Fumata blanca. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han aprobado este jueves por unanimidad el acuerdo de divorcio que se había alcanzado horas antes con el primer ministro británico, Boris Johnson. Apenas se ha necesitado una hora de debate, aunque han tenido muy poco tiempo para revisar los papeles. Se han fiando completamente del criterio del negociador europeo, Michel Barnier, y del primer ministro irlandés, Leo Varadkar, el más afectado por el brexit. Ambos han recomendado la ratificación del pacto.
Tras casi tres años de negociaciones, el laberinto del brexit se acerca a su final. Los Veintisiete consideran que es posible acelerar todos los trámites para que Reino Unido pueda salir de la UE en dos semanas, el próximo 31 de octubre. La gran incógnita ahora es si el acuerdo podrá ser ratificado en el Parlamento británico, que lo debatirá el próximo sábado.
El pacto lo ha anunciado poco después de las 11:30 horas en Twitter el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Es la culminación de una semana frenética de negociaciones tras el punto de inflexión que supuso la reunión en Liverpool el pasado jueves entre Johnson y Varadkar, que permitió desbloquear el diálogo. El trato final se ha cerrado en una conversación telefónica entre el primer ministro británico y el propio Juncker.
"Cuando hay voluntad, hay acuerdo. Lo hemos logrado! Es un acuerdo justo y equilibrado para la UE y Reino Unido y es una prueba de nuestro compromiso de encontrar soluciones. Recomiendo al Consejo Europeo que lo apoye", ha escrito el presidente de la Comisión. Horas más tarde, en una comparecencia de prensa conjunta con Johnson en Bruselas se ha declarado "triste" por el brexit.
"Este nuevo acuerdo garantiza que recuperemos el control sobre nuestras leyes, fronteras y dinero sin perturbaciones y establece una nueva relación con la UE basada en el libre comercio y la cooperación amistosa", se ha felicitado el primer ministro británico. "Ahora el Parlamento debe confirmar el brexit el sábado para que podamos pasar a otras prioridades como el coste de la vida, la sanidad, la delincuencia violenta y nuestro medio ambiente", ha reclamado Johnson.
Y es que el texto todavía debe ser ratificado por el Parlamento británico en una sesión extraordinaria que se celebrará el sábado. Una Cámara de los Comunes que rechazó hasta en tres ocasiones el anterior pacto alcanzado con la UE por Theresa May en noviembre del año pasado, lo que acabó forzando su dimisión.
Westminster sigue siendo un escollo importante que podría hacer naufragar el acuerdo, ya que los unionistas norirlandeses del DUP han anunciado esta mañana que no lo apoyan porque prevé una frontera aduanera y regulatoria entre Irlanda del Norte y el resto de Irlanda. Boris Johnson apenas tiene 48 horas para convencerles de que cambien de opinión, ya que necesita sus votos en Westminster para ratificar el Acuerdo de Retirada.
Salida el 31 de octubre: no habrá prórroga
La UE espera no obstante en que el primer ministro británico logrará lo que no fue capaz de hacer May. Johnson "le ha dicho a Juncker esta mañana -y yo he asistido a esa conversación telefónica- que ahora puede hacer que se apruebe el acuerdo que hemos conseguido, tiene confianza en su capacidad de convencer a una mayoría de parlamentarios de la Cámara de los Comunes", ha explicado el negociador europeo, Michel Barnier.
"Quiero creer que el primer ministro Johnson tendrá una mayoría que respalde este acuerdo", ha dicho el presidente francés, Emmanuel Macron, mucho más cauto.
El último paso del procedimiento sería la ratificación en la Eurocámara, que podría producirse la semana que viene durante el pleno ordinario en Estrasburgo. Los diplomáticos europeos creen que aunque el acuerdo ha llegado casi en tiempo de descuento, todavía es posible que todos los trámites se completen para que el brexit se materialice el próximo 31 de octubre, con lo que no haría falta ninguna nueva prórroga.
"Creo que es un buen acuerdo", ha asegurado el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, cuya reunión la semana pasada con Johnson fue clave para desbloquear el acuerdo. "Permite a Reino Unido dejar la UE de forma ordenada, con un periodo de transición que es muy importante para ciudadanos y empresas tanto en la UE como en Reino Unido", ha subrayado.
"Además, crea una solución específica para Irlanda del Norte que reconoce la geografía y la historia única de Irlanda del Norte. Una solución que garantiza que no habrá una frontera dura entre el norte y el sur y que continuará funcionando la economía de la isla, y también protege el mercado único y nuestra posición en él", sostiene Varadkar.
En su recta final, las negociaciones se han concentrado exclusivamente en el capítulo más problemático: cómo mantener abierta la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte tras el brexit. El compromiso final prevé que Irlanda del Norte se quede en el mercado único mientras el resto de Reino Unido se marcha y que aplique las reglas aduaneras de la UE, aunque forme parte del territorio aduanero de Reino Unido. "La cuadratura del círculo", según ha admitido Barnier.
El resto de capítulos del Acuerdo de Retirada que se negoció con May no se han tocado: ni la garantía del derecho a quedarse de los 3,3 millones de ciudadanos europeos que residen en Reino Unido, ni la factura de salida de 45.000 millones de euros que debe pagar Londres, ni el protocolo sobre Gibraltar ni tampoco el periodo transitorio hasta el final de 2020 para adaptarse a la nueva situación.