El clan Le Pen ya se ha desgarrado, y la traición ya es del todo definitiva. Marion Maréchal, nieta del líder histórico de la extrema derecha francesa, Jean Marie Le Pen, no va a apoyar a su tía Marine como candidata en las presidenciales de abril. Y este domingo 6 de marzo se ha unido a la campaña del rival de su tía, Éric Zemmour.
Tía y sobrina mantienen una relación difícil en la que los celos se mezclan con las diferencias ideológicas. “Es brutal, violento, difícil para mí”, declaró, con los ojos húmedos, Marine apelando a la fibra sensible de su sobrina. Marion afirmó “no querer reabrir fracturas familiares”. Pero uno de su fieles, Antoine Mellies, que se ha pasado ya al bando de Zemmour, no se anduvo con miramientos: “Lágrimas de cocodrilo, el numerito de Calimero de Marine le Pen no hará olvidar que ha purgado al 75% de los consejeros regionales y eliminado a todo el que dio un beso a Marion”.
Hasta la irrupción de Zemmour, Marine Le Pen figuraba en todos los sondeos como única rival del presidente de la República, Emmanuel Macron, quien lidera en intención de voto (24-25% en los cinco sondeos de febrero). Desde entonces la líder de Agrupación Nacional (RN) ha caído hasta el 14-18% viendo cómo las encuestas más recientes sitúan absolutamente igualada la expectativa de voto de la extrema derecha con Zemmour en el 12,5-14% y eso sin contar a la candidata de la derecha tradicional, Valérie Pécresse, ya en el 15,5-17%.
En este combate entre Macron y las tres derechas, la izquierda, dividida en cinco candidaturas parece resignada a ser mera espectadora. Sólo Jean Luc Mélenchon (La Francia Insumisa, aliada en Europa a Podemos) roza el 10%. Los franceses son los únicos europeos que eligen a su presidente por sufragio universal directo en una segunda vuelta a disputar entre los dos más votados en la primera.
A menos de dos meses de la cita con las urnas y con los sondeos tan apretados, que Marion se una a Zemmour puede ser fatal para Marine. El ex periodista lleva sumando desertores de la derecha homologada con el PPE y de la extrema derecha lepenista desde hace dos semanas. Busca con ello construir su unión de derechas que supere el “cordón sanitario” que margina a la extrema derecha. Quiere sumar a “la derecha patriótica”, conservadora, burguesa y euroescéptica, que siempre ha despreciado a los Le Pen (padre e hija) por falta de preparación y estilo.
A dos meses de la cita con las urnas, que Marion se una a Zemmour puede ser fatal para Marine
Marion tiene 32 años y espera un hijo de Vicenzo Sofo, eurodiputado italiano de extrema derecha. Tiene otro de una relación anterior. Marion es hija de la segunda hija de Jean Marie, Yann. Lleva el apellido de la segunda pareja de su madre, Samuel Maréchal, aunque su padre biológico fue Roger Auque. Su tía Marine asistió a su madre en el parto y acompañó la niñez sin padre de Marion.
En 2012 su abuelo la lanzó al ruedo político e hizo campaña con ella en el sur de Francia. A los 22 años obtuvo un escaño en la Asamblea Nacional mientras su tía Marine no logró el suyo en el norte por un centenar de votos. De nada le valió el 18% de las presidenciales previas que se jugaron entre el socialista François Hollande y el conservador Nicolas Sarkozy con victoria del primero.
Sobrina y tía van a recorrer caminos paralelos. Marion se proclama “católica solar”, “francesa de pura cepa”, cree en la teoría de la ‘gran sustitución’ (según la cual inmigrantes africanos y musulmanes van a sustituir a los ciudadanos blancos y cristianos) y predice que su campo no ganará sin “la unión de las derechas”.
Marine recupera el lema “ni de derechas ni de izquierdas” (lanzado en los 90 por el padre de Marion, Samuel Maréchal), se opone al conservadurismo en aras de un populismo soberanista. Descalifica a su sobrina por ”conservadora y ultra liberal”. Representan las dos almas de la extrema derecha: Marine, el nacional populismo y Marion (y Zemmour) la corriente reaccionaria e identitaria.
En el congreso del Frente Nacional de 2014, Marion encabezaba por mucho el voto de los militantes para el comité central pero Marine le negó una vicepresidencia y la humilló ofreciéndole las juventudes, cargo que la sobrina rechazó.
Marion se proclama “católica solar”, “francesa de pura cepa” y cree en la teoría de la ‘gran sustitución’
En las presidenciales de 2017, Marion permaneció fiel a Marine, que terminó segunda en la primera vuelta con 7,6 millones de votos, por delante del líder de la derecha homologada, François Fillon, y del candidato de la extrema izquierda, Mélenchon. Macron la derrotó en segunda vuelta (66/34) tras un debate que desnudó las carencias de la extremista.
