La histórica derrota de Theresa May este martes (432 contra 202) en el Parlamento británico por el acuerdo del brexit sólo se entiende por la fuerte división que hay en el Partido Conservador británico entre los diputados euroescépticos y los fieles a la primera ministra.
Pero las diferencias entre los tories no son suficientes para que se cambien de bando radicalmente y este miércoles apoyen la moción de censura que ha presentado el líder laborista, Jeremy Corbyn, ni dejen sola a May en la moción de confianza que se adelantó a presentar.
Así que hoy se volverá a escenificar en el Parlamento británico el mayor problema de liderazgo y de mayorías al que se enfrenta Reino Unido desde hace décadas.
Tras el batacazo de May, Corbyn se ha visto obligado a presentar una moción de censura que sabe que tiene perdida. Sólo cuenta con el apoyo de los nacionalistas escoceses (35 diputados) y de los liberales demócratas (11). Y nadie da un duro porque los tories que han llevado a May al precipicio rechazando su plan, acaben tirándola ladera abajo de la mano de los laboristas.
Corbyn busca un adelanto de elecciones que tampoco solucionaría el problema del brexit a 70 días de su entrada en vigor y que, después de las reformas implementadas en 2011, no son tan fáciles de convocar (sólo se puede hacer con dos tercios o más de la cámara o con una moción de no confianza en la que se especifique este motivo).
Pero, ¿qué pasaría si ganasen los laboristas la moción? Tampoco supondría el cambio de Gobierno de forma inmediata. La legislación británica da 14 días a la primera ministra para tratar de recuperar la confianza de la cámara e incluso intentar formar otro gobierno. Sólo si esto no pasa, el Parlamento se disolvería y habría elecciones.
Reino Unido nunca se ha visto en esa posición por lo que no queda claro si May podría gobernar en coalición o en minoría... Y de hecho, la primera ministra espera no tener que utilizar estos artículos.
El escenario más probable al que apuntan casi todos los analistas es que May va a tratar de renegociar el acuerdo del brexit haciendo equilibrios con ambas manos.
En Londres, May ya ha anunciado que va a presentar el lunes un texto alternativo a los diputados para llegar a puntos en común con ellos que pueda luego trasladar a Europa como un plan del Parlamento.
Y fuera de Reino Unido, sus intentos se centrarán en que la UE solvente los problemas de la frontera con Irlanda del Norte, principal escollo en el apoyo de muchos conservadores al acuerdo y sobre todo de la DUP, los unionistas norirlandeses que son sus socios de Gobierno.
Aunque la situación es crítica, todos insisten en que quedan pasos aún para el colapso de May y de su Gobierno. Desde que la UE active una prórroga para el brexit que nadie quería pero que ahora podría ser un balón de oxígeno para Reino Unidos, hasta que May se avenga a convocar un segundo referéndum e incluso que presentara su dimisión.
Estas dos últimas decisiones siempre han sido rechazadas por la primera ministra pero empieza a entrar en una fase en la que cualquier mala decisión es mejor que la peor.
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