"Entraremos en una guerra comercial". El europarlamentario alemán Peter Liese, del Partido Popular Europeo y miembro de la CDU de Merkel, dejaba claro el abismo ante el que se encuentran la Unión Europea y el Reino Unido por el reparto de las vacunas de AstraZeneca contra la Covid-19. Un conflicto que llega con un pacto de libre comercio entre la UE y Reino Unido nacido hace poco más de un mes.
La empresa farmacéutica advirtió de que sólo podrá entregar 30 de los 80 millones de dosis programadas para el primer trimestre. Sin embargo, sí cumplirán su acuerdo con Reino Unido, administrándole millones de dosis por semana.
El Gobierno de Boris Johnson firmó un acuerdo con AstraZeneca tres meses antes del acuerdo de esta firma con la UE y en ello se justifican tanto la compañía como el Ejecutivo británico. Una lógica de el que primero llega se lo lleva que rechaza Bruselas, que ya pagó un adelanto de 336 millones de euros para un total de 400 millones de vacunas.
Este miércoles la UE exigió a AstraZeneca que, ante los problemas de producción en su planta de Bélgica, enviara las vacunas producidas en sus dos fábricas en Reino Unido. Bruselas esgrime que el contrato firmado abarca las cuatro plantas de la compañía (incluyendo una cuarta en Alemania), sin distinción. Una posición que choca frontalmente con la de la compañía y también con la del Reino Unido.
La Unión Europea ya advierte de contraataques. En declaraciones a Euronews, Peter Liese aseguró que "la única consecuencia posible será detener inmediatamente la exportación de la vacuna BioNTech", con el conflicto comercial que eso conlleva. Se enfrentan al dilema de ejercer restricciones a la exportación contra las que siempre han luchado.
El europarlamentario explica que los británicos están usando una vacuna de "alta calidad" y que no aceptarán ser tratados como "ciudadanos de segunda" por una empresa con sede en el propio Reino Unido.
El dilema de la UE
A la pugna con Londres y la farmacéutica, se suma una batalla entre los propios integrantes de la Comisión Europea. Por un lado están los más liberales, defensores de la exportación sin restricciones. Por otro, quienes defienden el camino proteccionista tomado por Estados Unidos, Israel y Reino Unido. Todos ellos recuerdan el ejemplo del año pasado con las mascarillas, cuando Alemania y Francia bloquearon las exportaciones para garantizarsde el suministro, hasta que la Comisión Europea dijo basta.
Entre los que optan por establecer restricciones está el ministro de Salud alemán, Jens Spahn, que lleva la voz cantante dentro del grupo que pide acciones más enérgicas.
Reino Unido ya ha reaccionado. El ministro de Salud, Matt Hancock, y el propio Johnson han pedido que no se levanten barreras, dicen confiar en que no haya bloqueos y poder trabajar de manera conjunta con la UE.
La UE exige a la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca que respete sus compromisos legales y "morales" y encuentre una solución para entregar las dosis de su vacuna firmadas. Este miércoles tuvieron una nueva reunión (la tercera) que concluyó con la comisaria de Sanidad, Stella Kyriakides, lamentando en Twitter "la continua falta de claridad sobre el calendario de distribución".
Tres días para decidir
La contienda vivirá un día clave este viernes, cuando Bruselas pondrá en marcha su operativo para afrontar la falta de vacunas que apunta ya el caso de AstraZeneca. Entonces se sabrá si abre una guerra comercial con restricciones a la exportación de las vacunas producidas en la UE. Ese mismo día la Agencia Europea del Medicamento (EMA) decidirá si aprueba la vacuna de AstraZeneca .
Fuentes del Gobierno del Reino Unido afirmaron a The Guardian que "solo después de que las instalaciones británicas de Oxford y Staffordshire hayan producido 100 millones de dosis para la población local, esas plantas podrían abastecer a otros países´".
La Comisión Europea, mientras tanto, está vigilando las aduanas con la sospecha de que las vacunas de la empresa fabricadas en Bélgica o Alemania estén siendo enviadas a Reino Unido.
Emergencia europea
Las emergencias de la Unión Europea en relación a las vacunas han quedado de manifiesto en el intercambio de golpes con AstraZeneca. La tercera ola de coronavirus está siendo especialmente cruenta en el Viejo Continente. Baste recordar que Alemania ha sumado casi mil muertos y más de 13.200 casos nuevos en un solo día o que sobre Francia planea la posibilidad de un tercer confinamiento.
Parte del problema con las vacunas han sido los retrasos por cuestiones regulatorias. La EMA ha tardado más que sus instituciones homólogas en autorizar las vacunas de la Covid. Con varias semanas de adelanto que hoy se antojan vitales, Estados Unidos y Reino Unido aprobaron los antígenos de Pfizer / Biontech y Moderna.
El caso más significativo es el de la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Hace un mes que el Gobierno de Boris Johnson permitió su comercialización. Pero en la UE, la EMA no decidirá hasta el viernes si da el visto bueno a este antígeno, el más barato y sencillo de fabricar si descartamos otros que han sido puestos en duda por la comunidad científica, como la vacuna rusa Sputnik V.
Es decir, que Estados Unidos y un Reino Unido post brexit ha tomado delantera en la campaña de vacunación. A todo esto hay que sumar otro inconveniente más: los problemas de fabricación de Pfizer en su planta de Puurs (Bélgica), que obligaron a dejar el suministro de dosis de la semana pasada en poco más de la mitad de lo previsto.
Batalla por la UE
En cualquier caso, la batalla por las vacunas es también la batalla por el futuro del proyecto europeo. Los Estados miembro acordaron que las compras se harían de forma conjunta, para toda la UE, y bajo la batuta de la Comisión Europea para ganar poder de negociación ante las farmacéuticas.
Por lo pronto, solo la Hungría de Víctor Orban se ha saltado este acuerdo para comprar dosis de la rusa Sputnik V. El Ejecutivo de Ursula Von der Leyen quedaría en una situación muy comprometida si otros países comunitarios rompieran el pacto y salieran al mercado a por vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca… y las consiguieran.
Con todo, algo de luz hay al final del túnel para la UE. Pfizer asegura que podrá incrementar y acelerar el suministro de la vacuna de la Covid en Europa en las próximas semanas. Además, Sanofi producirá unas 125.000 millones de dosis de este antígeno a partir del verano, mientras sigue desarrollando el suyo propio.
Además, la vacuna de Janssen, si prueba su eficacia (los resultados del ensayo clínico de fase III correspondiente se conocerán la próxima semana), se incorporará al catálogo de antídotos disponible a no tardar mucho. La compañía promete fabricar 1.000 millones de dosis en 2021 para un producto que aportaría una ventaja adicional: facilitaría la inmunidad con una sola dosis.
Mientras, el tiempo corre. Más allá de la pérdida de vidas humanas, los países europeos saben que los territorios que antes logren la inmunización y antes superen la Covid-19, antes iniciarán el camino de la recuperación económica. La Unión y el proyecto europeo no se pueden permitir perder esta carrera.
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