Bruselas

"Es la hora de la verdad. Nos queda muy poco tiempo útil en esta negociación, algunas horas, si queremos que este acuerdo (del brexit entre Bruselas y Londres) entre en vigor el 1 de enero. La posibilidad de un acuerdo está ahí, yo lo creo en tanto que negociador, pero el camino es muy estrecho", ha asegurado este viernes en la Eurocámara Michel Barnier, el jefe del equipo negociador de la UE

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, hablaron por teléfono el jueves por la noche y constataron que todavía existen importantes divergencias, en particular sobre la cuestión de la pesca, y que superarlas a tiempo será "muy difícil".

Johnson publicó un comunicado particularmente sombrío en el que asegura que "es muy probable que no haya acuerdo, al menos que la posición de la UE cambie de forma sustancial". Reino Unido abandonará el mercado único y la unión aduanera el 31 de diciembre. El Parlamento Europeo ha pedido que cualquier evental acuerdo se cierre de aquí al domingo para que dé tiempo a ratificarlo.

En su comparecencia en la Eurocámara, Barnier ha destacado que en la mayoría de las disposiciones del pacto comercial que regirá su relación futura tras el divorcio, Londres y Bruselas ya se han puesto de acuerdo en un tiempo récord. Mientras que los Tratados con Japón o Canadá tardarón más de cinco años en cerrarse, el de Reino Unido se ha negociado en apenas 9 meses.

"Pero en este acuerdo, todo forma un conjunto coherente y no hay acuerdo sobre nada hasta que haya un acuerdo sobre todo. Por eso no es sorprendente que en las horas finales en las que nos encontramos, se concentren también las dificultades más grandes de la negociación y los puntos más difíciles y duros", ha relatado Barnier.

Los dos escollos pendientes siguen siendo las condiciones para una competencia justa entre las empresas británicas y las europeas en el mercado único y la pesca. "Nosotros queremos una cooperación económica abierta y ambiciosa, pero debe ser también justa y equitativa. Es decir, con reglas de competencia leal y estándares elevados en materia social, medioambiental y climática", sostiene el negociador de la UE.

Soberanía

"Si Reino Unido, en el ejercicio de su soberanía, desea divergir en el futuro, es su derecho, pero eso no puede ocurrir sin consecuencias cuando se trata de tener acceso a nuestro mercado sin tarifas ni cuotas", ha insistido Barnier.

Londres quiere también "recuperar su soberanía en lo que se refiere a la pesca, poder controlar el acceso a sus aguas". "Nosotros lo aceptamos y lo respetamos. Pero si Reino Unido quiere, después de un periodo suficiente y creíble de ajuste, poder cortar el acceso a sus aguas a los pescadores europeos en cualquier momento, la UE debe tener también un derecho soberano de reaccionar o compensar, ajustando las condiciones de acceso a su mercado para el conjunto de productos, en particular los pesqueros".

"Es aquí donde se encuentra una de las grandes dificultades actuales de la negociación sobre este expediente de la pesca", asegura el negociador de la UE.

"No sería justo ni aceptable que los pescadores europeos sólo tengan derechos transitorios en las aguas británicas que se evaporen un día, mientras el resto del acuerdo, en particular para las empresas británicas, se mantiene estable".

"Los puntos que siguen abiertos en estas horas cruciales son fundamentales para la Unión. No pedimos nada más que un equilibrio entre los derechos y las obligaciones y la reciprocidad en el acceso a nuestros mercados y a las aguas. Nada más y nada menos. Si es evidente que queremos un acuerdo, también es evidente que no lo haremos a cualquier precio", ha resaltado Barnier.

Su conclusión es que domina una máxima incertidumbre en lo que pueden ser las horas finales de negociación. "En este momento, no puedo decirles cuál será el resultado de esta última recta final de la negociación. Por eso, debemos estar preparados para todos los ecenarios".

El negociador de la UE ni siquiera se ha quedado al debate en la Eurocámara: tenía que volver de inmediato a la mesa de negociación con su homólogo británico David Frost. Es el "último intento" para encontrar un acuerdo aceptable, ha dicho Barnier.

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