Tres agujeros y un comodín para que May supere la crisis interna tras el acuerdo del ‘brexit’
- May se enfrenta a otra semana de presiones internas tras la ola de dimisiones después de presentar el pacto con la UE.
- ¿Qué pasará si el Gobierno de May cae o el Parlamento británico tumba el acuerdo del 'brexit'?
Las próximas horas serán decisivas para el futuro de Theresa May al frente de Reino Unido. Después de haber logrado el acuerdo del ‘brexit’ con la Unión Europea (UE) in extremis, la primera ministra británica tuvo que enfrentarse, en la última semana, a la oposición de sus propios compañeros de Gobierno y de partido, descontentos con varios puntos del pacto.
El viernes, dos ministros y tres miembros de su Gobierno dimitieron de los cargos que ocupaban por diferencias con el acuerdo alcanzado con la UE. Entre ellos están el ministro británico para el ‘brexit’, Dominic Raab, la ministra del Trabajo, Esther McVey y el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Shailesh Vara.
El euroescéptico de los tories Jacob Rees-Mogg ha estado liderando una campaña interna para forzar la salida de la primera ministra con una votación de no confianza, que necesitaría 48 peticiones entre los conservadores para salir adelante. Más de una veintena de tories han hecho ya pública esa petición, descontentos con un acuerdo que en su opinión mantendrá al Reino Unido demasiado integrado en las instituciones comunitarias.
Pese a las presiones internas, May se aferra a su cargo y ha desmentido en varias ocasiones que esté pensando en dimitir. En los últimos días, la primera ministra ha trabajado para conseguir el apoyo expreso de algunos de sus miembros más euroescépticos, de manera a reforzar su liderazgo. El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, expresó su apoyo a May y el titular de Comercio Internacional, Liam Fox, uno de los más fervientes partidarios de un brexit duro, aseguró que May tiene su "total confianza".
Este martes, en la reunión semanal con su gabinete, se espera que Theresa May vuelva a pasar por un aprieto y tenga que justificar, una vez más, por qué su acuerdo es el mejor posible, sobre todo en lo que respecta a algunos puntos clave.
La frontera con Irlanda
Es el punto más sensible de todo el acuerdo y el que más polémica ha causado en el Parlamento británico. La solución planteada en el acuerdo del ‘brexit’ evita una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte y confía en que Reino Unido y la UE lleguen a un futuro acuerdo comercial que haga que los controles fronterizos entre las dos Irlandas no sean necesarios. Si en julio de 2020 este acuerdo no se hubiese alcanzado, el Reino Unido podría prorrogar el período de transición o se pondría en práctica un mecanismo especial, por el que el Reino Unido seguiría siendo parte de la unión aduanera de la UE sin poder marcharse de manera unilateral.
En este último caso, Irlanda del Norte tendría un estatus especial en el que, además de seguir en la unión aduanera, debería seguir aplicando las normas de la UE en temas agrícolas y de mercancías.
Las críticas se centran sobre todo en esta posibilidad, la solución de emergencia o ‘backstop’, que según los más euroescépticos, no puede ser “indefinida” ni darle a la UE capacidad de veto para una salida futura. "Ninguna nación democrática se ha comprometido a regirse por un régimen tan extenso, impuesto externamente sin ningún control democrático sobre las leyes que deben aplicarse, ni la capacidad de decidir abandonar el acuerdo", ha dicho en su carta de renuncia Dominic Raab, considerando que el plan amenaza la integridad del Reino Unido.
El acuerdo aduanero
Durante el período de transición, Reino Unido seguirá siendo parte de la unión aduanera y el mercado único. Luego saldría de los acuerdos, a no ser que tuviera que activar la cláusula de ‘backstop’ por Irlanda que le obligaría a permanecer en esta unión por tiempo indeterminado. Cuando se establezca un área de libre comercio y de cooperación, sin aranceles ni cuotas, el Reino Unido tendría que seguir cumpliendo la normativa de fabricación y producción de la UE.
Los euroescépticos critican que el país quede atado a una unión aduanera e imposibilitado de negociar acuerdos comerciales con otros países.
La transición larga
El ‘brexit’ tendrá un período de transición de 21 meses hasta hacerse efectivo, de manera a que ciudadanos, administraciones y empresas tengan tiempo a adaptarse al nuevo escenario. La transición se prolongará hasta el 31 de diciembre de 2020, período durante el cual el Reino Unido perderá su posición en las instituciones europeas pero está obligado a seguir cumpliendo todas las normas europeas, incluidas las que se aprueben en su ausencia, mantener la libre circulación de personas, pagar a las arcas comunitarias, permitir el acceso a sus aguas y acatar las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE. Es el peor escenario para los defensores del 'brexit'.
El tiempo juega a favor de May
Ante las sucesivas críticas, May ha esgrimido el mismo argumento: es este 'brexit', o el no 'brexit' y que el Reino Unido pierda la oportunidad de salir de la UE. La situación de incertidumbre en la que podría zambullirse Reino Unido en el caso de que se paralizara el acuerdo, cuya fecha límite para presentarse es el 29 de marzo, puede jugar a favor de la primera ministra.
Si May no logra contener la ira desde su propio partido y los conservadores consiguen las peticiones suficientes para presentar una moción de no confianza, y May la pierde, la consecuencia más probable sería un adelanto electoral que podría dejar a Jeremy Corbin, líder del partido laborista, muy cerca del poder. May espera que la sola idea de que el Gobierno pudiera caer en manos de Corbyn, sea lo suficiente para frenar las intenciones de los suyos de someterla a dicha moción.
Además, la posición de la UE, que ya ha dicho que no negociará ni una línea más de lo que ya se ha acordado, ayuda a favorecer la tesis de la primera ministra de que el tiempo escasea y que este es el único acuerdo posible si el Reino Unido quiere, de verdad, salir de la UE.
Los unionistas aseguran que votarán en contra. El partido laborista dice que el acuerdo no satisface sus exigencias y, aunque no existe la disciplina de voto y los diputados pueden votar lo que quieran sin miedo a sanciones, Corbyn ya ha anunciado que votarán en contra del plan de May. A May le queda esperar que los partidarios del 'brexit' admitan que no hay margen para otro acuerdo y decidan que este es el único escenario posible si quieren abandonar la UE.