el canciller austríaco, Sebastian Kurz, que lidera el grupo de halcones de la disciplina presupuestaria, ha atacado en Twitter las propuestas de Bruselas incluso horas antes de que se hicieran públicas.
"La propuesta de la Comisión contiene algunos elementos positivos de modernización, pero todavía está lejos de ser una solución aceptable", ha escrito Kurz en su cuenta de Twitter. El canciller reclama un presupuesto más austero y eficiente y asegura contar con el apoyo de otros contribuyentes netos: Holanda, Dinamarca y Suecia.
El Ejecutivo comunitario quiere un acuerdo antes de las elecciones a la Eurocámara de mayo de 2019 para demostrar a los ciudadanos que la UE será capaz de financiar los compromisos asumidos. Un plazo complicado de cumplir porque la aprobación de las cuentas exige el apoyo unánime de los Estados miembros y del Parlamento Europeo. Y los jefes de Estado y de Gobierno acostumbran a retrasar la decisión al último momento posible, normalmente una cumbre maratoniana que dura hasta la madrugada.
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