"Desde Rusia con amor": el plan del Kremlin en Italia para ganarle terreno a Estados Unidos
Para muchos analistas, la ingente ayuda sanitaria rusa en el país transalpino tiene una clara lectura antiamericana y antieuropea, por tanto antioccidental.
2 mayo, 2020 03:17Noticias relacionadas
Como en los tiempos de la Guerra Fría, Rusia tiene puestos los ojos sobre Italia. En plena crisis sanitaria por el coronavirus, Moscú está ayudando a Roma con personal y material médico para superar las consecuencias del Covid-19. Pero lo cierto es que actualmente las autoridades transalpinas tienen cada vez más controlada la evolución de la pandemia en el país, de modo que la ayuda rusa podría ya no ser tan necesaria. Algo que está provocando que Moscú esté manifestando su interés declarado para ampliar, el máximo tiempo posible, su presencia en Italia.
Un mes después del arranque de la operación Desde Rusia con amor, en clara referencia a la conocida película de la saga cinematográfica de 007; el Kremlin pretende seguir en Italia para así ganarle cada vez más terreno a Occidente en detrimento de Estados Unidos y la Unión Europea. Lo cual, según el periódico italiano La Repubblica, “está generando fuertes malhumores entre los aliados de Italia”. La situación es bien delicada, entre otras cosas porque, formalmente, ha sido el Gobierno italiano el que hace unas semanas aprobó la ayuda rusa tras una conversación entre Giuseppe Conte y Vladimir Putin, máximos representantes de los Ejecutivos de Italia y Rusia, respectivamente.
El Palazzo Chigi, según la prensa transalpina, habría estado dispuesto a decirle que no al Kremlin, pero no tenía sentido rechazar la generosa ayuda rusa durante la fase más dura del coronavirus, cuando la curva de contagios no hacía más que subir.
Rusia, por su parte, está argumentando que son precisamente las regiones italianas las que le están pidiendo que se quede, extremo que desmiente la prensa italiana. De lo que se deduce que Moscú ya está tratando, como sea, de prolongar su influencia geopolítica en Italia a través de su ayuda sanitaria. Aunque ya no sea tan urgente ni necesaria.
Uno de los problemas políticos de la operación Desde Rusia con amor es que no tenía un calendario de cierre de misión ni disfrutaba de acuerdos escritos. “Nuestros especialistas se quedarán en Italia hasta que haya una específica decisión conjunta tanto de la parte rusa como de la italiana”, dijo poco meses después del lanzamiento de la operación el embajador ruso en Roma, Serghej Razov, tal como recoge La Repubblica.
Militares rusos
Lo cierto es que, hasta ahora, la ayuda rusa en el norte del país ha sido clave desde el punto de vista sanitario, aportando especialistas virólogos, mascarillas, guantes y equipos de protección. Tal como explican los medios de comunicación italianos, Rusia ha sido clave en la gestión de la crítica situación de contagio en las residencias de ancianos en Lombardía la región transalpina más afectada por el Covid-19.
La presencia de militares rusos en un país miembro de la OTAN no podía estar más que controlado por parte del Gobierno italiano. Los efectivos enviados por Moscú, de hecho, están siendo escoltados en todo momento por las Fuerzas Armadas italianas, en aras de tranquilizar a los socios de la Alianza Atlántica.
Toda seguridad es poca, porque para muchos analistas italianos la ingente ayuda sanitaria rusa puede tener una clara lectura antiamericana y antieuropea, por tanto antioccidental. La presencia rusa en Italia, de hecho, concretamente en Lombardía, tiene también una interpretación política, ya que los principales presidentes de las regiones norteñas afectadas por el coronavirus, pertenecen a la Liga del soberanista Matteo Salvini. El líder nacionalista italiano, jefe del primer partido del país, es un gran simpatizante de la actual Rusia de Putin que apunta a fomentar el populismo en los países del Viejo Continente con el objetivo de consumir el ya desgastado espíritu solidario de la Unión Europea.
Según los últimos datos aportados por la Protección Civil del país, en Italia se han registrado hasta hoy más de 200.000 contagios, lo cual indica que es el la tercera nación más afectada en el mundo por el coronavirus, por detrás sólo de Estados Unidos y España, siguiendo el parámetro de los infectados totales desde el inicio de la epidemia en el territorio transalpino.
Italia fue el primer país de Europa en observar un primer foco de contagio en su territorio, lo que ha provocado que, hasta hoy, se contabilicen todavía unos 100.000 positivos actuales, además de 76.000 personas curadas y 28.000 fallecidos.
La región italiana más afectada es la norteña Lombardía, que representa un tercio de los contagios totales y más de la mitad de las víctimas mortales. En las últimas semanas Italia está experimentando una bajada progresiva de cifras absolutas de positivos actuales. Un 80% de este colectivo está representado por las personas que se encuentran en aislamiento domiciliario, mientras que el 18% son los hospitalizados y el 2% se encuentra todavía en terapias intensivas. El número total de test diagnósticos ya realizados rondan en torno a los 2 millones.
Cuando tomó inicio la operación Desde Rusia con amor, hace poco más de un mes, fue necesario tan sólo un día para que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenara el despegue del primer avión tras consultarse telefónicamente con el premier transalpino Giuseppe Conte. Tras la luz verde del Palazzo Chigi, Rusia envió otros ocho aviones a Roma para ayudar a Italia en lucha contra los efectos del coronavirus.
“Nunca habían aterrizado tantos aviones y militares rusos en un país de la OTAN”, recordaron entonces los periódicos italianos. Según los medios de comunicación transalpinos, el personal ruso presente actualmente en Italia procede del ámbito de las fuerzas armadas y la protección civil de Rusia. Fue muy sonado en la opinión pública el hecho de que tantos vehículos rusos circularan por las carreteras del país en dirección al norte con grandes pegatinas a base de corazones rusos e italianos, unidos por el eslogan Desde Rusia con amor. Había una época en la que, sin embargo, eran los americanos los que lucían sus camiones camino del norte de Italia. Eran otros tiempos.