Las únicas alternativas sobre la mesa ya no son el acuerdo del brexit de Theresa May con Bruselas o el caos. El Parlamento británico aún está a tiempo de parar el reloj y empezar a negociar desde cero (o simplemente quedarse). El Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) ha dictaminado este lunes que Reino Unido puede detener unilateralmente su salida de la Unión Europea, incluso aunque el resto de socios comunitarios se opongan, siempre que lo haga antes de la fecha fijada para el brexit, el 29 de marzo de 2019, o durante cualquier posible prórroga en las negociaciones.
"Reino Unido es libre de revocar unilateralmente la notificación de su intención de retirarse de la UE", asegura la sentencia del TJUE, firmada por los 28 jueces en pleno. "La revocación por parte de un Estado miembro de la notificación de su intención de retirarse refleja una decisión soberana de mantener su estatus como Estados miembro de la UE, un estatus que no queda suspendido ni alterado por esa notificación", prosigue el fallo.
Supeditar la paralización del brexit a un acuerdo unánime del resto de Estados miembros "transformaría un derecho soberano unilateral en un derecho condicional y sería incompatible con el principio de que un Estado miembro no puede ser obligado a abandonar la UE contra su voluntad", asegura el Tribunal de Justicia.
Eso sí, la revocación debe decidirse "siguiendo un proceso democrático de acuerdo con los requisitos constitucionales nacionales"; tiene que ser una decisión "inequívoca e incondicional"; y debe comunicarse por escrito al Consejo Europeo. Reino Unido mantendría su actual estatus en la UE y el procedimiento de salida se cancelaría, dice el fallo.
La sentencia se ha publicado apenas 24 horas antes de la votación prevista para este martes 11 de diciembre en la Cámara de los Comunes del acuerdo de divorcio de May. Tres horas más tarde, la primera ministra británica ha decidido aplazar el voto ante la evidencia de que iba a ser derrotada por un margen muy amplio: su compromiso lo rechazan tanto los euroescépticos radicales como los partidarios de quedarse.
Un revés para la UE y para May
La sentencia supone una importante victoria para los partidarios de que Reino Unido se quede en la Unión Europea. El caso lo ha planteado el más alto tribunal de Escocia a petición de un grupo de diputados y eurodiputados escoceses que pretenden frenar el brexit. El TJUE ha adoptado su decisión final en un plazo récord de menos de tres meses, en lo que se ha interpretado en Londres como un intento de influir en los diputados británicos.
De momento, el fallo del Tribunal de Justicia de Luxemburgo representa también un duro revés tanto para May como para las instituciones de la UE. Tanto la Comisión como el Consejo habían sostenido durante la vista celebrada hace dos semanas que Reino Unido ya no puede parar unilateralmente el brexit, sino que necesita el apoyo unánime de los otros 27 Estados miembros. Lo contrario abriría la puerta a abusos de cualquier Estado miembro que quiera servirse de este procedimiento de salida para negociar un estatus privilegiado.
Por su parte, la primera ministra británica pidió al TJUE que desestimara el caso porque ella no tiene ninguna intención de parar el reloj. A su juicio, este caso se ha utilizado como "munición política" para presionar al Parlamento británico y desestabilizar a su Gobierno.
El litigio tiene como objetivo aclarar la interpretación del artículo 50 del Tratado de la UE, el que establece el procedimiento para la salida de un Estado miembro. Este artículo reconoce que todos los países de la UE tienen derecho a pedir unilateralmente su retirada de la Unión. En él se fija un plazo de dos años para negociar las condiciones, que puede prorrogarse por acuerdo unánime entre las partes. Pero no precisa qué pasa si un Gobierno se arrepiente a medio camino y decide quedarse. Reino Unido es el primer país en la historia de la UE que ha pedido marcharse: May envió la carta que desencadena el procedimiento el 29 de marzo de 2017.
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