Cuando parecía verse ya la luz al final del túnel, el laberinto del brexit vuelve a complicarse. Boris Johnson logró la semana pasada lo que parecía imposible: un nuevo acuerdo de divorcio con la Unión Europea. Pero se ha topado con el mismo obstáculo que su predecesora, Theresa May. La Cámara de los Comunes se niega a ratificarlo.
Ante el nuevo bloqueo, los líderes europeos y la clase política británica juegan al ratón y al gato. El jefe de los laboristas, Jeremy Corbyn, ha anuncia que no respaldará el plan de Johnson de elecciones anticipadas el 12 de diciembre hasta que la UE apruebe una prórroga del brexit. Alega que lo primero es evitar a toda costa una salida salvaje el 31 de octubre, en menos de una semana. La UE contesta que no habrá prórroga hasta que Reino Unido aclare si hay o no comicios.
Aunque la decisión sobre la prórroga estaba prevista para este viernes, los embajadores de los Veintisiete han decidido aplazarla hasta la semana que viene, probablemente hasta el martes. Es una forma de presionar al Parlamento británico para que desbloquee el brexit, ya sea aprobando el acuerdo de divorcio o respaldando las elecciones anticipadas que propone el primer ministro británico.
"Ha sido una discusión excelente pero no hay decisión", ha dicho el negociador de la UE, Michel Barnier, al término del encuentro, que ha durado algo menos de dos horas.
Westminster votará el lunes si autoriza o no las elecciones anticipadas. El Gobierno británico necesita una mayoría de dos tercios de los diputados. Una decisión positiva despejaría el camino para que la UE conceda a Reino Unido una prórroga de tres meses, hasta el 31 de enero de 2020, tal y como ha pedido Londres. Pero si no hay comicios, países como Francia reclaman que el aplazamiento sea mucho más corto, para forzar la ratificación exprés del Acuerdo de Retirada.
"Estamos siguiendo los acontecimientos en Londres muy de cerca", ha dicho la portavoz del Ejecutivo comunitario, Mina Adreeva. "Los embajadores de los 27 están de acuerdo con el principio de conceder una prórroga. Los trabajos continuarán los próximos días. La intención es adoptar esta decisión por procedimiento escrito", ha agregado. Eso significa que en ningún caso se convocará otra cumbre de emergencia de los jefes de Estado y de Gobierno sobre el brexit la semana que viene.
Francia fuerza el aplazamiento
El plan de Johnson de convocar elecciones el 12 de diciembre contempla tres escenarios. El primero es que el Parlamento británico ratifique el Acuerdo de Retirada antes de disolverse el 6 de noviembre y llegar así a los comicios con el brexit resuelto. Si eso no es posible, la segunda opción sería ratificar el divorcio inmediatamente después de las elecciones y culminar el brexit en enero. Si en contra de lo que dicen las encuestas, Johnson pierde, entonces Corbyn debería pedir otra prórroga para negociar con Bruselas un nuevo plan.
Pero el mayor miedo de la UE es que Westminster rechace tanto las elecciones como el acuerdo del brexit de Johnson. De ahí la decisión de retrasar la decisión sobre la prórroga hasta ver las cosas más claras. Un aplazamiento que ha forzado en particular el presidente francés, Emmanuel Macron.
"Francia no plantea ningún ultimátum a Reino Unido. Lo que queremos es claridad. La cuestión es saber para qué damos más tiempo, porque el tiempo por sí mismo no es la solución. Esperemos a saber si hay elecciones antes de hacer política ficción", dijo anoche a la RTL la ministra de Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin.
En Bruselas tratan de quitar hierro a la amenaza de veto de París. "La reunión de los embajadores ha sido constructiva. Hay pleno acuerdo sobre la necesidad de una prórroga. Hay pleno acuerdo sobre la necesidad de alcanzar una decisión unánime y consensuada entre los 27. Y hay pleno acuerdo sobre que la decisión se tomará por procedimiento escrito. El presidente Donald Tusk no tiene intención de convocar un Consejo Europeo especial", explican fuentes europeas.