La Unión Europea contempla con perplejidad y alarma la decisión unilateral de Twitter y otras plataformas digitales de suspender indefinidamente las cuentas de Donald Trump. Una iniciativa que para Bruselas y para líderes como Angela Merkel constituye una prueba más del poder omnímodo que han alcanzado los gigantes tecnológicos, hasta el punto de convertirse en una "amenaza" para los Estados y las democracias.
Tras el asalto al Capitolio de Washington el día de Reyes por partidarios de Trump, Twitter anunció el pasado viernes que cancelaba la cuenta del presidente saliente de Estados Unidos. La justificación que esgrime la compañía es que existe el riesgo de que Trump vuelva a usar esta plataforma para incitar a la insurrección y la violencia.
También Facebook, Instagram, Snapchat o Twitch han suprimido los perfiles del ex magnate inmobiliario. Pero el caso de Twitter es diferente: desde el inicio de su campaña presidencial ha sido el medio favorito de Trump para comunicarse directamente con sus seguidores, marcar la agenda, difundir sus consignas o atacar a rivales o incluso amigos (entre ellos la propia UE).
Las críticas de Bruselas a la decisión de Twitter no significan que los dirigentes comunitarios condonen el uso que Trump ha hecho de la plataforma para esparcir fake news o instigar acciones violentas por parte de sus partidarios. "Si algunas personas creen que una elección fue fraudulenta, porque su líder así se lo ha dicho una y otra vez, se comportarán en consecuencia", ha dicho Josep Borrell, atacando sin citarlo al presidente saliente de EEUU.
El jefe de la diplomacia de la UE sostiene que "los impactantes acontecimientos en Washington el miércoles pasado deben ser una llamada de atención para los defensores de la democracia en todo el mundo". "La proliferación de desinformación facilitada por las redes sociales ha reforzado poderosamente las tendencias autoritarias y xenófobas en nuestras sociedades", asegura Borrell.
Lo que preocupa a los líderes comunitarios es que sea una empresa privada como Twitter la que se arrogue el poder de decidir de forma unilateral cuáles son los límites de la libertad de expresión, sin criterios claros preestablecidos y sin derecho de recurso. Para la UE, la lucha contra las fake news debe regularse por ley y no depender de la buena voluntad de los gigantes digitales.
"La canciller considera problemático que las cuentas del presidente se hayan suspendido de forma permanente", ha dicho este lunes el portavoz de Angela Merkel, Steffen Seibert. Para el Gobierno alemán, la libertad de expresión "es un derecho fundamental de vital importancia". Por eso, cualquier restricción debe "ser definida por el legislador y no por la decisión de la dirección de una empresa".
Merkel sí que apoyaría la salvaguarda inicial que adoptó Twitter de anotar los mensajes de Trump, precisando que no se ajustaban a la realidad, porque "las mentiras y las incitaciones a la violencia son problemáticas", admite Seibert.
También el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, se ha declarado "impactado" por el hecho de que sea Twitter el que cancele la cuenta de Trump. "La regulación de las plataformas digitales no puede hacerse por la propia oligarquía digital. La oligarquía digital es una de las amenazas que pesa sobre los Estados y sobre las democracias", ha dicho Le Maire en una entrevista en France Inter.
"La regulación es necesaria, pero debe realizarla el pueblo soberano, los Estados, la justicia", ha insistido el ministro francés. Eso no quita que Le Maire reconozca que el asalto al Capitolio "es el producto de las mentiras del señor Trump". "Es porque él ha mentido sobre su fracaso electoral por lo que sus partidarios han invadido el Capitolio. Es un ataque contra la democracia", asegura.
Para el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, responsable de regular las plataformas digitales en la UE, "el hecho de que un consejero delegado pueda desconectar el altavoz del presidente de EEUU sin ningún control ni contrapeso es desconcertante". "No sólo confirma el poder de estas plataformas, sino que muestra la profunda debilidad en la forma en que nuestra sociedad se organiza en el espacio digital", sostiene Breton en un artículo en Politico.
