Rusia llevó a cabo "actividades sostenidas de desinformación" con el objetivo de "reducir la participación e influir en las preferencias de los votantes" durante las elecciones europeas celebradas el pasado 26 de mayo, según denuncia la Comisión Europea en un informe publicado este viernes. El Ejecutivo comunitario elude culpar directamente al Kremlin de Vladimir Putin de estas maniobras de desestabilización y se limita a hablar de "fuentes rusas".
En los comicios, las fuerzas de ultraderecha lideradas por Marine Le Pen y Matteo Salvini, muchas de las cuales mantienen vínculos con Moscú, subieron aunque menos de lo esperado. En contraste, los populares y los socialistas europeos perdieron por primera vez la mayoría absoluta que ostentaban conjuntamente en la Eurocámara. Sólo la subida de liberales y verdes logró contrarrestar el auge de los populistas.
La campaña de desinformación rusa recurrió a un gran número de temas, desde poner en duda la legitimidad democrática de la UE hasta explotar cuestiones que generan división, como la inmigración o la soberanía. "Los actores políticos nacionales a menudo adoptaron las tácticas y las narrativas utilizadas por las fuentes rusas para atacar a la UE y sus valores", sostiene el informe.
Entre los casos de fake news que recoge Bruselas destaca "la utilización del incendio de la catedral de Notre Dame para ilustrar la supuesta decadencia de los valores occidentales y cristianos en la UE". Las "fuentes rusas" atribuyeron el escándalo de corrupción que provocó la caída del Gobierno de Austria al "deep state europeo" y "a los servicios de seguridad alemanes y españoles".
Además, hicieron circular multitud de historias sobre la irrelevancia de los poderes de la Eurocámara y el control que ejercen los lobistas en un intento de promover la abstención.
"Las tácticas utilizadas por estos actores están evolucionando tan rápidamente como las medidas adoptadas por los Estados afectados y por las plataformas online. En lugar de llevar a cabo operaciones de gran escala en las plataformas digitales, estos actores, en particular los que están vinculados a fuentes rusas, parecen optar ahora por operaciones localizadas de menor escala que son más difíciles de detectar y destapar", dice el estudio.
El Ejecutivo comunitario elogia los esfuerzos realizados en los últimos meses por Facebook, Google y Twitter para combatir la desinformación, pero considera que se han quedado cortos. "No se ha avanzado lo suficiente en la creación de herramientas para mejorar la transparencia y la fiabilidad de los sitios web que albergan anuncios", asegura.
"A pesar de los logros, todavía hay aspectos que se deben mejorar. Todas las plataformas en línea deben ofrecer información más detallada que permita detectar a los agentes malintencionados y a los Estados miembros objeto de su actividad", ha dicho la Comisión.
"Además, estas plataformas deben incrementar su colaboración con los verificadores de información y capacitar a los usuarios para que detecten mejor la desinformación. Finalmente, las plataformas deben ofrecer a la comunidad investigadora un acceso significativo a los datos, coherente con las normas de protección de datos personales", concluye el informe de Bruselas.
El Ejecutivo comunitario analizará antes de fin de año la eficacia del código de conducta voluntario que suscribieron las plataformas digitales para combatir las fake news. Y mantiene su amenaza de proponer una legislación más estricta si los resultados no son satisfactorios.
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