Bruselas

Durante dos años, la fecha marcada en rojo en el calendario fue el 29 de marzo de 2019. Luego se retrasó unos días, hasta el 12 de abril. Después hubo una prórroga más larga, hasta el 31 de octubre, debido al caos político en Londres. Este lunes, los embajadores de los Veintisiete países de la UE han aprobado aplazar la fecha de salida de Reino Unido hasta el 31 de enero de 2020.

Una tercera prórroga que da tiempo a celebrar elecciones anticipadas en diciembre, como quiere Boris Johnson, pero que también podría acortarse si el Parlamento británico ratifica antes el nuevo acuerdo de divorcio logrado por el primer ministro británico. Lo único que está claro es que el brexit a cualquier precio que Boris había prometido para el próximo jueves no va a producirse.

"La UE ha acordado que aceptará la petición de Reino Unido para una prórroga flexible del brexit hasta el 31 de enero de 2020", ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en su cuenta de Twitter. Ese es el plazo que había solicitado Johnson, obligado por la ley Benn que aprobó en septiembre la Cámara de los Comunes. Los líderes europeos no quieren aparecer como culpables de un brexit salvaje sin acuerdo, que podría hundir a la eurozona en una nueva recesión.

El acuerdo adoptado por los embajadores prevé explícitamente una serie de ventanas para que Londres pueda marcharse anticipadamente. La condición es que Westminster apruebe el Acuerdo de Retirada alcanzado contra todo pronóstico entre la UE y Johnson el pasado 17 de octubre

Si la ratificación se produce durante el mes de noviembre, el adiós de Londres podría producirse tan pronto como el 1 de diciembre. Si se se concreta en diciembre, el brexit podría ser el 1 de enero de 2020. Si la fumata blanca se retrasa a enero, la salida de Reino Unido de la UE se materializaría el 1 de febrero de 2020.

Tusk avanza un acuerdo para retrasar el "brexit" hasta el 31 de enero

Los Veintisiete insisten en que el acuerdo de divorcio es intocable: la nueva prórroga no puede usarse para reabrir la negociación. En teoría, la nueva ampliación obliga a Reino Unido a designar un comisario para el equipo  de Ursula von der Leyen y así se recoge en la decisión aprobada por los embajadores. Algo que el primer ministro británico también ha prometido mil veces que no haría.

En la práctica, Johnson probablemente ni siquiera necesitará cumplir esta formalidad: la toma de posesión de la nueva Comisión se ha retrasado indefinidamente porque la Eurocámara ha tumbado a los representantes de Francia, Hungría y Rumanía y todavía no hay sustitutos. También podría optar por mantener a su actual comisario, Julian King, sin cartera.

Macron cede y acepta una prórroga larga

La decisión sobre la prórroga se formalizará por procedimiento escrito. Es decir, no se necesitará otra reunión extraordinaria y urgente de jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas. De hecho, el encuentro de los embajadores ha durado menos de 20 minutos.

Al pedir una tercera prórroga a la UE, Johnson ha tenido que tragarse sus propias palabras. "Preferiría estar muerto en una zanja antes que pedir otra prórroga del brexit", dijo el primer ministro británico a principios de septiembre. Una contradicción de la que se ha burlado el portavoz de la Eurocámara para el brexit, Guy Verhofstadt.

"Aliviado de que al final nadie haya muerto en una zanja", ha ironizado Verhofstadt en su cuenta de Twitter. Independientemente de que la elección democrática de Reino Unido sea revocar el brexit o una salida ordenada, confirmada o no en un segundo referéndum, la incertidumbre del brexit dura ya demasiado. Este tiempo extra debe darnos un camino a seguir", ha reclamado.

El siguiente paso era que Londres diera formalmente su conformidad a la decisión. Así lo ha hecho Johnson en una carta dirigida a Tusk, en la que no obstante alega que se trata de una prórroga "no deseada" y pide a la UE que deniegue cualquier otra extensión más allá del 31 de enero. Ahora, Tusk lanzará el procedimiento escrito entre los 27 con un plazo de 24 horas. Se espera que la tercera prórroga flexible del brexit esté aprobada formalmente el martes o el miércoles.

El acuerdo unánime de los Veintisiete ha sido posible porque el presidente francés, Emmanuel Macron, ha cedido. París impidió que la decisión se aprobara el pasado viernes. Pretendía congelar la prórroga hasta que Reino Unido aclare si habrá o no elecciones anticipadas. Su objetivo era mantener la presión sobre la Cámara de los Comunes al máximo.

El Gobierno francés veía plenamente justificada la prórroga hasta el 31 de enero de 2020 únicamente si hay elecciones anticipadas en Reino Unido. En caso contrario, París defendía dar sólo una ampliación de unas semanas para forzar la ratificación del divorcio o una salida salvaje sin acuerdo. Es decir, acabar de una vez con la agonía interminable del brexit.

Sin embargo, durante el fin de semana, Macron ha cambiado de posición tras una conversación telefónica con Johnson. Ha visto de nuevo que las presiones de Bruselas no surten ningún efecto en Londres. La UE no quiere verse arrastrada por el caos político británico y ha preferido decidir de forma autónoma sobre la prórroga. Ahora la pelota está de nuevo en el tejado de Reino Unido.

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