"Estos últimos días han hecho más obvio que nunca que no podemos quedarnos de brazos cruzados y confiar en la buena voluntad de estas plataformas o en una interpretación ingeniosa de la ley. Debemos fijar las reglas del juego y organizar el espacio digital con derechos, obligaciones y salvaguardas claras. Debemos restaurar la confianza en el espacio digital. Es una cuestión de supervivencia de nuestras democracias en el siglo 21", asegura el comisario.
A su juicio, la UE es la primera potencia mundial que ha emprendido este camino con la ley de Servicios Digitales y la ley de Mercados Digitales que el equipo de Ursula von der Leyen presentó el pasado diciembre. Ambos reglamentos se basan en la premisa de que lo que es ilegal en el mundo físico también debe serlo online.
Breton le pide al presidente electo de EEUU, Joe Biden, que una fuerzas con la UE e inicie un "diálogo constructivo" con el objetivo de fijar principios coherentes para la regulación de los gigantes digitales a escala mundial.
Parler en España
La vida de la red social Parler podría ser efímera tras el apagón al que le han sometido Amazon y otros gigantes tecnológicos como Apple, desde cuyos dispositivos ya no se puede descargar. Sin embargo, el debate que este refugio de Trump y sus seguidores está provocando en todo el mundo ha llegado con fuerza a España.
El domingo, Santiago Abascal se convertía en el primer líder de un partido nacional que abría una cuenta allí, y lo hacía denunciando que "las 'bigtech' no pueden convertirse en policías globales del pensamiento". A juicio del líder de Vox, quienes ahora aplauden el cierre de cuentas, como las llevadas a cabo por Twitter o Facebook contra el presidente saliente de EEUU porque "Trump no les gusta", se terminarán arrepintiendo cuando descubran "que ya no son libres de opinar contra el poder y de que vamos de cabeza a un totalitarismo global dirigido por un puñado de oligarcas y multimillonarios privilegiados".
Además de Abascal, otros políticos españoles del PP y Ciudadanos decidieron antes abrirse perfiles en esa red social. Es el caso de la diputada popular por Vizcaya y líder in péctore de Nuevas Generaciones, Beatriz Fanjul, quien en declaraciones a EL ESPAÑOL asegura que se decidió a ello porque vio a otros políticos o expolíticos allí, como el exportavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, o el líder del partido naranja en Valencia, Toni Cantó. "Yo voy a cualquier red que sirva de altavoz a mi actividad, la gente joven está allí" señala Fanjul a este periódico.
Igualmente, Cantó decidió entrar a final de la semana pasada, "por curiosidad" relata, aunque considera "obvio" que hay en Parler un "sesgo ideológico" a favor de Trump y sus proclamas, las que llevaron al asalto al Capitolio. Sobre la clausura de las cuentas del aún inquilino de la Casa Blanca en las redes tradicionales, Fanjul asegura que se debe proteger el respeto en los mensajes pero afirma gráficamente que "Twitter no puede ser la nueva Constitución". Cantó señala que en esa red social actúa con impunidad alguien como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. "En las redes tiene que haber libertad de expresión y tiene que ser igualitaria" zanja Fanjul.
Aunque también es muy activo en las redes sociales, el expresidente de Baleares y eurodiputado de Ciudadanos, José Ramón Bauzá, asegura a EL ESPAÑOL que no se ha interesado en Parler por considerarlo "una cámara de eco" de "personas que no son de mi ideología" y que se dedicarán a "hablar entre sí".
Bauzá afirma que la virtud de las redes sociales, por el contrario, es el "debate y la confrontación de ideas". Aunque defiende el derecho de Twitter "como empresa privada" a cerrar la cuenta de Trump, asegura que "como liberal" no puede compartir que las ideas "se refuten con la censura". El eurodiputado naranja afirma además que puede ser un camino sin salida pues Trump, sostiene, tiene "músculo finaciero" para crear otra red social.
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