Marion fundó entonces un centro de estudios políticos (ISSEP), asistió a la Convención Republicana, entabló relación con el líder húngaro, Viktor Orban y lanzó la Convención de la Derecha en 2019… donde la estrella fue Zemmour. A la conexión ideológica con la entonces figura mediática y hoy candidato se une la complicidad con la consejera (y amante) de éste: Sarah Knafo, 28 años. (Zemmour, 63, está casado y tiene tres hijos).
“Sarah es un amiga”, declaró a L’Express en septiembre pasado Marion. Fue en Budapest donde la sobrina de Marine acompañó a Zemmour a un encuentro con Viktor Orban. El presidente húngaro y hermano mayor de la cofradía de la extrema derecha europea de la que fue anfitrión Vox en Madrid el pasado 29 de enero compensó a la candidata Le Pen con un recibimiento de jefa de estado un mes después.
Pero que Marion viajara a Hungría con Zemmour cuando éste empezaba a ser incluido en las encuestas presidenciales fue un signo evidente. “Nos vemos con regularidad, nos hablamos, no tengo nada que ocultar pero, no estoy implicada estructuralmente en su campaña”, declaró Marion entonces.
Zemmour recorrió Francia presentando su último libro Francia no ha dicho su última palabra en actos multitudinarios para los que había que registrarse previamente, al igual que ahora en sus mítines. De las listas de best sellers a las encuestas, el hijo de judíos pobres huidos de Argelia fue la sensación de la pre campaña. Erosionó el suelo electoral de Marine Le Pen sin llegar a superarla. Por sus salidas de tono. Y por la resurrección de la derecha que parecía desquiciada en unas primarias interminables. La vieja formación gaullista, homologada por Nicolas Sarkozy con el PP europeo, hoy Los Republicanos (LR), encontró una candidata formidable en Valérie Pécresse, presidenta de la región parisina.
La militancia de LR perdió hace tiempo su franja centrista y europeísta, seducida por Macron. Y así un 47% de sus simpatizantes ven con buenos ojos alianzas con la extrema derecha, +14 puntos en relación a hace un año (sondeo Kantar Public para Le Monde de enero). Este estudio sobre la imagen de Le Pen y Zemmour aporta detalles interesantes. Entre ellos, la fortaleza de Le Pen entre los obreros y el déficit de Zemmour entre las mujeres, debido seguramente a su beligerancia contra el feminismo.
Los fieles a su tía han filtrado que, en realidad, Marion está negociando su puesto en la dirección de la campaña de Zemmour, sueldo incluido
De ahí la importancia del apoyo de Marion Maréchal a Zemmour. No sólo es una Le Pen, sino una mujer joven, con buena formación e ideas muy conservadoras. Muy fino tiene que hilar Pécresse para no perder a ese 40% de su electorado que preferiría a Zemmour antes que a Macron como presidente de la República.
Crítica con las renuncias de su tía sobre Europa (ahora acepta el euro) y la ley de bioética. Elogiosa con “los progresos de Zemmour, su tono y su seriedad”. Dice “no lamentar nada” de su pasado militante pero le tira una pulla a su tía: “Sé lo que son siete años de disciplina de partido, lo malviví”.
Los fieles a su tía han filtraron hace semanas que estaba negociando su puesto en la dirección de la campaña de Zemmour, sueldo incluido, así como una circunscripción segura en las legislativas que seguirán a las presidenciales. También la acusan de incumplir su palabra de apoyar al mejor situado en las encuestas.
Ella se defiende: “No sé quien es el mejor situado: Zemmour tiene mayor margen de progreso entre las clases populares y los abstencionistas que Marine Le Pen entre las clases superiores”. Es decir que la cabeza de Marion se decanta por el rival de su tía. Pero su corazón duda. Porque no quiere “recrear fracturas familiares”.
El jefe del clan, Jean Marie Le Pen, declaró: “Por supuesto que apoyo a mi hija, que es la candidata del partido”. Aunque admitió: “Tengo simpatía por Éric. No hay problema”. Y despreció las deserciones de varios cargos del RN hacia el candidato rival: “La traición es un hábito en política”. Remató con una reflexión sobre las dudas de su nieta: “Es normal que haya divergencias. Lo que es lamentable es que eso suceda en plena campaña electoral. Comprendo que Marine esté alterada. Las pasiones derrotan a la razón”.
El patriarca, que fue apartado del partido hace años por su propia hija, hizo estas declaraciones a finales de enero a la cadena de televisión LCI. Días después de pronunciar aquellas palabras, tuvo problemas de visión en la cena y terminó ingresado en el hospital por un derrame cerebral. A sus 93 años, aunque goza de buena salud, las tensiones familiares no son sanas.
Si, según un proverbio chino, “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, imagínense hasta qué punto puede afectarle a usted un cisma en la familia que es el núcleo de la extrema derecha del país vecino desde hace decenios. Sobre todo si es determinante en una campaña electoral donde los dos candidatos de la extrema derecha suman casi un tercio del voto.
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