"Chapeau, hay que reconocer que ha tenido éxito". Es la particular felicitación que le ha dirigido la canciller Angela Merkel a Boris Johnson por su aplastante victoria electoral en Reino Unido durante la cumbre que ha concluido este viernes en Bruselas. La mayoría absoluta que han logrado los conservadores en el Parlamento británico es algo "bueno" para la Unión Europea. Facilita la ratificación exprés del acuerdo de divorcio firmado con Londres tras cuatro intentos fallidos y garantiza un brexit ordenado el 31 de enero de 2020.
"Me siento aliviado por mi país y también me siento aliviado por Reino Unido. Llevamos dos o tres años de bloqueo, que ahora va a resolverse. Lamento profundamente que Reino Unido se vaya de la UE, pero es su decisión", ha dicho el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, el que mejor ha sabido condensar el sentimiento general entre los líderes europeos tras conocer los resultados.
Una vez asumido que no había marcha atrás en el brexit, la prioridad para los Veintisiete era evitar una salida salvaje como la que propugnó Johnson a su llegada al poder, con un fuerte impacto negativo en la economía. Un objetivo que de momento se ha conseguido. Pero el camino que queda por delante está todavía lleno de obstáculos y todavía no pueden descartarse accidentes graves. En particular, si Bruselas y Londres no logran cerrar un nuevo acuerdo comercial antes de diciembre de 2020.
Ratificación del acuerdo de divorcio
Es la meta intermedia que la UE considera ahora más urgente. "Esperamos que la votación en el Parlamento británico del Acuerdo de Retirada se produzca lo antes posible. Es importante tener claridad lo antes posible", ha reclamado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. La nueva Cámara de los Comunes abre el 19 de diciembre y la votación podría producirse a finales de mes o a principios de enero. A continuación se pronunciará la Eurocámara, donde tampoco se esperan problemas. El brexit ocurrirá finalmente el 31 de enero de 2020, casi un año más tarde de lo previsto.
El Acuerdo de Retirada fija los términos del divorcio: una factura de salida de 45.000 millones que debe pagar Londres; garantías del derecho a quedarse de por vida de los 3,3 millones de europeos que residen en Reino Unido, entre ellos 100.000 españoles; y un estatus especial para Irlanda del norte con el fin de evitar que vuelva a erigirse una frontera física en la isla de Irlanda. Pero no aclara el régimen de las relaciones futuras de los ex cónyuges. Para aclarar esta cuestión, las dos partes se han dado un periodo transitorio cuyo fin es facilitar un aterrizaje suave.
Una transición en la que nada cambia
El 1 de febrero de 2020 Reino Unido deja de ser un país de la UE. Será la primera vez que el club comunitario pierda un miembro. Pese a la amputación, a primera vista nada cambiará. Londres seguirá tanto en la unión aduanera como en el mercado único. Lo nuevo es que no tendrá ni voz ni voto en las instituciones europeas: pierde a su comisario y eurodiputados y tendrá vetada la asistencia a las reuniones de ministros de la UE.
Aún así, deberá seguir cumpliendo todas las normas comunitarias, incluso las que se aprueben en su ausencia, mantener la libre circulación de personas, pagar a las arcas comunitarias, permitir el acceso a sus aguas de los buques pesqueros del resto de países miembros y acatar las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE.
La duración original prevista de la transición era de 18 meses. Pero el retraso en la salida ha hecho que el plazo se comprima a 11 meses. Y según Bruselas es "muy difícil" cerrar un acuerdo comercial en tan poco tiempo: el pacto con Japón tardó 5 años; el de Canadá, 7 años; y el de Mercosur, 20 años. Aunque es posible solicitar otro aplazamiento de hasta dos años, Johnson asegura que no pedirá más prórrogas. Así que diciembre de 2020 amenaza con ser una nueva fecha de brexit al borde del precipicio.
La nueva presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha anunciado este viernes que aprobará las directrices para negociar con Londres el mismo 1 de febrero con el fin de acelerar el procedimiento, pero aún así duda de que pueda concluirse en plazo. "Nuestra prioridad es tener las negociaciones tan maduras como sea posible para cerrar tantos puntos de la negociación como podamos a finales de año", ha dicho.
Un acuerdo comercial minimalista
Si no hay más prórrogas, el 1 de enero de 2021 Londres dejará definitivamente el mercado interior y la unión aduanera y quedará vinculado a la UE únicamente por la nueva relación que haya firmado con Bruselas, si hay alguna. Johnson ha optado por la versión más dura posible del brexit: un acuerdo de libre comercio que justifica por su voluntad de desvincularse completamente de las reglas de la UE, acabar con el libre movimiento de ciudadanos europeos y recuperar la soberanía.
El principal temor de la UE es que Johnson rebaje las normas de protección social y medioambiental y convierta a Reino Unido en un paraíso fiscal, en un nuevo Singapur a orillas del Támesis. Por eso los líderes europeos le han reclamado este viernes que en el futuro mantenga "un terreno de juego equilibrado": si se desvía significativamente de las leyes comunitarias, cualquier nuevo acuerdo será muy difícil.
En todo caso, incluso los jefes de Estado y de Gobierno más escépticos, como Emmanuel Macron, sostienen que pese al divorcio quieren seguir siendo amigos de Londres. Conservar una relación lo más estrecha posible, en particular en capítulos como la seguridad y la defensa. Por ello han encargado a Michel Barnier, que durante tres años ha logrado preservar la unidad de los Veintisiete frente a Londres, que se encargue de negociar el nuevo pacto comercial.