Bruselas

Primer paso para abolir el cambio de hora en la UE. La Comisión Europea ha lanzado este jueves una consulta pública, que estará abierta hasta el próximo 16 de agosto, para preguntar a los ciudadanos si están de acuerdo con atrasar o adelantar el reloj cada semestre para adaptarse a los patrones de luz natural o prefieren mantener el mismo horario todo el año. Si quiere participar en el debate puede hacerlo aquí. El Gobierno finlandés ha sido el primero en pedir a Bruselas la derogación de la directiva de la UE sobre la hora de verano y cuenta con el apoyo de la Eurocámara

La consulta pública forma parte de un análisis en profundidad de las reglas sobre el cambio de hora que Bruselas ha lanzado recientemente con el objetivo de evaluar si deben o no cambiarse. Una revisión que pidió el Parlamento Europeo en una resolución aprobada el 8 de febrero. Los críticos alegan que los beneficios de esta práctica son insignificantes, mientras que el impacto en la salud puede ser grave. La prioridad para el Ejecutivo comunitario es que los Estados miembros actúen de forma coordinada y eviten medidas unilaterales que pongan en riesgo el mercado interior.

La Comisión está analizando dos posibles alternativas. En primer lugar, mantener la actual directiva sobre el horario de verano. La segunda alternativa consiste en acabar los actuales cambios de hora semestrales en todos los Estados miembros y prohibir los cambios periódicos. En este caso, los Gobiernos serían libres de escoger si se quedan permanentemente en el horario de verano o en el de invierno. La elección de huso horario es competencia nacional

Bruselas recibe regularmente quejas de los ciudadanos por el cambio de hora, que a menudo se refieren a los impactos negativos sobre la salud, en particular los problemas con los patrones de sueño. También han protestado varios Estados miembros. En particular, Finlandia ha pedido por carta a la Comisión la abolición del cambio de hora, mientras que Lituania ha pedido revisar el sistema actual para tener en cuenta diferencias regionales y geográficas.

Pocos beneficios y muchos inconvenientes

La mayoría de los Estados miembros tienen una larga tradición de cambio de hora, que en algunos casos se remonta hasta la Primera y Segunda Guerras Mundiales y en otros a la crisis del petróleo de los años 70. En origen, su objetivo principal era ahorrar energía. No obstante, había también otras motivaciones como la seguridad vial, el aumento de las oportunidades de ocio durante la tarde o simplemente alinearse con los horarios de los países vecinos.

La UE aprobó su primera directiva sobre el cambio de hora en los años ochenta. La norma vigente obliga a los Estados miembros a cambiar al horario de verano el último domingo de marzo y volver al de invierno el último domingo de octubre. El objetivo de la legislación era unificar las prácticas de los diferentes países, que estaban alejándose, lo que ponía en riesgo el mercado único.

Los últimos estudios de Bruselas concluyen que el ahorro energético por el cambio de hora es "relativamente pequeño", entre el 0,5% y el 2,5% del total del consumo dependiendo del país

En contraste, por lo que se refiere a la salud, las investigaciones más recientes muestran que la perturbación del ritmo biológico podría ser mayor y más duradera de lo que se pensaba. Al mismo tiempo, el horario de verano tiene efectos positivos por el aumento de las actividades de ocio al aire libre.

Las pruebas siguen siendo poco concluyentes por lo que se refiere a los vínculos entre el cambio de hora y los accidentes de tráfico. En principio, la falta de sueño provocada por el adelanto del reloj en primavera podría aumentar el riesgo de siniestros en la carretera. Al mismo tiempo, se considera que el mayor número de horas de luz durante las tardes de verano tiene un efecto positivo en la seguridad vial.

En cuanto a la agricultura, ha disminuido la inquietud sobre el impacto del cambio de hora en el biorritmo de los animales y los horarios de ordeño gracias al despliegue de nueva maquinaria, luz artificial y tecnologías automáticas. Las horas extra de luz en verano pueden ser una ventaja para el trabajo en el campo y las cosechas. 

En estos momentos, sólo hay evidencias concluyentes sobre una cuestión: que permitir cambios de tiempo no coordinados entre los Estados miembros dañaría al mercado interior por el aumento de costes para el comercio transfronterizo, problemas en el transporte, comunicaciones y viajes y disminución de la productividad. Por eso la Comisión quiere preservar una norma única en la UE sobre los horarios. 

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