Después de que Austria decretara el confinamiento de su población, y de que Italia vetara las actividades de ocio a los no vacunados, ahora es el gobierno de Eslovaquia que, ante la escalada de contagios y el bajo porcentaje de vacunados, ha decidido decretar un confinamiento general de dos semanas.
"Se evaluará la situación en diez días, y si la situación permite una apertura, serán los vacunados y los curados los que se beneficiarán de ello", dijo en rueda de prensa el primer ministro eslovaco, el conservador Eduard Heger.
Eslovaquia, con una tasa de vacunación del 43% entre sus 5,4 millones de habitantes, tiene la mayor incidencia de contagio de coronavirus en el mundo, con una tasa acumulada en siete días de 1.296 casos por 100.000 habitantes.
"La defensa de la vida y de las personas es lo que ha determinado esta decisión", añadió el primer ministro.
Son casi 3.200 los internados en hospitales, un umbral que el ministro de Sanidad, Vladimír Lengvarský, calificó de "crítico" para la capacidad hospitalaria del país.
De esa cifra de internados, de los cuales 83% no están vacunados, 557 se encuentran en estado grave.
El confinamiento decretado hoy, que supondrá cierre de bares, restaurantes y lugares de ocio, y en el que sólo abrirán comercios y servicios de primera necesidad, no incluye a los colegios, al igual que sucede en Austria, donde también permanecen abiertos los lugares de culto.
Los colegios continuarán funcionando, aunque no se descarta un cierre en el caso de que se mantenga la tendencia de contagios, ha precisado el ministro de Economía, el liberal Richard Sulik.
Este cierre del país no será, pues, tan severo como lo aconsejaba un consejo de expertos que asesora al Gobierno, y que proponía tres semanas de confinamiento, incluidos el sector escolar con excepción de los jardines de infancia.
A partir de las 20.00 habrá toque de queda en todo el país.
En las empresas, todos aquellos no vacunados o curados tendrán desde el próximo lunes obligación de hacerse un test.