La Unión Europea y Mercosur -bloque formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- han alcanzado este viernes un histórico acuerdo de libre comercio, el mayor de la historia, que ha costado 20 años de negociaciones. El pacto coincide con la celebración de la reunión del G-20 en Osaka y constituye una señal política de apoyo al sistema comercial multilateral frente a las guerras comerciales promovidas por el presidente de EEUU, Donald Trump.
La firma del acuerdo con Mercosur supone una victoria de Pedro Sánchez, en el pulso que mantenía con el presidente francés, Emmanuel Macron. En la recta final de las conversaciones, los dos mandatarios enviaron cartas al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, con tesis contrapuestas. Mientras que el presidente del Gobierno español pedía cerrar ya el trato, Macron expresaba sus reservas por el impacto en la agricultura. Finalmente se ha impuesto la visión de Sánchez.
El pacto entre la UE y Mercosur cubre a una población de 780 millones de personas y permitirá a las empresas europeas ahorrarse alrededor de 4.000 millones de euros al año en aranceles, según los cálculos de Bruselas. Los países de Mercosur garantizarán la protección de 357 productos alimenticios europeos reconocidos con denominaciones de origen, como el jamón de Jabugo.
Además, los dos bloques se comprometen a aplicar los estándares más estrictos en materia de protección de los consumidores y seguridad alimentaria. El pacto contiene también compromisos en materia laboral y medioambiental, entre ellos la aplicación del acuerdo de París de lucha contra el cambio climático.
La secretaria de Comercio Exterior de Argentina, Marisa Bircher, ha trasmitido en su cuenta de Twitter el momento en el que se cerraba el acuerdo en Bruselas, con aplausos de todas las delegaciones.
"Es un momento histórico. En medio de tensiones comerciales internacionales, estamos enviado una fuerte señal con nuestros socios de Mercosur de que apoyamos un comercio basado en reglas. Es el mayor acuerdo comercial que se haya concluido nunca y un resultado positivo para el medio ambiente y los consumidores", ha asegurado el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.
La UE y Mercosur empezaron a negociar un acuerdo de libre comercio en el año 2000. Pero las conversaciones han avanzado a trompicones, con muchos parones y arranques fallidos, debido a que tocaban productos muy sensibles para las dos partes: para los europeos, el vacuno y el etanol; para los latinoamericanos, productos industriales como coches y piezas de automóviles.
Finalmente, Bruselas ha aceptado una cuota adicional de 99.000 toneladas de carne de vacuno libre de aranceles. El comisario de Agricultura, Phil Hogan, ha resaltado que se trata apenas del 1,25% del consumo total de vacuno en la UE y además se aplicará progresivamente durante un periodo de 5 años. El Ejecutivo comunitario está además dispuesto a dar ayudas a los productores europeos que se vean perjudicados.
A cambio, los países de Mercosur se comprometen a suprimir los altos recargos tarifarios que imponen a los productos industriales europeos como los coches (a los que ahora aplican un arancel del 35%), las piezas de automóviles (entre el 14 y el 18%) o la maquinaria (entre el 14 y el 20%). El acuerdo eliminará también progresivamente los aranceles a productos europeos como el vino (ahora al 27%), el chocolate (20%) o el whisky (35%). Además, por primera vez Mercosur abrirá a las empresas europeas su mercado de licitaciones públicas.
España, decisiva en la fase final
En la carta que envió la semana pasada a Juncker, Sánchez alegaba que "la UE no puede permitirse ceder ante argumentos populistas y proteccionistas sobre la política comercial". El acuerdo con Mercosur "es clave para el sistema comercial multilateral en su conjunto. Puede mostrar a todos los socios que el sistema funciona, enviando el mensaje de que el comercio internacional es mutuamente beneficioso si se basa en el diálogo, la cooperación y reglas justas", decía la misiva.
El presidente del Gobierno reclutó el apoyo de Alemania, Holanda, Portugal, Suecia, Letonia y República Checa. A Sánchez no le preocupa alcanzar un compromiso con el presidente ultra de Brasil, Jair Bolsonaro. Es más, Moncloa resalta que el pacto con la UE obligará a Bolsonaro a comprometerse con el acuerdo de París de lucha contra el cambio climático, sobre el que tiene dudas. Tanto Bolsonaro como su homólogo argentino, Mauricio Macri, han impulsado al máximo nivel la negociación con Bruselas en las últimas semanas.
En contraste con el entusiasmo de Madrid, la liberalización comercial con Mercosur ha generado dudas hasta el final en Francia, Bélgica, Irlanda o Polonia. Estos países alegan que la apertura de mercados podría "desestabilizar" el sector agrícola europeo, sobre todo por el aumento de la importación de carne de vacuno latinoamericana. "Nos gustaría expresar nuestra profunda preocupación sobre una serie de cuestiones en las negociaciones con Mercosur, incluyendo algunos productos agrícolas sensibles", decía la misiva a Juncker firmada por Macron.
Con el acuerdo concluido este viernes, los europeos se convierten en el primer bloque en el mundo que firma un pacto con Mercosur, uno de los últimos territorios vírgenes para el comercio internacional, que suponeun mercado de más de 275 millones de personas. También pretenden enviar una señal política a favor de un comercio abierto y basado en reglas en un momento de auge del proteccionismo desde la llegada de Donald Trump.
Una vez completada su revisión legal y traducido a todas las lenguas oficiales, el pacto tendrá que ser ratificado por todos los Estados miembros de la UE y por la Eurocámara.