Solidaridad a la carta: las claves del nuevo Pacto sobre Inmigración de Von der Leyen
La propuesta entierra las cuotas obligatorias de reparto de inmigrantes y da prioridad a las expulsiones "patrocinadas".
24 septiembre, 2020 02:50Noticias relacionadas
El nuevo Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo presentado este miércoles busca un "nuevo equilibrio entre responsabilidad y solidaridad", sostiene la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen. El objetivo es "empezar de cero" y responder a los "muchos intereses legítimos" que suscita este problema. "Tenemos 27 Estados miembros y ninguno estará contento con esta propuesta", asegura la comisaria de Interior, la socialista sueca Ilva Johansson.
En realidad, el plan del Ejecutivo comunitario inclina la balanza a favor de los países que apuestan exclusivamente por reforzar las fronteras exteriores de la UE y se niegan a acoger a demandantes de asilo, como Hungría, Polonia o Austria. Los grandes perdedores son España, Italia o Grecia, los países que están en primera línea y reclaman más solidaridad a sus socios para hacer frente a la presión migratoria.
El reparto obligatorio de demandantes de asilo entre los Estados miembros que puso sobre la mesa Jean-Claude Juncker en respuesta a la crisis de 2015 ha quedado definitivamente enterrado. "No hay cuotas obligatorias para la reubicación en ninguna circunstancia en nuestra propuesta", ha insistido este miércoles Johansson. Estas son las principales claves del Pacto sobre Inmigración de Von der Leyen.
REFUERZO DE LAS FRONTERAS EXTERIORES: La Guardia Europea de Fronteras y Costas (Frontex) se reforzará hasta alcanzar una plantilla permanente de 10.000 personas: su primer despliegue debe poder realizarse el 1 de enero de 2021. Bruselas reclama además la interconexión de todos los sistemas nacionales de gestión de fronteras como muy tarde en 2023, de modo que los guardias tengan toda la información que necesitan sobre las entradas irregulares.
NUEVO SISTEMA DE FILTRADO RÁPIDO: Bruselas propone un nuevo sistema de filtrado rápido para todas las personas que entren en la UE sin autorización o desembarquen tras una operación de salvamento. La duración es de cinco días. En este periodo, el Estado miembro de entrada debe realizar controles sanitarios y de seguridad y toma de huellas para la base Eurodac. Y determinar las personas que podrían optar al asilo y las que deben ser expulsadas, acortado los plazos.
SOLIDARIDAD A LA CARTA: El plan de Von der Leyen incluye un mecanismo de solidaridad que se activará en caso de que un país de primera línea sufra una avalancha migratoria. Pero el propio Ejecutivo comunitario admite que se basará en "contribuciones flexibles" de los Estados miembros. A falta de cuotas obligatorias, cada Gobierno será libre de decidir entre acoger refugiados, "patrocinar" repatriaciones, financiar infraestructuras, enviar apoyo operativo o incluso ofrecer asesoramiento técnico.
EXPULSIONES "PATROCINADAS": De media, cada año se rechazan en la UE alrededor de 370.000 solicitudes de asilo, pero sólo un tercio de estas personas son repatriadas a sus países de origen. Como viene siendo habitual en los últimos años, Bruselas quiere aumentar el número de expulsiones de inmigrantes irregulares. Una medida que hasta ahora siempre ha fracasado.
La novedad es que, en los casos más extremos de crisis, los países que no quieran acoger a refugiados tendrán obligatoriamente que "patrocionar" expulsiones. Es decir, ayudar a los Estados de primera línea a llevar a cabo repatriaciones de migrantes irregulares. Puede escoger aquellos para los que la readmisión en su país de origen es más fácil. Si fracasan en el intento, si en el plazo de 8 meses el retorno no se ha llevado a cabo, el país "patrocinador" deberá en teoría llevarse a su territorio al migrante en cuestión.
MÁS PRESIÓN A LOS PAÍSES DE ORIGEN: Bruselas pretende aumentar la presión sobre los países de origen de los migrantes para que firmen acuerdos de readmisión y acepten las repatriaciones. Para ello, se endurecerá la política de visados hacia los países terceros que no colaboren y se adoptarán "medidas adicionales adicionales" en caso necesario. Un eufemismo con el que la Comisión se refiere a la posibilidad de congelar las ayudas europeas a los rebeldes.